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Número 21, Agosto 15 de 2014

 

 

Instrumento de paz

 

"Frenar, menoscabar o, incluso, acabar con un instrumento de paz como es la Escuela de Música de Villa de Leyva sería un crimen contra la paz."

 

 

 

 

Enrique Santos Molano

 

¿Queremos paz? Tenemos que combinar todos los instrumentos y herramientas que nos conduzcan a ella. El Gobierno y la guerrilla de las Farc van a firmar en La Habana tratados que pondrán fin al conflicto bélico de setenta años, y en el cual las Farc actúan desde 1964. Muy bien. Habrá alto el fuego, los fusiles dejarán de escupir sus babas fratricidas y se cerrará un largo y sangriento capítulo de la historia colombiana, que será denominado ‘la guerra de los veinticinco mil días’. Mucha tela tendrán para cortar los futuros investigadores de la historia; pero el cese del fuego no es la paz. La paz comenzará a construirse a partir del silencio de las armas.

Ahí entrarán en acción los diversos instrumentos que nos permitirán a los ciudadanos de Colombia edificar una paz sólida y estable. Uno de esos instrumentos es la música. La música no como simple espectáculo comercial, ni como exhibición de talentos particulares al servicio de empresas disqueras o de grandes negocios musicales. Sino la música como ejercicio cotidiano, como elevación del espíritu de cada quien, como acendramiento de las impurezas que la misma vida cotidiana genera en contra de la salud mental. Esos sentimientos de odio, de soberbia, de megalomanía, de ambiciones insaciables de poder y de riqueza, que inevitablemente perturban la tranquilidad y que conducen a la guerra.

“La música es un instrumento de paz” suele repetir Claudia Calderón, una estudiosa de la música y conocedora de los mejores métodos para su enseñanza, que ha puesto en práctica con éxito pleno. Claudia Calderón es en la actualidad directora de la Escuela de Música de la Villa de Santa María de Leyva, o Villa de Leyva. La Escuela está integrada por dos orquestas: la Orquesta Sinfónica Juvenil Antonio Ricaurte y la Orquesta Sinfónica Infantil Manuelita Sáenz.

En mis visitas frecuentes a la Villa de Leyva, donde funciona una Sociedad Nariñista, integrada por prestantes figuras de esa histórica ciudad, que acogió al Libertador Antonio Nariño en sus últimos meses de vida, he tenido la feliz oportunidad de escuchar algunos de los conciertos que ofrecen las dos orquestas mencionadas. Puedo decir, sin exageración, que al cerrar los ojos me ha parecido escuchar a esas formidables filarmónicas y sinfónicas europeas que nos deleitan en Film & Arts, el mejor canal cultural de la televisión por suscripción.

Claudia Calderón ha realizado en la Escuela de Música de la Villa de Santa María de Leyva una labor que amerita ser tomada como modelo para los municipios del país. Cuando en la totalidad del territorio nacional los niños tengan oportunidad de aprender y practicar la música, como lo hacen los niños de Villa de Leyva, le habremos puesto a la paz cimientos indestructibles.

La Escuela de Música de Villa de Leyva ha contado desde su fundación, en agosto del 2011, con el apoyo logístico y financiero de la alcaldía de Villa de Leyva, del Ministerio de Cultura, de la Fundación Nacional Batuta, de la Editorial Arpamérica, del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela y de importantes cuanto desinteresados donantes particulares que han visto en el trabajo de los niños músicos de Villa de Leyva la semilla de las generaciones colombianas que disfrutarán de la paz, como resultado de los esfuerzos emprendidos hace dos años por el gobierno actual y por la guerrilla para terminar el conflicto armado de una vez y para siempre.

Según he sabido, en los últimos meses obstáculos inexplicables han querido mermarle a la Escuela de Música de Santa María de Leyva el apoyo que con acierto le prestan la Alcaldía, el Ministerio de Cultura y la Fundación Batuta. Confiemos en que tales obstáculos odiosos serán superados con presteza. Frenar, menoscabar o, incluso, acabar con un instrumento de Paz como es la Escuela de Música de Villa de Leyva sería un crimen contra la paz.

Las palabras no pueden describir, o al menos yo no poseo los conocimientos para hacerlo, en qué consiste la emoción de ver y escuchar a un grupo de niñas y niños interpretando a Bach. Lo apropiado es verlos y oírlos y sentirlos. Señoras y señores: con ustedes las orquestas Sinfónica Juvenil Antonio Ricaurte e Infantil Manuelita Sáenz de Villa de Leyva. Nos brindan el ‘Concierto Brandenburgo No. 3’, de Johann Sebastian Bach, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=rqlQT2kSokA

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A propósito de música, de Villa de Leyva, y de su cada día más acentuado carácter de ciudad cultural, se presentó como aporte novedoso a las tradicionales fiestas de la Virgen del Carmen un espectáculo mirífico denominado ‘Colombia, país de festivales’, organizado por el Ministerio de Cultura. Fue algo memorable, digno de que se exhiba en todas las regiones de nuestro país. Felicitaciones calurosas al Ministerio de Cultura por esa iniciativa trascendental.