Antihomenaje a Cristóbal Colón
Mario Lamo Jiménez
Cristóbal Cartón y sus 40 piratas
Cristóbal Cartón
y sus 40 piratas
navegaron
por un mar de natas,
entre más navegaba
y navegaba
menos sabía don Cartón
por dónde andaba.
Un día, una isla rara
golpeó a don Cartón y
a sus piratas en la cara.
"Tierra en la vista",
gritó Cartón,
sacándose de un ojo
un terrón.
Cuando andaba perdido,
Cartón fue descubierto
por un grupo de nativos
que en su idioma dijeron:
"Bienvenido".
Cartón que no sabía
nada de modales
ni de geografía,
no contestó el saludo.
Tan sólo escribió en su diario:
"Llegué a la China,
estoy seguro,
la isla donde saltan los canguros".
Y en una isla de chocolate,
plantó Cartón su bandera pirata
y se robó así,
de la forma más sencilla,
todo un continente,
una luna de cacahuate
y dos mares de mantequilla.
"Agarren a Cartón
y a sus 40 ladrones",
gritó un loro,
"me ha robado las plumas
y a los nativos el oro".
Don Cartón, el pirata
no tuvo decoro,
exterminó a los nativos
y hasta mató al loro.
Devuelto a España encadenado
Cartón, el pirata deliraba,
"Soy dueño del tesoro,
de mares de esmeralda
y de montañas de oro".
Cristóbal el pirata,
cabeza hueca
y corazón de lata
murió sentado en una silla.
Una pierna la enterraron
en una isla americana
y la otra
la enterraron en Sevilla.
Dónde están hoy todos sus restos,
a ciencia cierta no es sabido,
Don Cristóbal, el pirata
aun después de muerto
anda perdido.
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