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Número 16, Marzo 15 de 2014

 

 

 

Reseña

 

"¿Democracia participativa o ventana a la corrupción?"

 

En un recién publicado libro, titulado “Democracia participativa o ventana a la corrupción”, Juan Matamoros Matamoros narra sus experiencias como veedor en Villa de Leyva.

 

¿Qué es un “veedor” y cuál fue la experiencia del autor?

 Según el prólogo del libro, “EL OJO VEEDOR, hace presencia como un ojo vigilante que reconoce los lugares donde el aparato burocrático falla”. Una “Veeduría ciudadana, según la ley 850 de 2003, nos explica el autor, “Es vigilar, no es solo criticar, reclamar,  exigir, sino también ser propositivos, aportar alternativas de solución a nuestros diversos problemas, es corregir, es dar ejemplo de democracia participativa”.

 

Además de mostrar de una manera cómo se construye una veeduría ciudadana (requisitos, trámites, inscripción de veedurías), Matamoros explica que las veedurías ciudadanas son elegidas por el pueblo mismo, y que su existencia es un derecho amparado por la ley y nos da ejemplos de los actos a través de los cuales desarrolló su veeduría, tales como peticiones ciudadanas, tutelas, etc. Las instancias de participación del veedor son múltiples en cuanto a temas y mecanismos de participación. Se trata, pues, de una forma de participación democrática del pueblo en la supervisión de los servidores públicos.

 

En su libro de 120 páginas, Matamoros transcribe ejemplos de derechos de petición que llevó a cabo ante la Alcaldía de Villa de Leyva, relacionados con temas diversos, como el agua, la construcción, la explotación minera en la región, etc., convirtiéndose así en toda una radiografía de la región y su problemática.

 

El libro es un llamado para que la ciudadanía participe y no sea un ente pasivo ante las decisiones, ya sean acertadas o erradas, que tomen las autoridades, aunque desde el título mismo del libro, “¿Democracia participativa o ventana a la corrupción?”, podemos entender los avatares que enfrentó Matamoros en su oficio de veedor: Respuestas de parte de las autoridades que algunas veces no eran en verdad respuestas sino una evasión amparada por una interpretación amañada de la ley, problemáticas que, aunque expuestas, no llegaron a ninguna solución, y en los casos más felices, reconocimiento por parte de las entidades públicas de que en la región existe un grave problema de agua que se ve agudizado por el turismo, o que las explotaciones mineras con sus explosiones estaban arruinando las viviendas circunvecinas.

 

El trabajo de Juan Matamoros Matamoros es admirable desde todo punto de vista, ya que una sola persona logró revivir el oficio de veedor y su importancia en una comunidad, donde la participación ciudadana es mínima, ya que si acaso se da cada cuatro años durante las elecciones, pero después de las mismas, los gobernantes parece que tuvieran carta blanca para cumplir su agenda personal y no necesariamente la agenda ciudadana.