Guillermo Rico Reyes: Las lágrimas
sanaron el mar
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En este extracto del libro de Guillermo Rico Reyes, el lector podrá adentrarse en una de las miles de masacres que este país curiosamente llamado Colombia, en honor a un genocida, ha sufrido desde que el primer español pisara nuestra tierra y que 500 años más tarde siguen sucediendo. Las masacres han sido calladas y los masacradores han permanecido impunes. Es importante que el lector salga de su burbuja de comodidad y sepa que vive en un país que lo están asesinando líder por líder y llevándoselo al extranjero, barril por barril.
Masacre de El Salado.
"Aunque no hace parte de los 15 municipios de los Montes de María, El Salado es una de sus puertas de acceso, por lo que fue blanco de incursiones de todo tipo de grupos. Las Farc fue el primero, tal vez motivados por los jugosos dineros que dejaban las cosechas de hoja de tabaco con el que se lograron importantes capitales de los campesinos trabajadores de este producto, pero tenían un gran inconveniente: un puñado de policías custodiaban el pueblo, así que los guerrilleros iniciaron campañas de hostigamiento permanente. Un día apareció un helicóptero y se los llevó a los uniformados, era la época de Pastrana donde no existía el respaldo institucional a las comunidades y cualquier cosa podría pasar, así que fueron para nunca volver, como tampoco su reemplazo por alguna fuerza, ejército o armada.
Quien sí volvió y para quedarse fue la guerrilla de las FARC, al mando de Martín Caballero. El comandante logró la información de quiénes se habían enriquecido gracias al tabaco y fue la pesadilla: comenzaron las boletas, el chantaje, las amenazas, el secuestro y por supuesto, el ajustíciamiento a los que evadían los impuestos subversivos hasta que, un piquete de militares que recibieron la orden de tomarse la población, fueron emboscados y por lo menos 26 uniformados asesinados; entonces... mandaron a los paramilitares...
La de El Salado es una de las matanzas más mencionadas por la memoria histórica y los medios de comunicación y no es para menos, la realizaron los ejércitos de extrema derecha y la cifra de muertos, que no se pudo puntualizar, oscila entre 66 y 110 personas. El pueblo es un corregimiento del municipio de Carmen de Bolívar en el departamento del mismo nombre, muy cercana a los Montes de María. La masacre de los militares fue la justifícación que necesitaban los paramilitares y que muy "amablemente las Farc se las habían servido en bandeja de plata".
"Aunque no hace parte de los 15 municipios de los Montes de María, El Salado es una de sus puertas de acceso, por lo que fue blanco de incursiones de todo tipo de grupos. Las Farc fue el primero, tal vez motivados por los jugosos dineros que dejaban las cosechas de hoja de tabaco con el que se lograron importantes capitales de los campesinos trabajadores de este producto, pero tenían un gran inconveniente: un puñado de policías custodiaban el pueblo, así que los guerrilleros iniciaron campañas de hostigamiento permanente. Un día apareció un helicóptero y se los llevó a los uniformados, era la época de Pastrana donde no existía el respaldo institucional a las comunidades y cualquier cosa podría pasar, así que fueron para nunca volver, como tampoco su reemplazo por alguna fuerza, ejército o armada.
Quien sí volvió y para quedarse fue la guerrilla de las FARC, al mando de Martín Caballero. El comandante logró la información de quiénes se habían enriquecido gracias al tabaco y fue la pesadilla: comenzaron las boletas, el chantaje, las amenazas, el secuestro y por supuesto, el ajustíciamiento a los que evadían los impuestos subversivos hasta que, un piquete de militares que recibieron la orden de tomarse la población, fueron emboscados y por lo menos 26 uniformados asesinados; entonces... mandaron a los paramilitares...
La de El Salado es una de las matanzas más mencionadas por la memoria histórica y los medios de comunicación y no es para menos, la realizaron los ejércitos de extrema derecha y la cifra de muertos, que no se pudo puntualizar, oscila entre 66 y 110 personas. El pueblo es un corregimiento del municipio de Carmen de Bolívar en el departamento del mismo nombre, muy cercana a los Montes de María. La masacre de los militares fue la justifícación que necesitaban los paramilitares y que muy "amablemente las Farc se las habían servido en bandeja de plata".