Poesía Sub-Versiva: Proclama

 

La poesía es un acto

 

subversivo de la imaginación

 

por medio del cual derrocamos la realidad establecida

 

rompemos la inmoral y las malas costumbres

 

y hacemos copular a mariposas y margaritas.

 

 

¿Qué es la muerte?

 

Para el existencialista, la muerte es un estado del ser,

 

para el marxista, el complemento dialéctico de la vida,

 

para el capitalista, una pérdida de ingresos,

 

para el religioso, un viaje al más allá,

 

para el neurótico, una angustia insufrible,

 

y para el científico un cambio de estado de la materia

 

para mí, la muerte es simplemente el olvido

 

por eso creo que si recordamos a nuestros muertos

 

ellos continúan vivos

 

por eso procuro cada noche soñarme con mis muertos

 

por ejemplo, me sueño con mi tía abuela

 

que murió virgen a los 82 años cuando se golpeó

 

en una caída la nuca contra la acera

 

y en mi memoria, su sonrisa sigue igual de viva;

 

me sueño con mi hermano

 

que murió a los 21 años en un accidente

 

y abro su maletín de viaje, cargado de poemas,

 

y allí veo su crema de dientes, la foto de la novia

 

que nunca llegó a ser su esposa y su sonrisa perenne.

 

me sueño con mi padre, asesinado por el cigarrillo

 

a los 61 años y en mi sueño continuamos

 

aquella partida de ajedrez que nunca terminamos.

 

Los días de sus cumpleaños mis muertos me visitan

 

y juntos celebramos ese día, porque después de la muerte

 

uno sigue cumpliendo años,

 

porque después de la muerte siguen los aniversarios

 

porque después de la muerte, seguimos vivos

 

si dejamos un ser, un sólo ser en el mundo

 

que se niegue a olvidarnos.

 

 

Un museo singular y plural

 

Damas y caballeros,

 

Bienvenidos al museo de la muerte,

 

aquí reposan los muertos más famosos de este siglo.

 

A su derecha, en medio de tanta carcajada,

 

verán al hombre que se murió de risa,

 

ya que un chiste le partió en dos el corazón

 

y la sonrisa.

 

Aquel de más allá, lleno de primavera

 

murió verde de la envidia

 

rojo de la ira

 

y blanco del susto.

 

Si se detienen un instante

 

y levantan este tul azul,

 

contemplarán a la niña que murió de amor,

 

se suicidó con la espina de una rosa

 

que le penetró el corazón.

 

Pero no, no se rían

 

que este pobre hombre

 

se murió de las ganas

 

de comerse un helado

 

y murió congelado

 

en el polo norte.

 

Obviamente, hay otros muertos

 

que no cupieron en este museo

 

como los muertos de indignación,

 

los muertos de miedo,

 

los muertos de rabia

 

y los muertos vivos

 

que aún no están muertos.

 

De todos modos, gracias por su visita

 

y recuerden

 

uno de estos días

 

les daremos su entrada gratis

 

y obligatoria a éste, su museo.

 

 

Diálogo

 

--Madre, ayúdame a ser nube

 

y a dibujar montañas en el cielo.

 

--No puedo, hija,

 

las nubes no tienen alma

 

ni cuerpo.

 

--Madre, ayúdame a ser viento

 

y a silbar con voz dulce por el firmamento.

 

--Tampoco puedo, hija,

 

el viento es escurridizo

 

y no hay lazos con qué cogerlo.

 

--Madre, ayúdame a ser el río

 

que le hace cosquillas a los cerros.

 

--Es imposible, hija,

 

el agua es resbalosa

 

y se me escapa entre los dedos.

 

--Madre, ayúdame a ser árbol

 

y echar raíces en el suelo.

 

--Eso sí puedo, hija.

 

Y la fruta cayó al suelo

 

y una semilla de ilusión

 

vio germinados sus deseos.

 

 

 

El juicio final

 

El ladrón fue apresado

 

se le hizo un corto juicio

 

un poco más corto

 

que el tamaño del robo

 

el juez zumbó de la rabia

 

el jurado revoloteó de la ira

 

y el verdugo lo castigó

 

con el aguijón de la justicia

 

el hombre se había robado una flor

 

y las abejas no perdonaron

 

aquel crimen contra la naturaleza.

 

 

Los zapatos viejos

 

De esquina en esquina,

 

iban los zapatos viejos.

 

Habían sido abandonados

 

después de mucho caminar

 

por su dueño.

 

Trataban de volver a casa

 

como un perro fiel

 

perdido en el invierno.

 

Sus suelas gastadas

 

recordaban mejores tiempos.

 

Se soñaban bailando

 

y corriendo,

 

recordaban haberse visto nuevos,

 

con el cuero reluciente y sin agujeros.

 

Y claro está, no podían olvidar

 

la primera vez que los penetró un pie,

 

la extraña sensación

 

de ser poseídos

 

por una planta y cinco dedos.

 

Al principio,

 

todo era como un sueño,

 

la luna de miel,

 

el zapato casado con el pie,

 

el matrimonio perfecto.

 

Recordaban la primera lustrada

 

y aquel gran baile,

 

¡Tanto paso!

 

¡Tanto zapateo!

 

Por un tiempo,

 

habían sido los reyes de las alfombras

 

y el pavimento.

 

Pero después,

 

vinieron los celos,

 

aquel par de botas perversas

 

que ocupaban a ratos su puesto.

 

Luego vendría el primer dolor,

 

un tacón roto contra un hueco,

 

el hueso partido y el doctor zapatero.

 

¡Qué falta de cariño!

 

a cola y puntillazos

 

lo compusieron.

 

Después sería la rutina asesina,

 

el mal olor, los callos,

 

caminar por barro y aguaceros.

 

El cuero se arrugó y se puso tieso,

 

en un partido de fútbol

 

les sobrevino el primer agujero.

 

Y un día, ¡aciago día!

 

después de todo lo que habían hecho por su dueño,

 

él los abandonó en una esquina

 

y se fugó con un par de zapatos nuevos

 

y por primera vez sintieron frío

 

sin el calor de un cuerpo.

 

Caminaron solos, tratando de volver a casa

 

y llegaron a un parque y allí se detuvieron.

 

Cuando el hombre los encontró durmiendo,

 

supo que aquellos zapatos

 

necesitaban un dueño.

 

Se los puso

 

y los zapatos revivieron.

 

El anciano bailó y saltó,

 

él y los zapatos

 

se sintieron en el cielo.

 

Los zapatos volvieron a nacer

 

en otros pies

 

y caminaron orgullosos

 

una vez más.

 

Visitaron callejones y monumentos,

 

durmieron en parques y aeropuertos.

 

Luego, llegó una vez más el invierno

 

y una mañana,

 

zapatos y dueño,

 

amanecieron muertos,

 

y créanlo, o no,

 

¡el alma de los zapatos

 

también pudo entrar al cielo!

 

 

La Luna es un eclipse en tu cintura

 

La puerta toca en mi puño.

 

Entras por mí

 

y te acuesto en mi sueño.

 

¿Cuántos segundos te amaron en un mundo?

 

Profundo te hago el sudor y amo.

 

Somos dos noches

 

que se revuelcan en un cuerpo.

 

En medio de tu ropa interior

 

te quito el amor.

 

Siento tu caverna

 

apretada como una oscura vagina.

 

Mi cabeza danza

 

en la noche de las estrellas.

 

Mi cuerpo eyacula en mil planetas.

 

La noche le canta a los grillos

 

y tu eco son los quejidos de amor.

 

Entro a tu cuerpo y salgo a la noche.

 

Un universo me palpita

 

a punzadas de cuerpo.

 

La Luna es un eclipse en tu cintura.

 

Esta es la noche para recordarse de los olvidos

 

Esta es la noche para recordarse en los olvidos.

 

Las cataratas de un río enardecido

 

se devuelven por mis venas

 

como si fueran el tiempo.

 

Veinte años de mi vida

 

galopan por las montañas de mi pensamiento,

 

el corcel de los olvidos

 

se detiene a beber

 

en el pozo profundo de los recuerdos.

 

Todo lo que nace fluye

 

como el páramo cristalino

 

donde el río de nuestros ancestros

 

se bañaba con sus cuerpos.

 

La tierra sagrada ha sido mancillada,

 

pero la tierra también tiene sus recuerdos.

 

Ni siquiera una gota de agua

 

olvida el día en que la bebieron.

 

El ave que bate sus alas

 

en el cielo

 

nos acaricia con su viento.

 

Danza el picaflor

 

para enamorar la copa de un árbol

 

y en picada desciende tras su amor inmenso.

 

Un ave migratoria

 

no puede creer el asfalto y el cemento, una hora larga como un siglo

 

monta guardia desde un árbol

 

para verificar el paso del tiempo.

 

El insecto se cerciora

 

de que la flor que enamora cada día amanezca preñada con el amor

 

que le hace por sus seis miembros.

 

La neblina se viste de montaña

 

y la tierra baña el agua

 

con sus más profundos secretos.

 

El tiempo sin hombre combate el insecto,

 

pero al final es derrotado

 

porque su cerebro

 

no tiene la constancia de aquél

 

por quien tan solo siente desprecio.

 

En el espacio infinito,

 

tiembla la vida láctea

 

ante el crujir de una hoja,

 

sin que nadie sospeche

 

por qué el universo se conmociona.

 

Un millón de voces implora

 

cuando ya es demasiado tarde

 

para volver a la vida

 

aquella sencilla hoja

 

donde se guardaba

 

el secreto de la vida eterna.

 

 

En eterno pecado con tu piel

 

Confieso todos mis pecados cometidos

 

y me confieso antes, durante y después

 

de todos los que pienso cometer.

 

Soy culpable de haberle hecho el amor

 

a un atardecer,

 

de haber dormido en tu pelo púbico,

 

confieso que huelo tus axilas

 

porque me gusta hacer el amor por la nariz,

 

que tengo orgasmos en tu pelo

 

cada vez que me rozas con él.

 

Soy culpable de todo lo que se me acusa

 

y mucho más.

 

Confieso haber eyaculado en un mantel

 

mientras esperábamos sigilosos la llegada del mesero,

 

me acuso de haber pecado una y mil veces con una virgen de yeso

 

que encontré provocativa

 

en una iglesia sin dueño,

 

nada más pecadores que mis dedos

 

que te penetran por cada orificio de tu ser,

 

he pecado por cada órgano de mi cuerpo

 

y lo peor de todo es que no me arrepiento

 

con tal si recibo por castigo

 

una vida en eterno pecado con tu piel.

 

Preñada por la vía láctea

 

No se alquila, vende, permuta

 

ni mucho menos se regala

 

este amor

 

porque ya tiene dueño.

 

Nunca se desperdicia,

 

es un amor tremendo,

 

se reproduce de sólo verte,

 

como un pez

 

eyaculo donde te hayas posado

 

con la esperanza

 

de fecundar algún óvulo

 

que hayas dejado por ahí olvidado,

 

persigo tus aromas

 

por la calle

 

y en el calendario del imposible

 

sigo la trayectoria

 

de tus reglas,

 

me desangro contigo

 

cada vez que te canto

 

y sentado en la oscuridad

 

de algún lucero

 

me imagino que me estás esperando embarazada de luna

 

y preñada por mi vía láctea...

 

La novedad obscena de tu amor

 

Este amor mío es un barco

 

listo a zarpar

 

por el mar de tus orgasmos

 

donde tu clítoris

 

navega como si fuera un pez raya

 

o una mariposa de agua,

 

levo el ancla de mi pene

 

y con tus senos henchidos

 

por el viento del deseo

 

navegamos los mares tempestuosos

 

de alcobas y camas

 

exploro tus cavernas subterráneas

 

que saben a vagina y algas

 

en el musgo rojo

 

de tu pelo púbico

 

mis labios encallan

 

marinero a la deriva de tus besos

 

navegante eterno de la novedad obscena de tu amor.

 

 

El amor nos inventa cada vez que nos hace

 

El mundo es una criatura redonda

 

encima de la cual nos amamos

 

no comemos para vivir

 

sino para seguirnos amando

 

el amor nos inventa

 

cada vez que nos hace

 

la pared hace el amor

 

contra nosotros

 

y un canapé

 

nos hace crujir

 

en la penumbra de un café

 

hacemos el mundo

 

por todos los poros del amor

 

hasta quedar agotados

 

como mariposas

 

chupadas por las flores

 

a las que han amado

 

el sueño duerme en nosotros

 

y nos despertamos

 

para que el amor

 

nos siga haciendo

 

el amor nos hace en la escalera

 

en un ascensor trancado

 

entre los pisos 12 y 13

 

de la incongruencia

 

en un confesionario

 

donde hacemos los pecados

 

en vez de confesarlos

 

en la oscuridad de un teatro

 

entre acto y acto

 

bajo las estrellas

 

contra las estrellas

 

y a pesar de las estrellas

 

en calles solitarias

 

espiados por los gatos

 

encima de las tejas

 

de una casa vieja

 

acompañados por los gatos

 

debajo de la escalera

 

mientras arriba les crujen los pasos

 

a nuestras abuelas

 

hacemos el amor preñados de luna

 

y embarazados por la tierra

 

el amor nos hace

 

y nos obliga a brotar cada día, como si fuéramos

 

una eterna primavera...

 

Te he amado desde siempre

 

Te he amado desde siempre

 

cuando sólo eras una semilla

 

en el mar tempestuoso del deseo,

 

te amé en los valles de la nostalgia

 

y en las arenas movedizas del silencio,

 

te amé entre los pálpitos fecundos del tiempo

 

y entre nubes de distancia,

 

te he amado con delirio

 

en mis minutos, mis siglos y mis ansias,

 

en instantes eternos

 

y en eternidades distantes,

 

te amé sin conocerte

 

y te seguiré amando

 

aun cuando mi nombre

 

sea tan sólo

 

un punto diminuto

 

en el horizonte infinito de tu alma.

 

 

Para los gusanos el tiempo no cuenta

 

Sentado en su maleta,

 

un hombre

 

promete hacerse rico como sea,

 

ahorra su avaricia

 

de formas poco usuales

 

encierra a gritos los relojes

 

para que el tiempo no se pierda

 

como si fuera

 

una llave de agua abierta,

 

es medido en sus palabras

 

no sea que

 

palabra más

 

o palabra menos

 

le quede en rojo el saldo

 

de discursos y pensamientos.

 

Se cambia los zapatos de pie

 

para que los tacones

 

se gasten parejo

 

y con lo que ahorra

 

en calzado

 

empezar un negocio

 

de diamantes o en su defecto

 

una funeraria

 

para muertos selectos.

 

Alquila a su mujer

 

para que pelo y pose

 

sonría desde la carátula

 

de una revista

 

y sea eternamente joven.

 

No la copula

 

pues piensa que

 

como le dijera su abuela

 

"la virginidad

 

es lo que más vale

 

en las mujeres".

 

Sentado en su maleta

 

cargada de relojes

 

mientras el cielo

 

se descompone

 

un hombre se hace viejo,

 

hasta deshacerse en polvo y tierra,

 

los sepultureros

 

encuentran

 

al abrir la maleta

 

que para los gusanos

 

el tiempo no cuenta.

 

 

Armenia, 1957

 

Recuerdo el resquicio de una puerta por el que siendo niño

 

espié a una pareja de enamorados, ella: joven y bella y él la miraba

 

como quien ha perdido

 

el tren de la esperanza.

 

No sé cómo llegué a esa puerta,

 

sólo sé que tenía pantalones cortos

 

y delante de mí una vida larga,

 

era una casa antigua,

 

donde las camas crujían de lo viejas

 

sin siquiera tocarlas,

 

los relojes marcaban todavía

 

la hora de hace dos siglos

 

y por las ventanas se veían volar pájaros

 

hacía mucho tiempo extintos.

 

Como sería

 

que hasta el aire de antes

 

lo mantenían ahí guardado

 

para que las visitas

 

en vez de respirar

 

inflaran los pulmones de nostalgia.

 

Muchos años más tarde

 

recuerdo aquella escena

 

y la pareja

 

se hace visita en otra sala,

 

son ahora un par de ancianos

 

soñando todavía con su boda.

 

Y aquí estoy poniendo por escrito

 

estas palabras

 

porque lo que mira un niño

 

por el resquicio de una puerta, jamás podrá olvidarlo!

 

 

Ilusionismo

 

La gente se disfraza

 

cada día

 

para que los espejos

 

no la reconozca,

 

pero da lo mismo

 

porque al final de cuentas

 

de noche todos los ratones

 

tan sólo son gatos pardos.

 

 

Un minuto de imparcialidad

 

Sólo pido un minuto

 

de imparcialidad.

 

El mundo es una serenata

 

inconclusa

 

un vaso de agua

 

en la tormenta

 

un perro que se orina

 

en el poste de mis anhelos.

 

Por favor,

 

vean aunque sólo sea

 

por un minuto

 

la verdad con sus propios ojos

 

por dentro somos un crucigrama de huesos

 

detrás de cada sonrisa

 

se esconde un mordisco,

 

las corbatas son nudos asesinos

 

y los bancos son tumbas

 

donde llevan las cuentas

 

de nuestras deudas

 

para obligarnos a pagar

 

así sea en el infierno.

 

 

Naufragio de papel

 

En el fondo del mar

 

se ahogó una cometa

 

naufragio de papel

 

tras una larga cuerda,

 

dos peces de coral

 

y tres estrellas

 

se asoman a mirar

 

por ese ojo de buey

 

que les da el mar

 

y contemplan

 

un pequeño sabor

 

a sol y tierra

 

y en la playa

 

llorando sin parar

 

ven a un niño de mirada

 

verde y tierna

 

esperando

 

que el mar le devuelva

 

a su sueño

 

de colores y papel

 

y el mar conmovido

 

le regala

 

una estrella de mar

 

con una cuerda de algas y cristal,

 

que se eleva

 

prendida de su mano

 

hasta perderse

 

más allá del firmamento,

 

y el niño de mirada

 

verde y tierna

 

la mira naufragar

 

esta vez sin llorar

 

contento de saber

 

cómo es que el mar

 

le regala al cielo sus estrellas.

 

 

Preguntas para niños en edad de ir a la escuela

 

¿Qué se hace la espuma

 

después de navegar?

 

¿Dónde aprendió la bruma

 

a sollozar?

 

¿De qué está llena

 

la Luna llena?

 

¿Sabe una azucena blanca

 

que es una blanca azucena?

 

¿Guardan las flores

 

su virginidad

 

para una abeja?

 

¿Seguiría una rosa sin espinas

 

siendo rosa?

 

¿Son las rosas rojas

 

una infiltración comunista

 

en la naturaleza?

 

¿Por qué es mejor tener

 

preguntas que respuestas?

 

 

Luna cara de arepa

 

Sonríe Luna

 

cara de arepa

 

(queso relleno

 

frita en manteca)

 

la mira el sapo

 

en la laguna

 

(la Luna baila

 

en el agua pura)

 

la mira el niño

 

desde su cuna

 

(le guiña un ojo

 

la vieja Luna)

 

le gruñe el cerdo

 

el búho ulula

 

(el señor burro

 

su amor rebuzna)

 

sonríe Luna

 

que el sol de acerca

 

(Luna cansada

 

duerme y se acuesta).

 

 

La mujer de mis sueños

 

Buscando a la mujer de mis sueños

 

me topé con una estatua de piedra.

Mujer de hermosos senos

 

de la más volcánica roca.

 

Me enamoré de ella

 

a pesar de que era dura por fuera.

 

El primer intento por hacerle el amor

culminó en derrota.

 

Ella sonreía y el pene dolía,

 

pero era la piedra más hermosa.

 

Olía a tierra, a cincel

 

y no se movía.

 

Sólo vibraba con los terremotos

 

y mis caricias ni las sentía.

 

Me salieron llagas en las manos

 

mis labios sangraron en los suyos.

 

Hasta que un día el amor me hizo el milagro

 

y ella se abrió de piernas.

 

a tal extremo

 

que se partió en dos.

 

El dueño del museo

 

me acusó de romperla y corromperla.

 

Tuve que huir

 

perseguido por cuatro arqueólogos

 

que insistían en tomarme muestras

 

para saber si yo también era de piedra.

 

Finalmente me refugié hace cinco años

 

en este escritorio

 

del Instituto de Anomalías

 

donde a pesar de mis gritos

 

nadie ha notado mi presencia todavía.

 

 

 

Edicto

 

Por orden del gobierno

 

queda prohibida su sombra

 

sea de sol o de luna,

 

guárdela donde pueda,

 

encójala,

 

amenácela,

 

desintégrela,

 

pero haga que desaparezca,

 

es una sombra dañina,

 

corroe las estatuas

 

de los padres de la patria,

 

entorpece el funcionamiento

 

de los ángulos rectos,

 

tuerce a los estudiantes de derecho

 

y endereza a los torcidos.

 

Se dan dos días de plazo,

 

cualquier ciudadano

 

que sea sorprendido

 

arrastrando consigo una sombra

 

será arrestado de inmediato.

 

Sólo se puede transitar al mediodía. Todas las sombras

 

incluyendo hasta

 

las de los eclipses

 

a partir de la fecha

 

son declaradas subversivas.

 

 

Espectadores de primera

 

Estuvimos en un cine de tercera

 

viendo una película de segunda

 

y fuimos espectadores de primera.

 

El león de la Metro

 

casi nos pega un mordisco

 

y entonces descubrimos

 

que tan sólo era un gato

 

disfrazado con una melena;

 

las pestañas postizas

 

de una actriz

 

cayeron en primera fila

 

logramos pegarlas

 

de nuevo a la pantalla,

 

pero quedaron

 

en el rostro que no era;

 

fuimos salpicados

 

con la sangre de los muertos

 

en una escena de guerra,

 

sabía a salsa de tomate

 

así que aprovechamos

 

para condimentar con ella

 

un perro caliente abandonado

 

en una escena callejera.

 

Cuando empezó la balacera,

 

una bala perdida

 

mató a un general

 

que se reía

 

en la tercera fila,

 

mientras nosotros quedábamos empapados

en una escena de lluvia

 

y nos dormíamos

 

en la misma pieza

 

con una pareja

 

que entraba a un hotelito

 

en una cita clandestina.

 

Cuando se acabó la película

 

y vino el noticiero

 

no creímos lo que decía.

 

Silbamos cuando apareció el presidente

y entonces nos echaron de la sala,

 

por ser espectadores de primera

asistiendo a una película de segunda

en un cine de tercera.

 

 

Los dioses están enojados

 

Las chimeneas defecan

 

su humo cotidiano

 

y yo, el ser supremo

 

sentado en mi Olimpo solitario,

 

me siento abatido e ignorado.

 

No sé para qué creé el mundo,

 

si el ser humano

 

no parece salido

 

ya del lodo

 

sino del estiércol

 

o del guano.

 

Nosotros los dioses

 

ya no valemos nada,

 

hemos sido reemplazados

 

por el dólar

 

y nuestro templo de oración

 

ha sido tomado

 

por el Fondo Monetario.

 

Por todas partes

 

se jura

 

nuestro santo nombre en vano,

 

en juzgados y precintos

 

en posesiones presidenciales

 

por senadores y diputados.

 

El nombre de Dios

 

está manchado,

 

lo invocan para las guerras sucias

 

y se escudan

 

tras su imagen los tiranos.

 

El hombre dividió el átomo

 

y se creyó el dios del universo.

 

¡Hormiga prepotente!

 

¡Pretencioso gusano!

 

Nosotros los dioses

 

estamos enojados,

 

mientras tanto

 

en la tierra,

 

las chimeneas

 

defecan

 

su humo cotidiano.

 

 

Quinientos años de distancia

 

Nos une el idioma,

 

pero nos separan las palabras,

 

nos une la raza

 

pero nos separa el color de la piel,

 

nos unen los ideales

 

pero nos separan las ideas,

 

nos une la herencia

 

pero nos separa lo heredado,

 

nos une la geografía

 

pero nos dividen las fronteras...

 

 

La mosca

 

Ha entrado a visitarme

 

una mosca

 

seguramente

 

sintió curiosidad

 

al verme,

 

se metió por la ventana

 

y me contempló

 

sentado en esta silla

 

con una hoja en blanco

 

tratando de escribirle poema

 

a las cosas raras de la vida.

 

Le debí parecer un tipo muy aburrido,

 

porque de inmediato

 

por el mismo hueco

 

que había venido

 

se marchó.

 

No me importan esos desaires,

 

de todos modos

 

a quién le interesa

 

trabar amistad

 

con una mosca cualquiera.

 

 

Presencia subversiva

 

Espero que la justicia,

 

ya sea humana o divina,

 

tome nota

 

en su bitácora

 

de pecados y arrepentimientos

 

de mis últimos actos de desorden

 

los cuales incluyen

 

en su orden:

 

observar una mariposa

 

copulando con una margarita,

 

detestar la sombra que proyectan

 

las torres de las iglesias

 

después del mediodía,

 

no despulgar a mi gato

 

donde el pelo se le pone blanco

(¿Quién dijo que a las pulgas

 

no les gusta también corretear

 

entre la nieve?),

 

eructar en almuerzos importantes,

 

no quitarme el sombrero

 

delante de las damas

 

por miedo a que se me caiga la peluca,

 

bailar boleros

 

en una iglesia vacía,

 

haberme graduado de ruana

 

mientras un ex presidente asombrado

 

prefería no concederme

 

personalmente el diploma

 

por temor a que le saltaran

 

de mi ruana

 

unas cuantas pulgas.

 

Tal vez sea por esto, o por aquello

 

o por lo de más allá

 

que los policías se sienten tentados

 

a inspeccionar los trapos

 

que me cuelgo en el cuerpo

 

cada mañana,

 

para cerciorarse

 

personalmente

 

que lo único peligroso

 

que hay en mí. es esta presencia subversiva.

 

 

Cristóbal Cartón y sus 40 piratas

 

Cristóbal Cartón

 

y sus 40 piratas

 

navegaron

 

por un mar de natas,

 

entre más navegaba

 

y navegaba

 

menos sabía don Cartón

 

por dónde andaba.

 

Un día, una isla rara

 

golpeó a don Cartón y

 

sus piratas en la cara.

 

"Tierra en la vista",

 

gritó Cartón,

 

sacándose de un ojo

 

un terrón.

 

Cuando andaba perdido,

 

Cartón fue descubierto

 

por un grupo de nativos

 

que en su idioma dijeron:

 

"Bienvenido".

 

Cartón que sabía

 

tanto de modales

 

como de geografía,

 

no contestó el saludo.

 

Tan sólo escribió en su diario:

 

"Llegué a la China,

 

estoy seguro,

 

la isla donde saltan los canguros".

 

Y en una isla de chocolate,

 

plantó Cartón su bandera pirata

 

y se robó así, de la forma

 

más sencilla,

 

todo un continente,

 

una luna de cacahuate

 

y dos mares de mantequilla.

 

"Agarren a Cartón

 

y a sus 40 ladrones",

 

gritó un loro,

 

"me ha robado las plumas

 

y a los nativos el oro".

 

Don Cartón, el pirata

 

no tuvo decoro,

 

exterminó a los nativos

 

y hasta mató al loro.

 

Devuelto a España encadenado

 

Cartón, el pirata deliraba,

 

"Soy dueño del tesoro,

 

de mares de esmeralda

 

y montañas de oro".

 

Cristóbal el pirata,

 

cabeza hueca

 

y corazón de lata

 

murió sentado en una silla.

 

Una pierna la enterraron

 

en una isla americana

 

y la otra

 

la enterraron en Sevilla.

 

Dónde están todos sus restos,

 

a ciencia cierta no es sabido,

 

Don Cristóbal el pirata

 

aun después de muerto

 

anda perdido.

 

 

 

No espero a nadie

 

Aquí sigo sentado

 

contando atardeceres,

 

no espero a nadie

 

y nadie me espera,

 

las flores se asoman

 

a contemplar la primavera

 

y en las ramas de un árbol

 

dos cardenales se cortejan,

 

han pasado los años,

 

mi cara es una de sus huellas,

 

no espero a nadie

 

y nadie me espera

 

una abeja sin colmena

 

habita una flor nueva

 

y con sus pies procrea

 

tulipanes y fresas,

 

no espero a nadie

 

y nadie me espera.

 

 

Comentarios

 

Dicen que hasta las paredes

 

tienen oídos,

 

sin embargo

 

lo que yo he entendido

 

es que algunas personas

 

tienen paredes en los oídos.

 

Nunca voy a cultivar

 

una rosa en mi ojal

 

no sea que sus raíces

 

se mueran de melancolía

 

en mi garganta.

 

 

 

Nostalgias

 

Un día cualquiera

 

amanecí montado en un triciclo azul,

 

tres ruedas infladas de ilusión

 

y una canastica color crema

 

cargada de fantasías.

 

La calle me invitaba

 

a apostarle carreras al pavimento,

 

no acababa de empezar el día

 

y me lanzo a perseguir el mundo

 

con mis cinco años de esperanzas

 

agarrados al brillante manubrio

 

y empujados por unos cuantos pedalazos.

 

Pero, ¡qué va!,

 

a los cinco años comienza la tristeza,

 

el vecino de al lado

 

monta una réplica exacta

 

de mi triciclo en color crema

 

y como si nos hubieran ensillado

 

en el mismo caballo,

 

apostamos una carrera alrededor de la manzana,

 

cada cual por su lado

 

y al llegar a la mitad del camino

 

allí nos estrellamos

 

y aquí sigo

 

con ganas de volver a tener

 

cinco años

 

para darle la vuelta

 

no a la manzana

 

sino al mundo

 

montado en mi triciclo azul

 

desafiando la tristeza.

 

 

A nadie le gusta retratarse antes de cumplir cinco

años

 

Tengo formados

 

en estricto orden

 

mis duendes taciturnos

 

y mis fantasmas rosados

 

uno que otro mosco ensartado

 

en la punta de una aguja

 

mis medias de rombitos

 

respirando por sus agujeros

 

y mi pelota de caucho

 

llena de payasos y mariposas

 

dibujándolos con agua a su rebote

 

en el techo de mi pieza

 

tocan a la puerta

 

y mi felicidad

 

de las cuatro de la tarde

 

es arruinada

 

por un fotógrafo ambulante

 

me ponen elegante

 

con un pantalón cortico

 

que me rasca

 

y una corbata

 

que me oprime la garganta

 

me sacan al jardín

 

y me toman una foto

 

para el álbum de recuerdos

 

desde donde mi cara

 

todavía me mira

 

años después con rabia

 

por eso no recomiendo

 

retratar a nadie

 

que esté jugando por su cuenta

 

antes de cumplir cinco años y a eso de las 4 de la

tarde.

 

 

Retazos de mundo

 

El mundo

 

esa criatura melancólica

 

que a fuerza de la prisa

 

terminó siendo redonda.

 

La mañana

 

vestida de amarillo

 

con olor a naranja

 

y tus pasos pequeñitos

 

con huellas de esperanza.

 

La noche

 

viuda del día

 

chaperona de la Luna

 

con su traje de estrellas

 

dibuja tu sonrisa.

 

El agua

 

sedienta de peces

 

navega cielo arriba

 

por las cuestas del alma.

 

La rosa

 

toda labios

 

con sus besos rojizos

 

y sus pétalos largos.

 

La abeja

 

poeta incurable

 

transforma flores en miel

 

sin consultarle a nadie.

 

 

 

Retazos de alma

 

Al fondo de un baúl

 

se queja una bufanda

 

le hace falta un cuello

 

en su garganta.

 

Miro al cielo

 

y en las nubes veo tu cara.

 

¿Cómo aprendió el viento

 

a dibujarla?

 

En la corteza de un árbol

 

un corazón

 

enlaza dos nombres,

 

cicatriz de madera

 

grabada para siempre

 

en el bosque de mis nostalgias.

 

Te veo en una vieja foto

 

suspendida en un instante del tiempo

 

y pienso que en el alma

 

jamás se amarillan los recuerdos.

 

 

El dios esperado

 

No sé cómo

 

perdí contacto

 

con el planeta tierra

 

y aterricé

 

en un planeta rosado

 

cubierto de helechos vírgenes

 

y poblado por seres de colores

 

que me miraban aterrados.

 

Tal como lo habían predicho

 

sus libros sagrados

 

mi descripción llenaba

 

antiguas predicciones

 

de sus antepasados,

 

"un día llegará un extranjero

 

de largos bigotes

 

y mirada de gato,

 

bajará del cielo

 

en un carruaje

 

carente de caballos".

 

Yo era el esperado dios foráneo

 

y aquella coincidencial descripción

 

de mi llegada

 

me había merecido todo un reino.

 

Festejaron con vino que ordeñaban

 

de animales extraños,

 

me dieron la mejor comida,

 

me levantaron una estatua

 

y me bañaron con leche de durazno.

 

Me pusieron una corona

 

de piedras vivas

 

y me vistieron

 

un traje

 

de pájaros recién capturados,

 

me casaron con 40 hermosas mujeres

 

y tal como estaba predicho

 

al otro día

 

me crucificaron.

 

 

Para luchar el olvido

 

¿Cuántos olvidos componen un segundo?

 

¿Cuántos latidos abarcan un minuto?

 

¿Cuántos suspiros marcan el paso de una hora?

 

¿Cuántas lágrimas se riegan en un día de lluvia?

 

¿En cuántas semanas envejecen

 

los rostros que no pueden ver la luna?

 

¿Es acaso un mes

 

la medida de tiempo más exacta

 

entre un gemido

 

y una casa olvidada en la distancia?

 

Tal vez un año de hambre no sea nada.

 

Pero, ¿Cuántos seres caben

 

en un siglo de historia?

 

¿En dos, tres, cuatro o cinco siglos

 

de miseria y de sangre?

 

No lo sé.

 

Ni todos los dedos de mis manos

 

y mis pies,

 

junto con los de miles

 

de otros pies y otras manos

 

alcanzarían a contarlos.

 

Sólo sé

 

que cuando se llenan

 

aunque sea de gotas

 

los pétalos de una rosa

 

esa puede ser la copa

 

que desborde

 

un río

 

con mil siglos acumulados de olvidos y venganzas.

 

 

Gramática de clase

 

Mi morfología es el ego

 

y mi sintaxis el individualismo,

 

yo, más que un pronombre

 

soy la primera persona

 

del singular verbo que me define,

 

yo mando,

 

yo ordeno,

 

tú obedeces,

 

ella cocina

 

y él limpia.

 

Yo soy el verbo principal,

 

los demás

 

sólo son frases subordinadas

 

de mis sustantivos,

 

mientras yo, calmadamente

 

repaso mis adverbios

 

y me corono de adjetivos.

 

Cual si fuera el centro

 

de la gramática de clase,

 

yo he generado todas las inflexiones mientras ustedes,

 

mis queridos complementos indirectos tan sólo me producen

 

un circunstancial fastidio.

 

 

 

Al viejo mar

 

El mar

 

azul e inmenso,

 

lleno de criaturas prodigiosas

 

gatos bigotudos

 

que navegan

 

como barcos ofendidos por el viento,

 

mariposas cristalinas

 

que miran al fondo de la tierra,

 

el mar

 

el simple y pausado mar

 

de pronto agredido

 

por botellas,

 

latas,

 

y plásticos

 

que navegaron sin descanso

 

por ríos y alcantarillas

 

para posarse en la playa

 

codo a codo

 

con las caracolas marinas,

 

el mar

 

el simple mar,

 

azul, inmenso

 

con su placenta de colores

 

pescaditos de neón

 

avisos luminosos

 

con que se hace propaganda

 

la naturaleza,

 

tortugas señoreras

 

con escafandras

 

de la edad de piedra,

 

el mar

 

qué azul,

 

qué simple

 

y qué inmenso,

 

poblado por armas

 

dispuestas a acabarnos

 

si no es que nos dedicamos

 

a cuidar sus pulpos y sus algas

 

y también a los hombres

 

grandes niños malos

 

que se han dedicado

 

por falta de amor

 

a las estrellas de mar

 

a malemplearlo.

 

 

Por las calles mojadas

 

Por las calles mojadas

 

veo pasar

 

los fantasmas de la prisa,

 

hombres ahorcados

 

por sus propias camisas

 

mujeres empinadas

 

en tacones de risa,

 

paraguas esqueléticos

 

como hongos marchitos,

 

latas de sardinas

 

con timón y cuatro ruedas,

 

y yo, como si nada

 

dejando que la lluvia

 

húmeda como tus besos

 

me haga cosquillas en la cara.

 

 

 

¿Cuáles de éstas no son madres?

 

La madre tierra,

 

la madreperla,

 

la madrasta de Blancanieves,

 

la Virgen y Madre,

 

la madre patria,

 

la madre de todas las batallas,

 

la madre Teresa,

 

la madre de la madre Teresa,

 

la madre España,

 

ole por tu madre,

 

lo juro por mi madre,

 

va la madre.

 

 

Unidos y separados

 

Nos une el idioma,

 

pero nos separan las palabras,

 

nos une la raza

 

pero nos separa el color de la piel,

 

nos unen los ideales

 

pero nos separan las ideas,

 

nos une la herencia

 

pero nos separa lo heredado,

 

nos une la geografía

 

pero nos dividen las fronteras...

 

Alegorías

 

Países del Tercer Mundo

 

del cuarto infierno

 

y del quinto abismo,

 

Contra el comunismo, catecismo

 

y contra el catecismo, paludismo

 

Un solo Dios, una sola patria,

 

un solo despelote Fondo Monetario Internacional

 

Desfonde Millonario Criminal

 

Hambruna en Africa, obesidad en Norteamérica

 

el planeta se inclina hacia el norte por exceso de peso,

 

Le cambio el dólar por sus pesos,

 

dice el Tío Sam,

 

un dólar igual 80 kilos de ministro,

 

120 kilos de presidente

 

90 de diputado

 

y sólo 15 de general,

 

ya que la carne de cerdo ha bajado en el mercado,

 

póngale bozal a la conciencia

 

para que no lo muerda ni le remuerda

 

Clasificado de prensa,

 

"clases de paracaidismo

 

sin paracaídas, llamar al consulado argentino".

 

y para terminar estos poemas sub-versivos,

 

por favor, no se preocupen

que esto apenas es el principio.