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Número 6, julio 15 de 2013


Resistencia social en Boyacá frente a la megaminería


Publicado: 3 mayo, 2012 | Autor: notiagen |

(http://notiagen.wordpress.com/2012/05/03/resistencia-social-en-boyaca-frente-a-la-mega-mineria/)

 

En esta región del País donde la población campesina representa al menos el 48%, desde hace algún tiempo la subsistencia viene siendo amenazada por la popularizada práctica minera a gran escala. Allí, empresas multinacionales como London Mining, Colombia Clean Power, Acerías PazdelRío, Holcim, Argos Company, Votorantim y por poco Norandinos S.A., han llegado a explotar carbón, roca fosfórica, arena, puzolana, y roca caliza.

Con cerca de 23.190 km2 y 1.211.186 habitantes, Boyacá se constituye como un departamento de tierras altamente fértiles surcadas por numerosos ríos, y zonas de páramo también ricas en agua y minerales que, aunque abunden, no estarán infinitamente disponibles.

El agua de fuentes hídricas importantes que abastecen a comunidades boyacenses de municipios como Firavitoba, Iza, Sogamoso, Paz del Río, Socha y Socotá principalmente, es extraída en cantidades para la actividad minera y simultáneamente contaminada con sus lexiviados “tan corrosivos que por ejemplo los trabajadores de Acerías PazdelRío utilizan un par de guantes cada vez que vierten estas aguas sobre el Río Chicamocha”. Afirma José*, habitante de Sogamoso.

No obstante, la Red Colombiana Frente a la Gran Minería Transnacional (RECLAME), conociendo los esfuerzos que los habitantes de aquellos municipios han hecho para intentar detener la actividad de explotación, logró reunir durante los días 21 y 22 de abril en Tunja, un grupo significativo de delegados, delegadas y organizaciones campesinas, ambientalistas y universitarias, de al menos dos provincias boyacenses (Valderrama y Sugamuxi) en donde diferentes proyectos megamineros vienen protagonizando desastres ambientales y sociales.

El encuentro también contó con la participación de invitados internacionales de Perú, Chile y Canadá.

Socha y Socotá

Estos municipios dedicados a la pequeña y mediana minería desde siempre, están ubicados dentro de la superficie del Parque Nacional Natural de Pisba, un ecosistema de montañas, páramos, frailejones, bosques de niebla y varias lagunas de origen glaciar que aportan agua a los ríos Magdalena y Chicamocha.

Desde hace 10 años los pobladores de Socotá han visto disminuir la disponibilidad y calidad del agua de fuentes hídricas de las cuales se abastecen, como el Río Cravo Sur y el Acuífero San Antonio. “De ninguna manera estamos de acuerdo con que se concedan títulos mineros para sustraer carbón en la vereda San Pedro, cerca al subsuelo del Acuífero, lo que seguiría filtrando el agua hacia los socavones y dañando la capa permeable que hace que el líquido rebote hacia la superficie, porque ya hemos visto como el caudal ha disminuido de 12 a 5 pulgadas… Antes se pescaba trucha arcoíris en los Ríos Comeza, La Vega y Mausa, pero hoy ya no se encuentra trucha porque fueron envenenadas por el azufre, magnesio y hierro de las aguas residuales de la minería; el agua de estos ríos ha cogido un color amarillento que queda pegado a las piedras cuando baja el caudal”, certifica Armando*, habitante de Socotá.

Según habitantes del municipio, este también se encuentra en riesgo de ser sepultado por una o más avalanchas, debido a que está rodeado por montañas que con la explotación minera, cada vez van quedando vacías, sin tierra ni minerales que las sostengan.

Adicionalmente, otras situaciones fueron denunciadas en el encuentro, como: trabajo de niños y jóvenes en las minas, alto consumo de alcohol y el círculo de violencia intrafamiliar generado alrededor, desplazamiento forzado por la contaminación auditiva y atmosférica, corrupción administrativa y nula inversión pública, desestabilización de los ecosistemas, profundización de las aguas, desertificación de los suelos, amenazas a activistas sociales, división de la población, y agresiones por cuenta de los trabajadores de la Colombia Clean Power.

Sogamoso y Paz del Río

El Parque Industrial ubicado dentro de una zona residencial de Sogamoso, emite contaminación auditiva y atmosférica en niveles que superan las normas de presión sonora; “Sidenal S.A. emite cerca de 70 decibeles al día”, (según datos de medición en zona residencial, cerca a la empresa) y de calidad de aire (en este sector son expulsados 180 microgramos de material particulado al día); cuando lo permitido según la Leyes 627/06 y 99/93 son 65 db y 100 microgramos de mp respectivamente.

Indumil, la empresa encargada de la fabricación de armas y municiones que usan las fuerzas militares de Colombia, sumerge los fusiles en ácido crómico para que estos no se oxiden cuando entren en contacto con el agua. “Ese ácido es degenerativo y tóxico… antes lo arrojaban en una arenera que quedó blanca como la harina, pero como los mineros de arena se quejaron, ahora lo votan al Río Chicamocha”. Afirma José*

De manera que uno de los puntos geográficos más críticos, es la Cuenca Media de Río Chicamocha, entre los municipios de Sativanorte y Susacón, dónde la gente debe consumir agua de esa fuente hídrica contaminada también por Protabaco S.A., Acerías PazdelRío y Votorantim.

Según José*, en el municipio de Nobsa, a 15 minutos de Sogamoso, Holcim quema residuos de alta toxicidad, (empaques de los cultivos de flores, de algodón, de las arroceras, la industria petroquímica y residuos hospitalarios del país) entre 1200 y 1500ºC.; “la comunidad científica que ha asesorado a las veedurías ciudadanas dice que esas moléculas expulsadas por los hornos, deben ser quemadas entre 8000 y 10.000ºC. para que se disuelvan y no se multipliquen en el aire… En el valle de Sogamoso el año pasado, se registraron muchos casos de infección respiratoria aguda, y al radicar el derecho de petición solicitando el índice de morbilidad y mortalidad por cáncer de pulmón, la Secretaría de Salud de Sogamoso guardó silencio y nunca lo respondió.

Acerías PazdelRío, siderúrgica de la cual Votorantim es dueña de la mitad de sus acciones, tiene 28 vertimientos de tanques de decantación, lixiviados de carbón y hierro y de todo el proceso de lavado y fundición, sobre diferentes puntos del Río Chicamocha. “El agua adquiere un olor fétido, una coloración blanca y espumosa desde El Bao hasta donde empieza el Cañón del Chicamocha en la jurisdicción del municipio de Tópaga y es tan tóxica que corroe los guantes de los trabajadores de Acerías”. Dice José*, habitante de la región.

Iza y Firavitoba

La explotación de la puzolana o lava volcánica por Holcim en el municipio de Iza, ha eliminado los minerales y la temperatura del agua termal, disminuido el agua de la Quebrada Aguas Calientes, inundado potreros ganaderos con tierra lodosa y desplazado a cerca de 60 familias de la vereda también llamada Aguas Calientes. “En el Pozo de la Dicha, (aquel de acceso libre) ya no sale vapor, el agua es fría y turbia de color gris por la puzolana manipulada arriba en la mina de Aguas Calientes, desde donde baja el agua”. Denuncia José*

Los propietarios de las piscinas se quejan porque cada vez es más escasa el agua que durante años fue fuente y soporte de la economía local, y en el campo la situación empeora; toda la tierra extraída de la mina es dejada a la deriva, y cuando llueve esta baja a modo de avalancha, enlodando pastos y animales. La puzolana que suele ser blanda, también se encuentra en estado solido, por eso Holcim recurre a fuertes explosiones para su extracción lo que provoca que la tierra tiemble, averiando viviendas y desplazando a los campesinos. “La vereda Aguas Calientes era una importante despensa agrícola, pero ahora es invivible por todo esto, incluso para los animales, porque a partir de las explosiones se forman densas nubes de polvo y cuando estos los bovinos son sacrificados se percibe que su hígado no es de color rojizo sino de color barro y huele a barro”. Agrega José*

En Firavitoba las veredas Irboa y Las Monjas fueron invadidas también por Holcim y Argos, y desaparecieron en su totalidad como consecuencia de la venta obligada de fincas y viviendas, pues sus habitantes no soportaron más los estruendos de las explosiones con las que estas empresas extraen los minerales, “o se van o se van, así de fácil… y como les dieron poco dinero, mucha gente no tiene donde vivir”. Comenta Lucia*, activista social.

Por otro lado, ella asegura que en la Provincia de Sugamuxi les preocupa la exploración de hidrocarburos a corto plazo por Maurel & Prom y CGL, alrededor del Lago de Tota, pues con perforaciones cada 30 metros con 2 kilogramos de sismigel cada una, se produciría una sismicidad de 4 puntos en la escala de Richter. “Están intimidando a las personas para conseguir los permisos y les dicen que no pueden oponerse porque eso ya es un Ley del Gobierno”.

Redes y Nodos de acción

Según Andrés Idárraga, vocero de RECLAME, una de las tareas de la Red, es conocer y fortalecer las expresiones regionales a través de Nodos que hasta ahora existían en el Caribe, Nororiente, Suroccidente, Noroccidente y ahora en el Centro; por eso los invitados al encuentro en Tunja, fueron Boyacá, Meta, Cundinamarca y Bogotá.

Además de la creación del Nodo Centro, RECLAME dio a conocer los ejes de la Campaña Nacional Contra las Trasnacionales de la Gran Minería, cuyos objetivos fundamentales son: generar opinión pública para que la gente se apropie del tema, aumente el conocimiento y conciencia sobre los impactos de la locomotora minero-energética y tome posición, y promover dinámicas que faciliten la participación ciudadana en los procesos de lucha contra la misma. De igual forma, propone un trabajo conjunto a partir de: territorio y cultura, agua y biodiversidad, trabajo minero, pequeña y mediana minería, y renta minera.

¡Resistencia por el agua!

Entre las iniciativas sociales consolidadas por las y los mismos boyacenses, está el Comité Prodefensa de la Cuenca Sugamuxi, creado en el años 2011 con gente de Tasco, Socotá, Firavitoba, Iza y Sogamoso quienes buscan conservar el agua y los ecosistema, así como enfrentar las agresiones de la gran minería.

Pese a denuncias legales que las comunidades han radicado ante diferentes autoridades, solo han conseguido que se revoque algunos títulos y licencias mineras y se cobren multas ambientales; sin embargo los daños de fondo continúan.

“No queremos abandonar nuestras tierras; no queremos que capturen a los vecinos y no queremos enfrentamientos con la fuerza pública, pero como hace 10 años venimos resistiendo, ahora tampoco nos detendremos… Pero es una lastima ver que Corpoboyacá lo único que hace es cobrar multas; entonces ni el gobierno local ni departamental ni la fuerza publica está de nuestro lado y las acciones legales fallan en contra de la gente, favoreciendo a los de las multinacionales mineras”. Señala Vicente*, activista social.

“La motivación más importante de nuestra lucha, es la conservación de ese importante recurso natural que utilizamos para el consumo, para los animales, los cultivos y para vivir: el agua”. Finaliza diciendo Armando*

*Los nombres de algunos entrevistados han sido modificados por su seguridad e integridad.