El pesimismo, una filosofía
Édgar Bastidas Urresty
Jean Lacoste, filósofo francés publicó su libro "La philosophie Aujourd'hui" (La filosofía actual), París Ed. Maurice Nadeau, en forma de crónicas, que reúne treinta artículos escritos originalmente para la Quinzaine littéraire, en los últimos 25 años.
El autor se propuso señalar y explicar las tendencias de la filosofía contemporánea en Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos y Francia, a partir de los autores y obras más representativos.
En la filosofía de lengua alemana destaca a Husserl, Jan Patocka (checo) a Nietzsche, Kant, Habermas, Cassirer, Wittgenstein, Hegel; en la anglosajona a Léo Strauss, Popper, Searle, John Rawls, Richard Rorty, John Stuart MilI, S. Cavell y Ptunam.
Lacan, Koyré, Jules Vuillemin, Jankélévitch (polaco), Paul Ricoeur, Derrida, Simone Weil, Deleuze, Althusser, Sartre, Jacques Bouveresse, representan a la filosofía francesa. El autor señala que se trata de un pensamiento vivo, en cierto modo unitario aunque no muy fácil de aprehender. Al final del libro llama la atención un trabajo sobre el pesimismo como filosofía. Lacoste introduce al lector en un pasaje de Edipo en Colona de Sófocles citado por Schopenhauer en su libro El mundo como voluntad y como representación, según el cual no vale nacer cuando ha terminado "la dulce inconsciencia" de la niñez y la vida se ha convertido en un sufrimiento.
El pesimismo, el dolor, es el que vive Job ante el problema del mal que no sabe explicarse y ante el cual sólo cabe la resignación y la fe en Dios. Esta actitud contrasta con la angustia y la crisis religiosa de Pascal en 1654 cuando escribe Memorial y habla de la finitud del hombre, de Dios como un ser oculto, cuya voluntad no conocemos. La fe se convierte en él en un pari, una apuesta o decisión libre ante el desconocimiento de la existencia y los designios de Dios.
Pero el pesimismo, prosigue el autor, es liberador, se asume como protesta "melancólica o prometeica, dulce o sacrílega" contra el dolor físico y moral, contra el mal que se vive en carne propia.
Para que el hombre trate de superar esta dura y en muchos casos traumática experiencia, la filosofía intenta su reconciliación con el "orden del mundo". ¿Pero si la religión se considera como algo exterior a lo humano se le podría hacer el mismo reproche a la filosofía?
Lacoste hace otras consideraciones para señalar que si la queja se convierte en melancolía "romántica o postmoderna y en filosofía, en pesimismo", ¿no perdería su originalidad?
En estas reflexiones no podía faltar Voltaire quien crea a Cándido como encarnación del optimismo, novela en la que se plantea el mal físico y moral y muestra que no vivimos en el mejor de los mundos.
La visión kantiana
Kant en principio es pesimista, admite la existencia del mal y la malicia como características de la condición humana. Para él Dios es inalcanzable. Consciente de las limitaciones humanas propone la razón como una voz individual y simple, a la manera de Job para afrontar la desesperanza, impedir el suicidio y comprender los fines últimos.
El valor de la vida no consiste en lo que a cada hombre le asigne la suerte sino en lo que hace. El sufrimiento no es algo negativo sino el acicate para obrar y luchar contra la inacción.
La visión nietzscheana
Nietzsche explica la oposición radical entre la tendencia que condena el instinto como degeneración de la vida (el cristianismo, Schopenhauer, Platón, el idealismo) y lo que hace posible "la plenitud y la abundancia", el sufrimiento, el mal y la injusticia, la vida problemática y extraña. Esta antítesis es menos grave que la que opone a los filósofos del coraje y la lucidez (los estoicos, Spinoza, Hume, Kant) a los que aseguran que la tristeza es fruto de la desesperanza.
La libertad en Kant y en Nietzsche
La libertad para estos dos pensadores es el bien supremo, lo que le da dignidad y sentido a la vida. El hombre debe obrar por sí mismo y no buscar razones de consuelo en la desesperación, en la voluntad divina o en la naturaleza.