Bogotá, 9 de abril de 1948, empiezan los asesinatos sistemáticos de líderes populares a manos de las oligarquiCIAs locales.

 


QUINIENTOS AÑOS DE DISTANCIA

Nos une el idioma,

pero nos separan las palabras,

nos une la raza

pero nos separa el color de la piel,

nos unen los ideales

pero nos separan las ideas,

nos une la herencia

pero nos separa lo heredado,

nos une la geografía

pero nos separan las fronteras...

 

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  • Ejemplar #10, junio de 2005   

     

    Las contradicciones del Tío Sam

     

    JuanB Puebla

     

    "Si esto fuera una dictadura, esto sería más fácil, siempre que yo fuera el dictador".

    George W. Bush 18/12/2000

    Cuando el mundo escuchó estas palabras, nadie sospechó que resultarían casi proféticas. Los Estados Unidos se parece cada día más y más a una dictadura. Después de las elecciones, en las cuales George W. Bush perdiera el voto popular y obtuviera el poder gracias a la confabulación entre la maquinaria electoral de Florida y la Corte Suprema de Justicia, el partido republicano fue muy enfático en afirmar: “Este país no es una democracia, es una república. Aquí el pueblo nunca ha elegido directamente a sus gobernantes”. Contradicción número uno: El país que se proclamaba la Atenas de las democracias modernas anunciaba que lo de la democracia sólo era un asunto opcional, alterable según sus propias conveniencias.

    George W. Bush estaba teniendo un gran problema para convencer al pueblo de su legitimidad como presidente. Un consorcio de medios noticiosos se aprestaba a publicar los resultados reales de las elecciones del 4 de noviembre de 1999, tras meses de meticuloso recuento de votos. Sin embargo, los sucesos del 11 de septiembre le cayeron a Bush como anillo al dedo para obtener la legitimidad que todo el mundo ponía en duda: El consorcio de recuento suspendió indefinidamente la publicación de los verdaderos resultados, ya que no era conveniente que el pueblo norteamericano y el mundo los conocieran bajo las presentes condiciones. Contradicción número dos: La tan cacareada libertad de prensa está sujeta a la mordaza que impongan los designios geopolíticos de turno del gobierno norteamericano.

    George W. Bush promete hacer un “nuevo tipo de guerra” para hacer desaparecer el terrorismo de la faz del planeta tierra. Sin embargo, los Estados Unidos lleva apoyando por más de medio siglo a organizaciones terroristas estatales y paramilitares por fuera de los Estados Unidos en sus llamadas guerras sucias desde Argentina hasta Afganistán, pasando por Chile, Congo,  Cuba...y demás letras del alfabeto de países cuyos gobiernos han sido derrocados, interferidos, sobornados y bombardeados. Contradicción número tres: El centro mundial del terrorismo se halla en el corazón de los Estados Unidos y se llama Agencia Central de Inteligencia (CIA). Osama bin Laden fue una creación suya, lo mismo que el Talibán; peones en la guerra contra la ex Unión Soviética, abandonados a su suerte en una cruel guerra civil y ahora que se vuelven contra su creador los Estados Unidos “descubre” que son la fuente mundial del terrorismo.

    El “nuevo tipo de guerra” resulta ser la misma vieja guerra de antes, pero llena de maquillaje. Bombardeos hasta pulverizar las defensas del supuesto enemigo, guerra psicológica para convencer al mundo de que están peleando contra el mismo Satanás, uso de armas ilegales, incluyendo las llamadas bombas de racimo (cluster bombs) las cuales fueron usadas en Laos, Vietnam, y Yugoslavia y que han sido condenadas como armas inhumanas ya que no solamente matan o dejan a la gente incapacitada, sino que muchas veces no explotan y convierten al país atacado en un verdadero CAMPO MINADO, donde años después continúan causando víctimas entre la población civil. Contradicción número cuatro: La nueva guerra es la misma guerra de siempre.  Los Estados Unidos desde su derrota en Vietnam sólo pelea guerras que de antemano sepan que van a ganar; guerras en las que el enemigo no puede defenderse, tal como la de Irak y ahora la de Afganistán.

    Los medios de comunicación y el gobierno norteamericanos tratan de explicar el atentado de septiembre 11 desde una perspectiva que de por sí es un atentado a la inteligencia humana. Por ejemplo, Dan Rather de CBS afirmó en un programa de televisión que las personas del Medio Oriente “se sienten los fracasados del planeta, aunque nunca lo admitirían. Ellos ven que nosotros lo poseemos todo y que en todo ganamos. Se dan una mirada y piensan:  'deberíamos ser un gran pueblo pero no lo somos'. Esto los enloquece. Ellos nos odian por ser quienes somos y lo que somos". Por su parte, Bush en su discurso de septiembre 20 ante el Congreso afirmó: “Ellos odian nuestras libertades – nuestra libertad de religión, de expresión, de votar de reunirnos y de estar en desacuerdo entre nosotros mismos”. Contradicción número cinco:   Los Estados Unidos se niega a explicar las raíces  del mal y en vez de tratar de entender que el sentimiento antinoartemericano a través del mundo tiene que ver con su política exterior, insiste en insultar a sus víctimas. Las supuestas “libertades” que Bush afirma que los demás odian cada vez están más erosionadas en los Estados Unidos. Tomemos por ejemplo “el derecho al voto”,  libertad que de hecho fue negada a los negros de la Florida cuando sus votos fueron anulados sumariamente a través de registros electorales amañados donde los clasificaron como criminales y les impidieron votar, a sabiendas de que los negros votan en su mayoría por los demócratas y que esto le daría la elección a George W. Bush. La libertad de expresión en los Estados Unidos actualmente ha sido reemplazada por la censura o la autocensura. El gobierno le dice a la gente “cuidado con lo que dicen” y los periodistas o profesores que se han atrevido a criticar la política exterior norteamericana han sido despedidos de sus cargos.

    George W. Bush en su campaña electoral afirmó que su gobierno se basaría en lo que el denominó “conservatismo compasivo”, en otras palabras dijo que la falta natural de compasión de los republicanos era ahora asunto del pasado y que su gobierno sería diferente. Contradicción número  seis: Si compasión es que el país más poderoso de la Tierra bombardee al país más pobre del planeta asesinando a sus habitantes o exponiéndolos a morirse de hambre, entonces Hitler también demostró el mismo tipo de compasión para con los judíos. Las palabras de George W. Bush probaron ser tan sólo retórica electoral carente de contenido.

    Para añadir más misterio a esta novela de espionaje en que se ha convertido el ataque del 11 de septiembre, se ha sugerido que la CIA sabía de antemano del atentado, ya que una firma de la cual el actual director de la CIA fue director hasta 1998, hizo transacciones poco usuales con acciones de United Airlines, de manera que indica a los investigadores que tenía conocimiento de que algo estaba por pasar.  Contradicción número siete: Si la CIA supo de antemano del atentado, ¿por qué no lo evitó? ¿Sería acaso que el atentado le era conveniente a George W. Bush para impulsar su agenda de extrema derecha a nivel mundial?

    Los Estados Unidos asegura que ésta es una “guerra de autodefensa” según el artículo 51 de las Naciones Unidas. Contradicción número ocho: Dicho artículo sólo permite la autodefensa si hay un ataque continuo o inmediato pero hasta que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tome los pasos para proceder legalmente. Según esto, la guerra de los Estados Unidos es ilegal ya que dicho país se pone por encima de las Naciones Unidas y de la ley internacional.

    Y la contradicción final, aunque no la última: Los Estados Unidos exige que la gente se alíe con ellos o con los terroristas, suprimiéndole al mundo de un solo plumazo la más elemental de las libertades: El derecho a elegir, así sea la neutralidad. Desde su perspectiva maniqueísta los Estados Unidos parece ignorar el hecho de que haya gente que ame la paz y que esté por una salida jurídica y negociada a los conflictos mundiales y no por medio de la guerra, proclamando de hecho que está por encima de la ley internacional y que hará justicia por su propia cuenta. Los Estados Unidos se ha declarado en una guerra perpetua y quiere arrastrar a la misma al resto del planeta. No obstante, el verdadero conflicto no es entre terrorismo y democracia sino entre injusticia, pobreza, repartición desigual de recursos, imposición de políticas acomodaticias, explotación descarada de los recursos naturales de otros países, por una parte,  y la hegemonía impuesta por las compañías multinacionales quienes se han tomado el derecho a gobernar el planeta  a través del proceso de mundialización, por la otra.

    En resumen, los Estados Unidos está peleando dos guerras, una con armas y otra con palabras. Su guerra con palabras es una gigantesca guerra psicológica para convencer al mundo de que su enemigo pelea porque odia la libertad y de que los Estados Unidos es el superhéroe altruista de las tiras cómicas dispuesto a defender el honor, la vida y la honra de los habitantes de la metrópolis norteamericana. Sin embargo ésta explicación simplista y errada del mundo será una píldora difícil de tragar para el resto de la humanidad una vez que las bombas empiecen a estallar en el resto del planeta.

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