Estamos ante un colapso planetario: Todos somos chigüiros
Mario Lamo Jiménez
Ante la tragedia ecológica que se nos vino encima, a los ojos del gobierno ¡todos somos chigüiros! Observen el mapa de Colombia, a través de los siglos lo desmembraron: Una pierna en el Amazonas, un brazo en Panamá, un costado en Centro América y ahora, hasta la sangre del mar Caribe se la chuparon con el embudo de la injusticia de la CIJ para dársela a Nicaragua. Miren un mapa de nuestros subsuelos, selvas, llanos y montañas: Las multinacionales se están llevando nuestra geografía, ya sea como carbón o como petróleo y a nosotros nos quedan el hueco, el desierto, la deforestación y la sequía.
Si voltean la vista a la Guajira y se topan con El Cerrejón, verán un río Ranchería contaminado por los desechos de las minas de carbón, especies desaparecidas, desplazamientos forzados de la población a lugares carentes de agua potable. La explotación del carbón es una gran fuente de contaminación y de degradación ambiental… pero, ¿a dónde va a parar la mayoría de ese carbón? A calentar los inviernos Europeos… el 94% de los 94 millones de toneladas anuales de carbón que produce Colombia es exportado a Europa, en su mayoría, y en parte a los EE. UU. Seguimos como en épocas de la colonia, llenando barcos, esta vez de oro negro sin que al país le quede nada, fuera de la contaminación ambiental y el desastre ecológico de convertir las montañas en desiertos. Al otro lado del mar, tampoco les va bien quemando carbón, Europa y los EE. UU. se están contaminando, y al planeta a la vez con los combustibles fósiles BARATOS que sacan de Colombia.
Si a esto le unimos la tala indiscriminada de árboles, más minas de carbón, oro, y la explotación del petróleo, el panorama del país es escalofriante. La muerte de los chigüiros en el Casanare fue el presagio de lo que nos espera a todos: Para el gobierno colombiano y las oligarquías, ¡todos somos chigüiros! O sea, todos somos desechables… La del Casanare fue una tragedia anunciada… verano, calentamiento global, petroleras contaminando y robándose el agua para inyectarla a sus pozos y sostener la producción, explosiones que afectan las capas terrestres y hacen que el agua superficial desaparezca, cultivos intensivos de arroz, de palma… La ministra del Medio Ambiente y la directora del Humboldt, encubren ambas la realidad: “Solo se murieron 6 mil chigüiros”, dice la una; “Es normal que haya una gran mortalidad de fauna silvestre, es normal ver los peces muertos, los chigüiros muertos”, dice la otra. Sin embargo, la realidad es muy diferente, ya que si los números de animales muertos no importan, y si además la muerte es lo normal, lo mismo se puede aplicar al resto de la población, ya que los seres humanos muertos por la minería en la Guajira y en cientos de minas del país, tampoco cuentan, son solo una estadística más.
Pero, ojo, que nuestros gobernantes son solo títeres de poderes mundiales, de compañías multinacionales, de ejércitos poderosos y de banqueros inescrupulosos. Las estadísticas no mienten: Las 500 millones de personas más ricas del planeta producen el ¡50% de la contaminación mundial!
El 80% del consumo mundial lo hace el 20% de la población más rica del planeta. Al 80% restante de la población, solo le tocan los sobrados. Los tres billones más pobres, ¡solo producen el 6% de la contaminación!
El calentamiento global ya está aquí, y sabemos qué lo está causando: la quema de combustibles fósiles desmedida en autos, fábricas y plantas generadoras de energía, cuyos causantes principales son China y los Estados Unidos, seguidos por Europa, Rusia, India y Japón.
Más que los países, los verdaderos contaminadores son 90 compañías multinacionales, y, ¿saben cuál es su negocio? Extracción de carbón, petróleo y producción de cemento (de las 90, 56 producen gas y petróleo; 37, carbón y 7, cemento)… Las mismas industrias que están acabando con el medio ambiente en Colombia, las cuales además de producir enfermedades y muertes por contaminación, también producen otro tipo de muertes. Las multinacionales en Colombia, como la Drummond, han sido acusadas de vínculos con paramilitares para asesinar sindicalistas que exigían reivindicaciones laborales. Ver:
http://ciperchile.cl/2012/02/23/el-millonario-y-oscuro-negocio-del-carbon-auge-y-miseria-en-el-cesar-colombiano/
Los 500 millones más ricos del planeta están contaminando las aguas, acabando con los glaciares, deforestando los bosques y en el camino, ¡acabando con la posibilidad de que este planeta siga albergando vida! Pero no, no habrá que esperar al año tres mil para ver los resultados. Los científicos predicen que a la vuelta de este siglo empezará el cataclismo global, el cambio climático hará invivible los trópicos, los más pobres tratarán de migrar al Norte, donde grandes ejércitos los esperarán como invasores y con muros gigantescos que les cerrarán el camino. Las predicciones son apocalípticas, habrá guerras por agua y por comida; los más pobres serán los más afectados y morirán en un pozo seco de recursos, al igual que los chigüiros. Solo serán “3 mil millones de muertos más” o “una mortalidad normal”, siguiendo la lógica de nuestros “expertos” en el medio ambiente.
Estamos a la puertas no solamente del genocidio más grande que haya vivido la humanidad, sino de todo un “planeticidio”, porque no importa lo que hagan los 500 millones más ricos, a ellos también les llegará su turno, por eso la NASA misma ha predicho en un estudio (http://actualidad.rt.com/ciencias/view/122596-nasa-civilizacion-colapso) que habrá un “colapso de la civilización”. Tal como colapsaran los romanos o los mayas, la civilización industrial habrá sobreusado los recursos de la tierra, talado los árboles y agotado las fuentes hídricas, mientras que los océanos se acidifican, sube de nivel e inundarán cientos de ciudades costeras… basta con ver los mapas de proyecciones de National Geographic:
http://www.antena3.com/noticias/ciencia/asi-quedara-mapa-mundo-calentamiento-global_2013110600913.html
La Florida quedará bajo el agua, lo mismo que Manhattan, la costa de California desaparecerá del mapa. Nicaragua ya no necesitará de ningún canal interoceánico, pues será partida en dos por las aguas. Cartagena, Barranquilla y Santa Marta reposarán bajo las aguas, y el mar entrará hasta ¡Cali!, que será borrada también del mapa. Europa será irreconocible, con la mayoría de sus grandes ciudades costeras sumergidas bajo el agua…
Los cambios climáticos que estamos observando ahora mismo, son el preludio de la catástrofe que se avecina: inviernos desbocados fuera de época o grandes sequías, nevadas donde antes no nevaba y desaparición de los nevados o glaciares. Cosechas enteras perdidas, complejos sistemas biológicos y alimentarios completamente interrumpidos, extinciones en masa, y algo que los científicos calladamente han predicho: Con la pérdida de los glaciares, algunos volcanes, que eran enfriados por las capas de nieve, entrarán en actividad para añadirle más terror a la hecatombe.
Con dos grados centígrados más que se caliente el planeta estaremos a un punto de no retorno y la verdad es que estamos haciendo todo lo posible para conseguirlo. Como si se tratara de malvada competencia para apuntarle al exterminio, las grandes compañías petroleras siguen extrayendo hasta la última gota de petróleo de la madre tierra, utilizando cada vez métodos más contaminantes, como el “fracking” que consiste en inyectar agua para sacar petróleo y en el proceso contaminar el agua, agotarla y sacar más combustible para seguir quemando el planeta.
La llamada “Locomotora Minera” es más bien la “loco-motora-arrasadora”, hagan de cuenta una gigantesca motosierra, que en vez de talar árboles parte en dos las montañas, usando métodos de extracción venenosos de materiales que se envían a los puertos en trenes que siembran la muerte a su paso, y una vez en los muelles, con los “accidentes ambientales” como los de la Drummond, contaminan los mares. Con nuestros propios ojos estamos contemplando la destrucción del planeta SIN alterar ningún hábito que forme parte de esta cadena y SIN exigir a nuestros gobernantes que detengan esta locura colectiva.
Según un informe de ABColombia, “Además de conceder el mayor número de permisos de explotación minera en la historia de Colombia, la administración del Presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) también aprobó condiciones de inversión más favorables para las empresas multinacionales. En la urgencia por convertirse en un “país minero”, el gobierno no sólo sobrecargó las instituciones existentes sino que también falló en poner en marcha mecanismos de gobernabilidad sólidos para la protección de derechos, el amparo de áreas ecológicamente sensibles y la recaudación de ingresos.” Para completar, ¡Uribe redujo las regalías para aumentar las gananacias de las multinacionales!
Esta misma semana, Corpoboyacá le quitó la licencia de extracción de carbón a la compañía Carboandes por los grandes daños ambientales que estaba causando. Sin embargo, las compañías mineras y petroleras siguen al ataque: Babosean ante la vista de combustibles fósiles, ¡son grandes fortunas en los bolsillos de unos pocos billonarios!
Todos somos chigüiros
Así como estaba predicha la muerte de los chigüiros, nuestro propio exterminio también está predicho. Los chigüiros no pudieron defenderse: Son animales y no votan, no tenían medios de comunicación para avisarse que tenían la muerte encima y jamás se organizaron contra todos aquellos que estaban destruyendo su medio ambiente y sus fuentes de agua, ¡jamás fueron conscientes de la muerte que se les avecinaba!
Si disponemos de más mecanismos que los chigüiros para comunicarnos y para prever lo que nos puede ocurrir, la pregunta es, ¿por qué estamos actuando como chigüiros? Y, ojo que no se trata de culpar a las víctimas, los chigüiros no tenían manera de enterarse de su muerte anunciada. Nosotros, sí. Pero, ¿qué estamos haciendo para no ser las próximas víctimas? ¡Muy poco o absolutamente nada! Lo que es más, de poder los chigüiros haber hecho algo, los habrían reprimido por “subversivos”. Los habrían exterminado como se exterminan partidos políticos en este país.
Sin embargo, los chigüiros, a diferencia de nosotros, no andaban en autos o buses, no consumían grandes cantidades de alimentos, ni devoraban a otras grandes especies, como vacas, cerdos, ovejas, aves de corral ¡por millones! En fin, ellos no estaban destruyendo su hábitat, nosotros sí, destruimos el nuestro y el de TODAS las especies del planeta, somos unos ecocidas y “animalicidas” a escala mayor. Todas las especies del planeta compartiremos el mismo destino... a menos que… a menos que nos organicemos, detengamos el consumo de combustibles fósiles, exijamos energía limpia, busquemos fuentes de energía alternativa, no contaminantes, tengamos organizaciones de la sociedad civil que hagan funcionar esta democracia de papel, donde todas las leyes se acomodan para justificar las acciones políticas de los gobernantes de turno. En resumidas cuentas, estamos gobernados por nuestros futuros asesinos, quienes en complicidad con bancos, multinacionales y ejércitos, estás dispuestos a deshacerse de nosotros, porque para ellos, somos tan desechables como los chigüiros… ¿será que pasaremos a la cámara global de gas y a los hornos crematorios como los judíos, cuando sabíamos con anticipación lo que está pasando?
Por favor, mírense al espejo antes de sacar su auto del garaje sin necesidad, antes de ir a comprar cosas superfluas e innecesaria y de manejar solos en un auto, en un trancón con cientos de personas como ustedes, trancadas en la misma parte pero sin la iniciativa para unirse y en vez de sacar cuatro carros por la misma ruta, sacar un solo carro con seis ocupantes… Pero la lucha local tiene que ser global, por mas esfuerzo que hagamos aquí, si China, Estados Unidos y Europa continúan en su “loco-motora-arrasadora” no hay nada que detenga esta catástrofe. Hay que pedir a nivel mundial que se golpee la billetera de todas las multinacionales, que no tengan incentivos para talar árboles, destruir montañas, construir monstruos. De la misma manera que el calentamiento es global, ¡la lucha es global! ¿Cuánto le cuesta a Colombia el calentamiento global! ¡Hay que sacar las cuentas y pasárselas a los causantes de las mismas. Son miles de millones de dólares. De la misma manera que los poderosos ponen sanciones a los países que no siguen sus derroteros al pie de la letra, nosotros, el resto de la humanidad y por nuestra propia salvación debemos poner una sanción a las compañía multinacionales NO comprando sus productos NO usando sus sistemas bancarios NO regalándoles más ganancias para que las reinviertan en nuestra propia destrucción.
Piensen, estamos pagando a nuestro propios verdugos para que nos ejecuten, mientras ellos se construyen búnkeres y almacenan comida, porque ellos SÍ tienen derecho a sobrevivir; nosotros no, todos somos desechables, todos somos chigüiros… a menos que… y ustedes ya saben la respuesta.