Los animales de la floresta
se despertaron todos de su siesta,
se reunieron de forma urgente
tenían algo muy importante en mente,
no se trataba de una guerra, sino de…
¡la salvación de la Tierra!
Primero habló Pandora,
una lora muy señora
de plumas rojas y verdes
y una voz ensoñadora:
“Señoras y señoras”,
dijo muy alto Pandora,
ella era una lora analista,
y además muy feminista.
“Vamos a hacer un concierto
contra el calentamiento global,
porque mucho humano animal
la selva vuelve desierto
y lo vivo lo deja muerto”.
Se escucharon aplausos,
coletazos, maullidos y graznidos
y uno que otro trompetazo.
“Y de seguir esto como va,
se van a derretir los polos,
se van a extinguir los loros,
y hasta el mismo oso polar”.
“Y para no poner más lora”,
dijo muy seria Pandora,
“alas ya mismo a la obra,
todo el mundo a trabajar”.
Celestino, un ilustre pingüino argentino,
sin vacilación, se ofreció a tocar bandoneón
y Emiliano, un sabio sapito colombiano
se ofreció a tocar el piano.
Viviana, una llamativa llama boliviana
se ofreció a tocar la quena,
y un águila arpía panameña
se ofreció a cantar con Juana,
la dorada tortuguita hondureña.
Ramón, un fornido caimán cubano,
dijo que tocaría un son con Justiniano,
el listo armadillo mexicano.
Llegado el momento
comenzó el evento,
un águila real
vino cargada por la brisa
desde Portugal
y un jabalí
llegó sudando del Japón,
otros llegaron volando
en su propio avión
(uno de plumas
que no causa polución)
los demás llegaron nadando o saltando
y uno que otro llegó
reptando o caminando,
¡es decir, cero contaminación!
También llegaron
doce mil monos periodistas,
especialistas en malabares
y en escribir para revistas.
Pronto la selva estuvo repleta
como era la meta,
y habló la Lora Pandora:
“Señoras y señoras”,
dijo con voz sonora,
“lo único cierto
de este concierto
es que vamos a salvar el planeta
para que no se caiga muerto.
Hay que educar al ser humano,
único animal
que destruye su casa
y la de su hermano
con el calentamiento global”.
Celestino empezó a tocar su tango,
y para ser original,
con una mano tocaba cumbia
y con la otra fandango,
mientras Ramón
bailaba en una pata
con la lora Pandora un son,
y con la otra pata
bailaba con Juana un cumbión.
Al ritmo de la quena,
tocaba Viviana sin pena
una música muy buena
y con una gran emoción
gritaba: “viva el día de la vida,
abajo la polución”.
Emiliano tocó un vallenato
contra el calentamiento global
y con ritmo de Escalona,
así lo cantó Pandora:
“Este paseo está muy caliente
llegó la hora de ponerlo a enfriar
con tanta nube polucionada
todos nos vamos a cocinar,
no contaminen las aguas
no contaminen la tierra
sembremos todos un árbol,
abajo la motosierra”.
Acto seguido,
los doce mil monos periodistas
publicaron doce mil revistas,
y el viento se llevó
las palabras del concierto,
y del polo hasta el desierto
las revistas repartió.
Cuarenta mil hombres
que iban en moto
allá en la ciudad de Kyoto
se ajustaron bien sus chancletas
montaron sus bicicletas
y la ciudad se limpió.
En la península de Crimea
se apagaron veinte mil chimeneas
y el cielo azul se volvió.
En Bogotá, Colombia,
un ejército de zorreros
que antes echaba tierreros,
limpió ríos y lagunas
y en cuarenta días
y cuarenta noches
estuvieron de vuelta
setecientas tinguas
y ocho mil quinientos toches.
Y en los Estados Unidos,
todo el mundo arrepentido
por usar carros sin sentido
y respirar polución,
muy pasito y sin hacer ruido
se montó en su patineta,
monopatín, bicicleta,
mejoraron los pulmones
y se cantaron canciones
a los cielos muy azules
y en homenaje a las flores.
No acababa Pandora
de cantar su vallenato,
cuando el mundo agradecido
respiró con un bufido
y con un solo estornudo
por un embudo de nubes
todo el mugre se limpió.
Y como en los cuentos puede pasar
¡quién lo pudiera pensar!
lo que no siempre sucede
allá en la vida real,
este cuento tiene un final
doblemente muy feliz.
La lora Pandora fue elegida presidente
de animales y de gente,
las especies en vía de extinción
ahora son especies
en vía de dar una función
y el día de la vida
es su gran celebración:
“¡Que viva el día de la vida
y que viva todo el día,
se acabó la polución!” |