Poesía Sub-Versiva: Proclama
La
poesía es un acto
subversivo
de la imaginación
por
medio del cual derrocamos la realidad establecida
rompemos
la inmoral y las malas costumbres
y
hacemos copular a mariposas y margaritas.
¿Qué es la muerte?
Para
el existencialista, la muerte es un estado del ser,
para
el marxista, el complemento dialéctico de la vida,
para
el capitalista, una pérdida de ingresos,
para
el religioso, un viaje al más allá,
para
el neurótico, una angustia insufrible,
y
para el científico un cambio de estado de la materia
para
mí, la muerte es simplemente el olvido
por
eso creo que si recordamos a nuestros muertos
ellos
continúan vivos
por
eso procuro cada noche soñarme con mis muertos
por
ejemplo, me sueño con mi tía abuela
que
murió virgen a los 82 años cuando se golpeó
en
una caída la nuca contra la acera
y
en mi memoria, su sonrisa sigue igual de viva;
me
sueño con mi hermano
que
murió a los 21 años en un accidente
y
abro su maletín de viaje, cargado de poemas,
y
allí veo su crema de dientes, la foto de la novia
que
nunca llegó a ser su esposa y su sonrisa perenne.
me
sueño con mi padre, asesinado por el cigarrillo
a
los 61 años y en mi sueño continuamos
aquella
partida de ajedrez que nunca terminamos.
Los
días de sus cumpleaños mis muertos me visitan
y
juntos celebramos ese día, porque después de la muerte
uno
sigue cumpliendo años,
porque
después de la muerte siguen los aniversarios
porque
después de la muerte, seguimos vivos
si
dejamos un ser, un sólo ser en el mundo
que
se niegue a olvidarnos.
Un museo singular y plural
Damas
y caballeros,
Bienvenidos
al museo de la muerte,
aquí
reposan los muertos más famosos de este siglo.
A
su derecha, en medio de tanta carcajada,
verán
al hombre que se murió de risa,
ya
que un chiste le partió en dos el corazón
y
la sonrisa.
Aquel
de más allá, lleno de primavera
murió
verde de la envidia
rojo
de la ira
y
blanco del susto.
Si
se detienen un instante
y
levantan este tul azul,
contemplarán
a la niña que murió de amor,
se
suicidó con la espina de una rosa
que
le penetró el corazón.
Pero
no, no se rían
que
este pobre hombre
se
murió de las ganas
de
comerse un helado
y
murió congelado
en
el polo norte.
Obviamente,
hay otros muertos
que
no cupieron en este museo
como
los muertos de indignación,
los
muertos de miedo,
los
muertos de rabia
y
los muertos vivos
que
aún no están muertos.
De
todos modos, gracias por su visita
y
recuerden
uno
de estos días
les
daremos su entrada gratis
y
obligatoria a éste, su museo.
Diálogo
--Madre,
ayúdame a ser nube
y
a dibujar montañas en el cielo.
--No
puedo, hija,
las
nubes no tienen alma
ni
cuerpo.
--Madre,
ayúdame a ser viento
y
a silbar con voz dulce por el firmamento.
--Tampoco
puedo, hija,
el
viento es escurridizo
y
no hay lazos con qué cogerlo.
--Madre,
ayúdame a ser el río
que
le hace cosquillas a los cerros.
--Es
imposible, hija,
el
agua es resbalosa
y
se me escapa entre los dedos.
--Madre,
ayúdame a ser árbol
y
echar raíces en el suelo.
--Eso
sí puedo, hija.
Y
la fruta cayó al suelo
y
una semilla de ilusión
vio
germinados sus deseos.
El juicio final
El
ladrón fue apresado
se
le hizo un corto juicio
un
poco más corto
que
el tamaño del robo
el
juez zumbó de la rabia
el
jurado revoloteó de la ira
y
el verdugo lo castigó
con
el aguijón de la justicia
el
hombre se había robado una flor
y
las abejas no perdonaron
aquel
crimen contra la naturaleza.
Los zapatos viejos
De
esquina en esquina,
iban
los zapatos viejos.
Habían
sido abandonados
después
de mucho caminar
por
su dueño.
Trataban
de volver a casa
como
un perro fiel
perdido
en el invierno.
Sus
suelas gastadas
recordaban
mejores tiempos.
Se
soñaban bailando
y
corriendo,
recordaban
haberse visto nuevos,
con
el cuero reluciente y sin agujeros.
Y
claro está, no podían olvidar
la
primera vez que los penetró un pie,
la
extraña sensación
de
ser poseídos
por
una planta y cinco dedos.
Al
principio,
todo
era como un sueño,
la
luna de miel,
el
zapato casado con el pie,
el
matrimonio perfecto.
Recordaban
la primera lustrada
y
aquel gran baile,
¡Tanto
paso!
¡Tanto
zapateo!
Por
un tiempo,
habían
sido los reyes de las alfombras
y
el pavimento.
Pero
después,
vinieron
los celos,
aquel
par de botas perversas
que
ocupaban a ratos su puesto.
Luego
vendría el primer dolor,
un
tacón roto contra un hueco,
el
hueso partido y el doctor zapatero.
¡Qué
falta de cariño!
a
cola y puntillazos
lo
compusieron.
Después
sería la rutina asesina,
el
mal olor, los callos,
caminar
por barro y aguaceros.
El
cuero se arrugó y se puso tieso,
en
un partido de fútbol
les
sobrevino el primer agujero.
Y
un día, ¡aciago día!
después
de todo lo que habían hecho por su dueño,
él
los abandonó en una esquina
y
se fugó con un par de zapatos nuevos
y
por primera vez sintieron frío
sin
el calor de un cuerpo.
Caminaron
solos, tratando de volver a casa
y
llegaron a un parque y allí se detuvieron.
Cuando
el hombre los encontró durmiendo,
supo
que aquellos zapatos
necesitaban
un dueño.
Se
los puso
y
los
zapatos revivieron.
El
anciano bailó y saltó,
él
y los zapatos
se
sintieron en el cielo.
Los
zapatos volvieron a nacer
en
otros pies
y
caminaron orgullosos
una
vez más.
Visitaron
callejones y monumentos,
durmieron
en parques y aeropuertos.
Luego,
llegó una vez más el invierno
y
una mañana,
zapatos
y dueño,
amanecieron
muertos,
y
créanlo, o no,
¡el
alma de los zapatos
también
pudo entrar al cielo!
La Luna es un eclipse en tu cintura
La
puerta toca en mi puño.
Entras
por mí
y
te acuesto en mi sueño.
¿Cuántos
segundos te amaron en un mundo?
Profundo
te hago el sudor y amo.
Somos
dos noches
que
se revuelcan en un cuerpo.
En
medio de tu ropa interior
te
quito el amor.
Siento
tu caverna
apretada
como una oscura vagina.
Mi
cabeza danza
en
la noche de las estrellas.
Mi
cuerpo eyacula en mil planetas.
La
noche le canta a los grillos
y
tu eco son los quejidos de amor.
Entro
a tu cuerpo y salgo a la noche.
Un
universo me palpita
a
punzadas de cuerpo.
La
Luna es un eclipse en tu cintura.
Esta
es la noche para recordarse de los olvidos
Esta
es la noche para recordarse en los olvidos.
Las
cataratas de un río enardecido
se
devuelven por mis venas
como
si fueran el tiempo.
Veinte
años de mi vida
galopan
por las montañas de mi pensamiento,
el
corcel de los olvidos
se
detiene a beber
en
el pozo profundo de los recuerdos.
Todo
lo que nace fluye
como
el páramo cristalino
donde
el río de nuestros ancestros
se
bañaba con sus cuerpos.
La
tierra sagrada ha sido mancillada,
pero
la tierra también tiene sus recuerdos.
Ni
siquiera una gota de agua
olvida
el día en que la bebieron.
El
ave que bate sus alas
en
el cielo
nos
acaricia con su viento.
Danza
el picaflor
para
enamorar la copa de un árbol
y
en picada desciende tras su amor inmenso.
Un
ave migratoria
no
puede creer el asfalto y el cemento, una hora larga como un siglo
monta
guardia desde un árbol
para
verificar el paso del tiempo.
El
insecto se cerciora
de
que la flor que enamora cada día amanezca preñada con el amor
que
le hace por sus seis miembros.
La
neblina se viste de montaña
y
la tierra baña el agua
con
sus más profundos secretos.
El
tiempo sin hombre combate el insecto,
pero
al final es derrotado
porque
su cerebro
no
tiene la constancia de aquél
por
quien tan solo siente desprecio.
En
el espacio infinito,
tiembla
la vida láctea
ante
el crujir de una hoja,
sin
que nadie sospeche
por
qué el universo se conmociona.
Un
millón de voces implora
cuando
ya es demasiado tarde
para
volver a la vida
aquella
sencilla hoja
donde
se guardaba
el
secreto de la vida eterna.
En eterno pecado con tu piel
Confieso
todos mis pecados cometidos
y
me confieso antes, durante y después
de
todos los que pienso cometer.
Soy
culpable de haberle hecho el amor
a
un atardecer,
de
haber dormido en tu pelo púbico,
confieso
que huelo tus axilas
porque
me gusta hacer el amor por la nariz,
que
tengo orgasmos en tu pelo
cada
vez que me rozas con él.
Soy
culpable de todo lo que se me acusa
y
mucho más.
Confieso
haber eyaculado en un mantel
mientras
esperábamos sigilosos la llegada del mesero,
me
acuso de haber pecado una y mil veces con una virgen de yeso
que
encontré provocativa
en
una iglesia sin dueño,
nada
más pecadores que mis dedos
que
te penetran por cada orificio de tu ser,
he
pecado por cada órgano de mi cuerpo
y
lo peor de todo es que no me arrepiento
con
tal si recibo por castigo
una
vida en eterno pecado con tu piel.
Preñada
por la vía láctea
No
se alquila, vende, permuta
ni
mucho menos se regala
este
amor
porque
ya tiene dueño.
Nunca
se desperdicia,
es
un amor tremendo,
se
reproduce de sólo verte,
como
un pez
eyaculo
donde te hayas posado
con
la esperanza
de
fecundar algún óvulo
que
hayas dejado por ahí olvidado,
persigo
tus aromas
por
la calle
y
en el calendario del imposible
sigo
la trayectoria
de
tus reglas,
me
desangro contigo
cada
vez que te canto
y
sentado en la oscuridad
de
algún lucero
me
imagino que me estás esperando embarazada de luna
y
preñada por mi vía láctea...
La
novedad obscena de tu amor
Este
amor mío es un barco
listo
a zarpar
por
el mar de tus orgasmos
donde
tu clítoris
navega
como si fuera un pez raya
o
una mariposa de agua,
levo
el ancla de mi pene
y
con tus senos henchidos
por
el viento del deseo
navegamos
los mares tempestuosos
de
alcobas y camas
exploro
tus cavernas subterráneas
que
saben a vagina y algas
en
el musgo rojo
de
tu pelo púbico
mis
labios encallan
marinero
a la deriva de tus besos
navegante
eterno de la novedad obscena de tu amor.
El amor nos inventa cada vez que nos hace
El
mundo es una criatura redonda
encima
de la cual nos amamos
no
comemos para vivir
sino
para seguirnos amando
el
amor nos inventa
cada
vez que nos hace
la
pared hace el amor
contra
nosotros
y
un canapé
nos
hace crujir
en
la penumbra de un café
hacemos
el mundo
por
todos los poros del amor
hasta
quedar agotados
como
mariposas
chupadas
por las flores
a
las que han amado
el
sueño duerme en nosotros
y
nos despertamos
para
que el amor
nos
siga haciendo
el
amor nos hace en la escalera
en
un ascensor trancado
entre
los pisos 12 y 13
de
la incongruencia
en
un confesionario
donde
hacemos los pecados
en
vez de confesarlos
en
la oscuridad de un teatro
entre
acto y acto
bajo
las estrellas
contra
las estrellas
y
a pesar de las estrellas
en
calles solitarias
espiados
por los gatos
encima
de las tejas
de
una casa vieja
acompañados
por los gatos
debajo
de la escalera
mientras
arriba les crujen los pasos
a
nuestras abuelas
hacemos
el amor preñados de luna
y
embarazados por la tierra
el
amor nos hace
y
nos obliga a brotar cada día, como si fuéramos
una
eterna primavera...
Te
he amado desde siempre
Te
he amado desde siempre
cuando
sólo eras una semilla
en
el mar tempestuoso del deseo,
te
amé en los valles de la nostalgia
y
en las arenas movedizas del silencio,
te
amé entre los pálpitos fecundos del tiempo
y
entre nubes de distancia,
te
he amado con delirio
en
mis minutos, mis siglos y mis ansias,
en
instantes eternos
y
en eternidades distantes,
te
amé sin conocerte
y
te seguiré amando
aun
cuando mi nombre
sea
tan sólo
un
punto diminuto
en
el horizonte infinito de tu alma.
Para los gusanos el tiempo no cuenta
Sentado
en su maleta,
un
hombre
promete
hacerse rico como sea,
ahorra
su avaricia
de
formas poco usuales
encierra
a gritos los relojes
para
que el tiempo no se pierda
como
si fuera
una
llave de agua abierta,
es
medido en sus palabras
no
sea que
palabra
más
o
palabra menos
le
quede en rojo el saldo
de
discursos y pensamientos.
Se
cambia los zapatos de pie
para
que los tacones
se
gasten parejo
y
con lo que ahorra
en
calzado
empezar
un negocio
de
diamantes o en su defecto
una
funeraria
para
muertos selectos.
Alquila
a su mujer
para
que pelo y pose
sonría
desde la carátula
de
una revista
y
sea eternamente joven.
No
la copula
pues
piensa que
como
le dijera su abuela
"la
virginidad
es
lo que más vale
en
las mujeres".
Sentado
en su maleta
cargada
de relojes
mientras
el cielo
se
descompone
un
hombre se hace viejo,
hasta
deshacerse en polvo y tierra,
los
sepultureros
encuentran
al
abrir la maleta
que
para los gusanos
el
tiempo no cuenta.
Armenia, 1957
Recuerdo
el resquicio de una puerta por el que siendo niño
espié
a una pareja de enamorados, ella: joven y bella y él la miraba
como
quien ha perdido
el
tren de la esperanza.
No
sé cómo llegué a esa puerta,
sólo
sé que tenía pantalones cortos
y
delante de mí una vida larga,
era
una casa antigua,
donde
las camas crujían de lo viejas
sin
siquiera tocarlas,
los
relojes marcaban todavía
la
hora de hace dos siglos
y
por las ventanas se veían volar pájaros
hacía
mucho tiempo
extintos.
Como
sería
que
hasta el aire de antes
lo
mantenían ahí guardado
para
que las visitas
en
vez de respirar
inflaran
los pulmones de nostalgia.
Muchos
años más tarde
recuerdo
aquella escena
y
la pareja
se
hace visita en otra sala,
son
ahora un par de ancianos
soñando
todavía con su boda.
Y
aquí estoy poniendo por escrito
estas
palabras
porque
lo que mira un niño
por
el resquicio de una puerta, jamás podrá olvidarlo!
Ilusionismo
La
gente se disfraza
cada
día
para
que los espejos
no
la reconozca,
pero
da lo mismo
porque
al final de cuentas
de
noche todos los ratones
tan
sólo son gatos pardos.
Un minuto de imparcialidad
Sólo
pido un minuto
de
imparcialidad.
El
mundo es una serenata
inconclusa
un
vaso de agua
en
la tormenta
un
perro que se orina
en
el poste de mis anhelos.
Por
favor,
vean
aunque sólo sea
por
un minuto
la
verdad con sus propios ojos
por
dentro somos un crucigrama de huesos
detrás
de cada sonrisa
se
esconde un mordisco,
las
corbatas son nudos asesinos
y
los bancos son tumbas
donde
llevan las cuentas
de
nuestras deudas
para
obligarnos a pagar
así
sea en el infierno.
Naufragio de papel
En
el fondo del mar
se
ahogó una cometa
naufragio
de papel
tras
una larga cuerda,
dos
peces de coral
y
tres estrellas
se
asoman a mirar
por
ese ojo de buey
que
les da el mar
y
contemplan
un
pequeño sabor
a
sol y tierra
y
en la playa
llorando
sin parar
ven
a un niño de mirada
verde
y tierna
esperando
que
el mar le devuelva
a
su sueño
de
colores y papel
y
el mar conmovido
le
regala
una
estrella de mar
con
una cuerda de algas y cristal,
que
se eleva
prendida
de su mano
hasta
perderse
más
allá del firmamento,
y
el niño de mirada
verde
y tierna
la
mira naufragar
esta
vez sin llorar
contento
de saber
cómo
es que el mar
le
regala al cielo sus estrellas.
Preguntas para niños en edad de ir a la escuela
¿Qué
se hace la espuma
después
de navegar?
¿Dónde
aprendió la bruma
a
sollozar?
¿De
qué está llena
la
Luna llena?
¿Sabe
una azucena blanca
que
es una blanca azucena?
¿Guardan
las flores
su
virginidad
para
una abeja?
¿Seguiría
una rosa sin espinas
siendo
rosa?
¿Son
las rosas rojas
una
infiltración comunista
en
la naturaleza?
¿Por
qué es mejor tener
preguntas
que respuestas?
Luna cara de arepa
Sonríe
Luna
cara
de arepa
(queso
relleno
frita
en manteca)
la
mira el sapo
en
la laguna
(la
Luna baila
en
el agua pura)
la
mira el niño
desde
su cuna
(le
guiña un ojo
la
vieja Luna)
le
gruñe el cerdo
el
búho ulula
(el
señor burro
su
amor rebuzna)
sonríe
Luna
que
el sol de acerca
(Luna
cansada
duerme
y se acuesta).
La mujer de mis sueños
Buscando
a la mujer de mis sueños
me
topé con una estatua de piedra.
Mujer
de hermosos senos
de
la más volcánica roca.
Me
enamoré de ella
a
pesar de que era dura por fuera.
El
primer intento por hacerle el amor
culminó
en derrota.
Ella
sonreía y el pene dolía,
pero
era la piedra más hermosa.
Olía
a tierra, a cincel
y
no se movía.
Sólo
vibraba con los terremotos
y
mis caricias ni las sentía.
Me
salieron llagas en las manos
mis
labios sangraron en los suyos.
Hasta
que un día el amor me hizo el milagro
y
ella se abrió de piernas.
a
tal extremo
que
se partió en dos.
El
dueño del museo
me
acusó de romperla y corromperla.
Tuve
que huir
perseguido
por cuatro arqueólogos
que
insistían en tomarme muestras
para
saber si yo también era de piedra.
Finalmente
me refugié hace cinco años
en
este escritorio
del
Instituto de Anomalías
donde
a pesar de mis gritos
nadie
ha notado mi presencia todavía.
Edicto
Por
orden del gobierno
queda
prohibida su sombra
sea
de sol o de luna,
guárdela
donde pueda,
encójala,
amenácela,
desintégrela,
pero
haga que desaparezca,
es
una sombra dañina,
corroe
las estatuas
de
los padres de la patria,
entorpece
el funcionamiento
de
los ángulos rectos,
tuerce
a los estudiantes de derecho
y
endereza a los torcidos.
Se
dan dos días de plazo,
cualquier
ciudadano
que
sea sorprendido
arrastrando
consigo una sombra
será
arrestado de inmediato.
Sólo
se puede transitar al mediodía. Todas las sombras
incluyendo
hasta
las
de los eclipses
a
partir de la fecha
son
declaradas subversivas.
Espectadores de primera
Estuvimos
en un cine de tercera
viendo
una película de segunda
y
fuimos espectadores de primera.
El
león de la Metro
casi
nos pega un mordisco
y
entonces descubrimos
que
tan sólo era un gato
disfrazado
con una melena;
las
pestañas postizas
de
una actriz
cayeron
en primera fila
logramos
pegarlas
de
nuevo a la pantalla,
pero
quedaron
en
el rostro que no era;
fuimos
salpicados
con
la sangre de los muertos
en
una escena de guerra,
sabía
a salsa de tomate
así
que aprovechamos
para
condimentar con ella
un
perro caliente abandonado
en
una escena callejera.
Cuando
empezó la balacera,
una
bala perdida
mató
a un general
que
se reía
en
la tercera fila,
mientras
nosotros quedábamos empapados
en
una escena de lluvia
y
nos dormíamos
en
la misma pieza
con
una pareja
que
entraba a un hotelito
en
una cita clandestina.
Cuando
se acabó la película
y
vino el noticiero
no
creímos lo que decía.
Silbamos
cuando apareció el presidente
y
entonces nos echaron de la sala,
por
ser espectadores de primera
asistiendo
a una película de segunda
en
un cine de tercera.
Los dioses están enojados
Las
chimeneas defecan
su
humo cotidiano
y
yo, el ser supremo
sentado
en mi Olimpo solitario,
me
siento abatido e ignorado.
No
sé para qué creé el mundo,
si
el ser humano
no
parece salido
ya
del lodo
sino
del estiércol
o
del guano.
Nosotros
los dioses
ya
no valemos nada,
hemos
sido reemplazados
por
el dólar
y
nuestro templo de oración
ha
sido tomado
por
el Fondo Monetario.
Por
todas partes
se
jura
nuestro
santo nombre en vano,
en
juzgados y precintos
en
posesiones presidenciales
por
senadores y diputados.
El
nombre de Dios
está
manchado,
lo
invocan para las guerras sucias
y
se escudan
tras
su imagen los tiranos.
El
hombre dividió el átomo
y
se creyó el dios del universo.
¡Hormiga
prepotente!
¡Pretencioso
gusano!
Nosotros
los dioses
estamos
enojados,
mientras
tanto
en
la tierra,
las
chimeneas
defecan
su
humo cotidiano.
Nos
une el idioma,
pero
nos separan las palabras,
nos
une la raza
pero
nos separa el color de la piel,
nos
unen los ideales
pero
nos separan las ideas,
nos
une la herencia
pero
nos separa lo heredado,
nos
une la geografía
pero
nos dividen las fronteras...
La mosca
Ha
entrado a visitarme
una
mosca
seguramente
sintió
curiosidad
al
verme,
se
metió por la ventana
y
me contempló
sentado
en esta silla
con
una hoja en blanco
tratando
de escribirle poema
a
las cosas raras de la vida.
Le
debí parecer un tipo muy aburrido,
porque
de inmediato
por
el mismo hueco
que
había venido
se
marchó.
No
me importan esos desaires,
de
todos modos
a
quién le interesa
trabar
amistad
con
una mosca cualquiera.
Presencia subversiva
Espero
que la justicia,
ya
sea humana o divina,
tome
nota
en
su bitácora
de
pecados y arrepentimientos
de
mis últimos actos de desorden
los
cuales incluyen
en
su orden:
observar
una mariposa
copulando
con una margarita,
detestar
la sombra que proyectan
las
torres de las iglesias
después
del mediodía,
no
despulgar a mi gato
donde
el pelo se le pone blanco
(¿Quién
dijo que a las pulgas
no
les gusta también corretear
entre
la nieve?),
eructar
en almuerzos importantes,
no
quitarme el sombrero
delante
de las damas
por
miedo a que se me caiga la peluca,
bailar
boleros
en
una iglesia vacía,
haberme
graduado de ruana
mientras
un ex presidente asombrado
prefería
no concederme
personalmente
el diploma
por
temor a que le saltaran
de
mi ruana
unas
cuantas pulgas.
Tal
vez sea por esto, o por aquello
o
por lo de más allá
que
los policías se sienten tentados
a
inspeccionar los trapos
que
me cuelgo en el cuerpo
cada
mañana,
para
cerciorarse
personalmente
que
lo único peligroso
que
hay en mí. es esta presencia subversiva.
Cristóbal Cartón y sus 40 piratas
Cristóbal
Cartón
y
sus 40 piratas
navegaron
por
un mar de natas,
entre
más navegaba
y
navegaba
menos
sabía don Cartón
por
dónde andaba.
Un
día, una isla rara
golpeó
a don Cartón y
sus
piratas en la cara.
"Tierra
en la vista",
gritó
Cartón,
sacándose
de un ojo
un
terrón.
Cuando
andaba perdido,
Cartón
fue descubierto
por
un grupo de nativos
que
en su idioma dijeron:
"Bienvenido".
Cartón
que sabía
tanto
de modales
como
de geografía,
no
contestó el saludo.
Tan
sólo escribió en su diario:
"Llegué
a la China,
estoy
seguro,
la
isla donde saltan los canguros".
Y
en una isla de chocolate,
plantó
Cartón su bandera pirata
y
se robó así, de la forma
más
sencilla,
todo
un continente,
una
luna de cacahuate
y
dos mares de mantequilla.
"Agarren
a Cartón
y
a sus 40 ladrones",
gritó
un loro,
"me
ha robado las plumas
y
a los nativos el oro".
Don
Cartón, el pirata
no
tuvo decoro,
exterminó
a los nativos
y
hasta mató al loro.
Devuelto
a España encadenado
Cartón,
el pirata deliraba,
"Soy
dueño del tesoro,
de
mares de esmeralda
y
montañas de oro".
Cristóbal
el pirata,
cabeza
hueca
y
corazón de lata
murió
sentado en una silla.
Una
pierna la enterraron
en
una isla americana
y
la otra
la
enterraron en Sevilla.
Dónde
están todos sus restos,
a
ciencia cierta no es sabido,
Don
Cristóbal el pirata
aun
después de muerto
anda
perdido.
No espero a nadie
Aquí
sigo sentado
contando
atardeceres,
no
espero a nadie
y
nadie me espera,
las
flores se asoman
a
contemplar la primavera
y
en las ramas de un árbol
dos
cardenales se cortejan,
han
pasado los años,
mi
cara es una de sus huellas,
no
espero a nadie
y
nadie me espera
una
abeja sin colmena
habita
una flor nueva
y
con sus pies procrea
tulipanes
y fresas,
no
espero a nadie
y
nadie me espera.
Comentarios
Dicen
que hasta las paredes
tienen
oídos,
sin
embargo
lo
que yo he entendido
es
que algunas personas
tienen
paredes en los oídos.
Nunca
voy a cultivar
una
rosa en mi ojal
no
sea que sus raíces
se
mueran de melancolía
en
mi garganta.
Nostalgias
Un
día cualquiera
amanecí
montado en un triciclo azul,
tres
ruedas infladas de ilusión
y
una canastica color crema
cargada
de fantasías.
La
calle me invitaba
a
apostarle carreras al pavimento,
no
acababa de empezar el día
y
me lanzo a perseguir el mundo
con
mis cinco años de esperanzas
agarrados
al brillante manubrio
y
empujados por unos cuantos pedalazos.
Pero,
¡qué va!,
a
los cinco años comienza la tristeza,
el
vecino de al lado
monta
una réplica exacta
de
mi triciclo en color crema
y
como si nos hubieran ensillado
en
el mismo caballo,
apostamos
una carrera alrededor de la manzana,
cada
cual por su lado
y
al llegar a la mitad del camino
allí
nos estrellamos
y
aquí sigo
con
ganas de volver a tener
cinco
años
para
darle la vuelta
no
a la manzana
sino
al mundo
montado
en mi triciclo azul
desafiando
la tristeza.
A nadie le gusta retratarse antes de cumplir cinco
años
Tengo
formados
en
estricto orden
mis
duendes taciturnos
y
mis fantasmas rosados
uno
que otro mosco ensartado
en
la punta de una aguja
mis
medias de rombitos
respirando
por sus agujeros
y
mi pelota de caucho
llena
de payasos y mariposas
dibujándolos
con agua a su rebote
en
el techo de mi pieza
tocan
a la puerta
y
mi felicidad
de
las cuatro de la tarde
es
arruinada
por
un fotógrafo ambulante
me
ponen elegante
con
un pantalón cortico
que
me rasca
y
una corbata
que
me oprime la garganta
me
sacan al jardín
y
me toman una foto
para
el álbum
de recuerdos
desde
donde mi cara
todavía
me mira
años
después con rabia
por
eso no recomiendo
retratar
a nadie
que
esté jugando por su cuenta
antes
de cumplir cinco años y a eso de las 4 de la
tarde.
Retazos de mundo
El
mundo
esa
criatura melancólica
que
a fuerza de la prisa
terminó
siendo redonda.
La
mañana
vestida
de amarillo
con
olor a naranja
y
tus pasos pequeñitos
con
huellas de esperanza.
La
noche
viuda
del día
chaperona
de la Luna
con
su traje de estrellas
dibuja
tu sonrisa.
El
agua
sedienta
de peces
navega
cielo arriba
por
las cuestas del alma.
La
rosa
toda
labios
con
sus besos rojizos
y
sus pétalos largos.
La
abeja
poeta
incurable
transforma
flores en miel
sin
consultarle a nadie.
Retazos de alma
Al
fondo de un baúl
se
queja una bufanda
le
hace falta un cuello
en
su garganta.
Miro
al cielo
y
en las nubes veo tu cara.
¿Cómo
aprendió el viento
a
dibujarla?
En
la corteza de un árbol
un
corazón
enlaza
dos nombres,
cicatriz
de madera
grabada
para siempre
en
el bosque de mis nostalgias.
Te
veo en una vieja foto
suspendida
en un instante del tiempo
y
pienso que en el alma
jamás
se amarillan los recuerdos.
El dios esperado
No
sé cómo
perdí
contacto
con
el planeta tierra
y
aterricé
en
un planeta rosado
cubierto
de helechos vírgenes
y
poblado por seres de colores
que
me miraban aterrados.
Tal
como lo habían predicho
sus
libros sagrados
mi
descripción llenaba
antiguas
predicciones
de
sus antepasados,
"un
día llegará un extranjero
de
largos bigotes
y
mirada de gato,
bajará
del cielo
en
un carruaje
carente
de caballos".
Yo
era el esperado dios foráneo
y
aquella coincidencial descripción
de
mi llegada
me
había merecido todo un reino.
Festejaron
con vino que ordeñaban
de
animales extraños,
me
dieron la mejor comida,
me
levantaron una estatua
y
me bañaron con leche de durazno.
Me
pusieron una corona
de
piedras vivas
y
me vistieron
un
traje
de
pájaros recién capturados,
me
casaron con 40 hermosas mujeres
y
tal como estaba predicho
al
otro día
me
crucificaron.
Para luchar el olvido
¿Cuántos
olvidos componen un segundo?
¿Cuántos
latidos abarcan un minuto?
¿Cuántos
suspiros marcan el paso de una hora?
¿Cuántas
lágrimas se riegan en un día de lluvia?
¿En
cuántas semanas envejecen
los
rostros que no pueden ver la luna?
¿Es
acaso un mes
la
medida de tiempo más exacta
entre
un gemido
y
una casa olvidada en la distancia?
Tal
vez un año de hambre no sea nada.
Pero,
¿Cuántos seres caben
en
un siglo de historia?
¿En
dos, tres, cuatro o cinco siglos
de
miseria y de sangre?
No
lo sé.
Ni
todos los dedos de mis manos
y
mis pies,
junto
con los de miles
de
otros pies y otras manos
alcanzarían
a contarlos.
Sólo
sé
que
cuando se llenan
aunque
sea de gotas
los
pétalos de una rosa
esa
puede ser la copa
que
desborde
un
río
con
mil siglos acumulados de olvidos y venganzas.
Mi
morfología es el ego
y
mi sintaxis el individualismo,
yo,
más que un pronombre
soy
la primera persona
del
singular verbo que me define,
yo
mando,
yo
ordeno,
tú
obedeces,
ella
cocina
y
él limpia.
Yo
soy el verbo principal,
los
demás
sólo
son frases subordinadas
de
mis sustantivos,
mientras
yo, calmadamente
repaso
mis adverbios
y
me corono de adjetivos.
Cual
si fuera el centro
de
la gramática de clase,
yo
he generado todas las inflexiones mientras ustedes,
mis
queridos complementos indirectos tan sólo me producen
un
circunstancial fastidio.
Al viejo mar
El
mar
azul
e inmenso,
lleno
de criaturas prodigiosas
gatos
bigotudos
que
navegan
como
barcos ofendidos por el viento,
mariposas
cristalinas
que
miran al fondo de la tierra,
el
mar
el
simple y pausado mar
de
pronto agredido
por
botellas,
latas,
y
plásticos
que
navegaron sin descanso
por
ríos y alcantarillas
para
posarse en la playa
codo
a codo
con
las caracolas marinas,
el
mar
el
simple mar,
azul,
inmenso
con
su placenta de colores
pescaditos
de neón
avisos
luminosos
con
que se hace propaganda
la
naturaleza,
tortugas
señoreras
con
escafandras
de
la edad de piedra,
el
mar
qué
azul,
qué
simple
y
qué inmenso,
poblado
por armas
dispuestas
a acabarnos
si
no es que nos dedicamos
a
cuidar sus pulpos y sus algas
y
también a los hombres
grandes
niños malos
que
se han dedicado
por
falta de amor
a
las estrellas de mar
a
malemplearlo.
Por las calles mojadas
Por
las calles mojadas
veo
pasar
los
fantasmas de la prisa,
hombres
ahorcados
por
sus propias camisas
mujeres
empinadas
en
tacones de risa,
paraguas
esqueléticos
como
hongos marchitos,
latas
de sardinas
con
timón y cuatro ruedas,
y
yo, como si nada
dejando
que la lluvia
húmeda
como tus besos
me
haga cosquillas en la cara.
¿Cuáles de éstas no son madres?
La
madre tierra,
la
madreperla,
la
madrasta de Blancanieves,
la
Virgen y Madre,
la
madre patria,
la
madre de todas las batallas,
la
madre Teresa,
la
madre de la madre Teresa,
la
madre España,
ole
por tu madre,
lo
juro por mi madre,
va
la madre.
Unidos y separados
Nos
une el idioma,
pero
nos separan las palabras,
nos
une la raza
pero
nos separa el color de la piel,
nos
unen los ideales
pero
nos separan las ideas,
nos
une la herencia
pero
nos separa lo heredado,
nos
une la geografía
pero
nos dividen las fronteras...
Alegorías
Países
del Tercer Mundo
del
cuarto infierno
y
del quinto abismo,
Contra
el comunismo, catecismo
y
contra el catecismo, paludismo
Un
solo Dios, una sola patria,
un
solo despelote Fondo Monetario Internacional
Desfonde
Millonario Criminal
Hambruna
en Africa, obesidad en Norteamérica
el
planeta se inclina hacia el norte por exceso de peso,
Le
cambio el dólar por sus pesos,
dice
el Tío Sam,
un
dólar igual 80 kilos de ministro,
120
kilos de presidente
90
de diputado
y
sólo 15 de general,
ya
que la carne de cerdo ha bajado en el mercado,
póngale
bozal a la conciencia
para
que no lo muerda ni le remuerda
Clasificado
de prensa,
"clases
de paracaidismo
sin
paracaídas, llamar al consulado argentino".
y
para terminar estos poemas sub-versivos,
por
favor, no se preocupen
que
esto apenas es el principio.