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Número 6, julio 15 de 2013



A UNA CHISPA DE LA QUEMAZÓN Y SIN BOMBEROS

 

 

Que Villa de Leyva está a una chispa de incendiarse, a punto de quedarse sin agua y sin un Cuerpo de Bomberos para afrontar un eventual riesgo. Tal fue la alarma que en vísperas de las ferias y fiestas, la ALIANZA DE ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL difundió, a fin de alertar a las autoridades y a la población.

Es excepcional el año en que no hay un incendio (17 desde 1980 hasta hoy). A pesar de ello, Villa de Leyva no tiene una estrategia ni mecanismos adecuados para afrontar el fuego ni prevenir el riesgo.
En declaraciones a El Correo de Ricaurte (mayo-junio 2013, p. 8), el doctor Fabián Camilo Igua Robles, alcalde del municipio, se declaró preocupado por la grave crisis que afecta al Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Según dijo, al asumir su mandato encontró muchas “quejas por presuntos malos manejos” en administración, contratación, uso de recursos, rendición de cuentas y otros rubros.

El desbarajuste que afecta al CBV tiene múltiples fisuras: desde hace seis meses los bomberos de la línea de fuego no reciben salario; por caducidad, el Consejo de Oficiales dejó de funcionar; además, varios de sus nueve integrantes se fueron del país o renunciaron. Esto último dio lugar a que algunos de los restantes pasaran a ejercer más de un cargo. El comandante es tesorero e integra el tribunal disciplinario; el presidente es el representante legal y a la vez es subcomandante; el vicepresidente integra el tribunal disciplinario, y el revisor fiscal es hermano de la secretaria. Factores que permiten y explican los malos manejos administrativos.
En diciembre de 2012, los bomberos rasos intentaron renovar el Consejo de Oficiales pero la Secretaría de Participación y Democracia de la Gobernación no avaló el intento. Esta entidad dijo que por estar vencido el período de los dignatarios, es un imposible legal convocar a asamblea. Y conceptuó que la alternativa era una “asamblea universal” que también resultó imposible porque sólo es válida si se reune la totalidad de los asociados; no es viable, porque algunos están fuera del país.
Es decir que en aras de una leguleyada, se ignora el problema de fondo.

De las declaraciones que algunos bomberos rasos dan a la prensa (Boyacá 7 días, 14.05.2013) se desprende que la malversación de fondos y la falta de rendición de cuentas van de la mano.
El comandante del CBV, Jairo Rodríguez, anunciaba que “muy posiblemente hoy (14.5.2013) se les pague a los trabajadores, pues hubo una demora en las transferencias del municipio”. Pero el pago no se ha hecho. Y de la correspondiente tasa bomberil que el municipio ha destinado para su funcionamiento, no hay cuentas.

El CBV tiene firmados contratos y convenios para la atención de emergencias con Sáchica, Tinjacá, Cucaita, Santa Sofía, Samacá y Sora, por los cuales recibe recursos (cerca de 200 millones de pesos, dicen los bomberos rasos). En el año, el CBV gasta unos seis millones de pesos en combustible, pero aparecen recibos y facturas por 21 millones de pesos sin que el Consejo de Oficiales explique la razón de ese gasto.

 

A finales de 2012 se realizó la rifa de una camioneta Chevrolet Captiva Sport, supuestamente organizada por el Cuerpo de Bomberos con el fin de recaudar “bonos de apoyo”. El ganador pagó un bono por dos millones 200 mil pesos. Hasta el día de hoy, no ha recibido el premio. Jairo Rodríguez, comandante del CBV, dice que él no autorizó esa rifa, pero los bomberos lo culpan a él. Además, según el señor Alcalde, “hay una situación no clara sobre la rifa de una motocicleta”.
Ante las acusaciones contra él y el Consejo de Oficiales, Jairo Rodríguez anotó que “el sargento Dulcey quiere ser el dueño de los bomberos y que siempre ha mostrado una obsesión hacia el manejo del poder en esa institución”.

Entendidos en el asunto conceptúan que el Consejo de Oficiales está incurriendo en una permanente violación a las obligaciones contraídas en los estatutos y contempladas en la Resolución 3580 y la Ley 322. Los llamados a dar respuesta a tanta irregularidad son el Supervisor Departamental de Bomberos, el Delegado Departamental de Bomberos y el Gobernador de Boyacá, en su calidad de Presidente de la Delegación. Y a nivel municipal, el señor Alcalde.
Los graves conflictos entre los suboficiales de la línea de fuego y los oficiales amenazan convertir en cenizas lo que queda del Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Dada la caducidad del Consejo de Oficiales y privado de los fondos que el municipio le da, el CBV está en el limbo.
A sabiendas de tan riesgosa situación, y transcurrido un prolongado período de su mandato, el Alcalde se limitó a negar nuevos desembolsos de recursos para los bomberos. Es decir le da golpe de muerte al CBV pero no resuelve el problema que nos amenaza.
En la eventualidad de un incendio, Villa de Leyva y sus zonas aledañas corren grave peligro. No sería sólo la quemazón; también se acabaría el agua. Y eso en el segundo destino turístico del país… acabaría de matar la gallina de los huevos de oro.