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Número 10, Octubre 15 de 2013
Juiciosa desobediencia
Fernando Cordovez
Juicio: Facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.
Obediencia: Se presta sin examinar los motivos o razones de quien manda, se rinde al superior jerárquico y es circunstancia eximente de responsabilidad en los delitos.
A la luz de estas definiciones de la Real Academia de la Lengua Española la obediencia y el juicio, parecieran estar al centro de las dificultades que tenemos los seres humanos en este mundo.
Dificultades como las guerras, la degradación del individuo, la crisis ambiental y de sostenibilidad en esta tierra, parecieran anidarse en los seres más obedientes, el capitán Paul Tibbets por ejemplo piloto del Enola Gay avión desde el cual se arrojó la Bomba en Hiroshima, fue un obediente piloto bombardero, a quien le faltó juicio. ¿Qué hombre en pleno uso de sus facultades éticas y morales se subiría a un avión con la misión de arrojar una bomba de esas características sobre cientos de miles de niños, mujeres y ancianos?
Los oficiales chilenos y argentinos obedecían sin ninguna clase de reparo las instrucciones de sus superiores en defensa de los buenos… (familia, propiedad y estado), cuántas atrocidades se cometieron dado que era más importante obedecer que atender “el juicio de la ética, la moral y buenos principios”, se obedecía a quienes estaban en el poder en esos momentos sin otro juicio diferente que el de recibir prebendas, la seguridad de no ser rechazado y ser honrados… el éxito, la aceptación del subalterno residía en la obediencia; así conllevara el matar, desaparecer, torturar y/o violar, otros hombres, mujeres y niños indefensos, contaminar, arrasar, etc. ¿Qué hubiera deparado a los oficiales el negarse a cometer magnicidios? La degradación, deshonra, traición a la patria y seguramente para algunos el fusilamiento.
Tal vez el primer movimiento de desobediencia civil integral en el mundo moderno lo vimos en los años sesenta, los jóvenes en particular oponiéndose a la guerra de Vietnam, París 68, los hippies y la sicodelia, el arte y diseño en general, en frontal rechazo a la guerra, el consumismo y cualquier tipo de organización o institucionalidad jerárquica que no promulgara la paz, el amor y la libertad dignificando el ser y respetando los recursos naturales como principios del ordenamiento social, político y económico.
El profesor Theodore Roszak en su libro “El nacimiento de una contracultura” publicado en 1969, el cual describe y analiza la nueva sociedad que se está gestando, cobijándose en el pacifismo en contra de la política de guerra en Vietnam, la ecológica pasa de ser únicamente una ciencia a formar parte del movimiento social moderno y en contraposición de la industrialización a cualquier costo, Roszak nos habla de la “calidad de la experiencia” de esa posibilidad de abordar la realidad recreándola dentro de un marco ético, basado en el juicio y no en la obediencia.
Obediencia como las exigidas a los ciudadanos en los países del bloque comunista, socavaron el espíritu creativo, la libertad y el pensamiento, desencadenando un estado totalitario, de sometimiento, jerárquico, corrupto, en donde el juicio y la justicia se emblandecían de acuerdo con las necesidades del establecimiento y los intereses de clase del perpetrador de injusticias del momento. Igual que en Occidente.
El mensaje para el proletariado era claro: “Obedece. No hay necesidad de ser juicioso. Solo obedece.”
La guerra en Colombia tiene muchos obedientes: los pájaros, los chulavitas, algunos obedientes y honestos militares, políticos, bandoleros, criminales, guerrilleros, narcotraficantes, jueces y magistrados, integrantes de las bacrim, comerciantes, industriales, amas de casa y personas como usted y yo.
Sobre la actualidad colombiana el profesor de Harvard James Robinson autor del libro "Por qué las Naciones Fracasan: Los Orígenes del Poder, la Prosperidad y la Pobreza" en entrevista con la revista Semana:
http://www.semana.com/nacion/articulo/entrevista-james-robinson-politica-de-colombia
entre otras cosas dice: “Lo que hace el gobierno es inteligente. Está usando las negociaciones como una oportunidad para proponer políticas que son buenas para el país, pero que nunca serían posibles políticamente…”
La guerra es nuestro pan de cada día, la historia hasta hace muy poco la escribían solo los vencedores… hoy en día, la historia está en lo cotidiano, escribiéndose a diario, por la red, el celular, el computador, podemos dejar escuchar nuestra voz al otro lado del globo terráqueo con la claridad y contundencia que queramos; como dice la vieja ranchera: “Se va tejiendo la red”.
Estamos en tiempos donde el conocimiento está socavando el poder basado en la jerarquía más que en la ética; la ambición y la avaricia son cada día más fáciles de percibir y esto gracias al conocimiento y la velocidad en las comunicaciones. La vida merece ser vivida con dignidad y tranquilidad por todos los seres humanos independientemente de su experiencia, creencia, afiliación o raza y es aquí donde puede brotar un choque cultural y de intereses… en cuanto más se incremente el creer tener la razón más honda puede ser la división.
Cada comunidad tiene su proceso, su divagar, su experimentar, reconociendo los momentos que fueron, son y pueden ser. Hoy día, las instituciones y corporaciones están expuestas a los medios de comunicación y a una comunidad informada, y respetada y no en las garras de un capitalismo salvaje que ya no encuentra acomodo en este mundo, como tampoco lo encontró el modelo soviético en su también “ordenamiento ultra-jerárquico” de la sociedad.
Como escribía Andrés Schuschny en su blog -Humanismo y Conectividad- el 24 de septiembre 2008 :
“En necesario decretar el ocaso definitivo de la organización jerárquica, terminar de una vez por todas con una forma de gestionar que no sólo ya no responde a las actuales circunstancias sino que puede ser la clave de la decadencia de cualquier colectivo organizado. Más aun, es importante tomar conciencia de hasta qué grado hemos internalizado, cuál pensamiento automático, el accionar de las jerarquías y hasta que punto esta forma delegativa de comportamiento nos ha alienado. El éxito de las instituciones dependerá de darse o no cuenta de ello. ¡¡Ha llegado el momento de decir basta!! Este ya no es un mundo de iluminados que ordenan. La efervescencia de las redes sociales es hoy el clamor de este reclamo. De cómo se articulen los numerosos discursos libertarios que de ellas emanan y se hagan realidad en acciones cotidianas de todos quienes estamos dándonos cuenta de esto, dependerá lo traumático de este anunciado ocaso”
Ser cuidadosos, ser juiciosos con todo lo que nos nutre emocional y materialmente puede ayudar, si esto es así, las soluciones a las dificultades que atravesamos como civilización están en lo juiciosos que seamos y no en lo obedientes que seamos.
Por eso el fortalecimiento de la “contracultura” o movimiento alterno cada día toma más adeptos tanto pasivos como activos, el nivel de conciencia se va expandiendo de una forma articulada gracias a la Web.