El mal sin retoques...¿será ésta la próxima fruta podrida que caiga?

 


Burgueses

No me dan pena los burgueses
vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.
Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.
Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.
Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.
Pienso en mis largos días.

Nicolás Guillen

 

EN ESTA HOJARASCA

Nuestra tienda global

Mario Lamo Jiménez: ¿La caída del imperio del mal?

José Eduardo Jaramillo-Zuluaga: Formas violentas

Se acabó dictadura de las casas editoriales

 

 
ENLACES DEL MES:
 

  • Ejemplar #15, octubre-noviembre de 2005   

     

    Poesía que protesta

     

    El combate supremo

    Eduardo Gómez

    De la avaricia que destruye el esplendor azul del planeta
    Del estruendo genocida de las guerras de conquista
    De los hombres blancos predestinados por dios
    Del rebaño que bala en las iglesias cómplices
    Del pueblo arrodillado en reclinatorios de piedra
    De las elecciones libres donde se negocian votos y resucitan los muertos
    De los pueblos bestializados por la desesperación del hambre
    De los técnocratas del crimen que administran las masacres
    De los ghettos donde sangran muchachas maquilladas
    De las familias distinguidas que usufructúan la tortura
    De las pálidas máscaras que bailotean en los clubes
    De la belleza que encubre el veneno y el puñal
    De las flores de azufre en los ámbitos del vómito
    De los jóvenes castrados que alardean con sus músculos
    De los hambrientos de amor que van de puerta en puerta
    sin poder hacer valer su masoquista nobleza
    Del talento apasionado, bloqueado por los “hombres prácticos”
    De ese todo abrumador
    De tanto…
    Surgieron ciudades de cemento y multitudes anodinas
    y las hordas de zombis que estrangulan el canto.
    El corazón de todos quedó para siempre herido
    y la alegría y la amistad se tornaron exóticas
    para ese hombre violentado y por dentro escindido.
    El paraíso está en torno pero ellos, ciegos, lo mancillaron
    o poseídos por mezquina ambición lo aniquilaron.

    No obstante el plasma sagrado seguirá vivificando
    y multitudinarios coros desbordarán los estadios
    disciplinarán su energía y fundarán nuevas ciudades.
    Volveremos a retozar en los ríos azulados
    y a nadar perezosamente en los piélagos plateados
    de los mares poblados por gérmenes vitales.
    Las ciudades surgirán entre el verdor y el canto
    de pájaros, fuentes y fábricas mecanizadas
    el poeta será líder de multitudes humanizadas
    y las mujeres sabrán hacer más matizado el diálogo
    y más rica la fascinante aventura de la infancia.
    Ya millones acceden a un amor magnificado
    que conquistan a diario en un combate sabio
    con la fuerza lujuriosa que se sublima en sapiencia
    y que viene de esa divina gracia que los niños irradian.
    Ese amor todavía disperso llegará a ser potencia
    cuando se esfume el amor mezquino y lo reemplace
    un combativo amor que incluya al marginado
    y que es otra vez la noble locura del que desafía dioses
    y sabe asumir la criatura en su argamasa de sangre.

    Desde ahora avizoro la noche primitiva y pura
    en donde ya alienta la semilla escondida y madura
    que se desplegará radiante para lozanos jardines.
    Ahora creo que la realidad más profunda es la utopía
    y su visión oceánica hecha de lejanías.
    La nueva edad de oro sonríe entre nieblas aurorales.
    Una esperanza que renace con el canto de las aves
    sobre ruinas humeantes y la tierra manchada
    como premio a la paciencia del luchador que madruga.
    Una vida más alta echa raíces al borde de los abismos
    y el llanto del recién nacido hace circular su sangre.
    Si no podemos luchar por una hermosa utopía
    pronto nos consumirá la tediosa misantropía.
    Pero esa edad no será de Oro sino de amor activo.