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                              URBANITAS

         

             LA PEATONALIZACIÓN DE LA SÉPTIMA:

                               ¡TODA UNA NOTA!

         

Mario Lamo Jiménez

De visita de nuevo por las calles bogotanas encuentro una de las mejores cosas que le podía haber sucedido a Bogotá: ¡La peatonalización de la Séptima es toda una nota! Por primera vez en décadas se puede andar por el centro de la ciudad sin sentir la contaminación, la embestida de los carros y el temor de ser atracados, y disfrutar en verdad de lo que debe ser un centro urbano: Un ambiente sano para caminar donde se puede ver una variedad de eventos y gozar de la compañía animada de otros urbanitas.

Finalmente nuestro centro histórico puede ser disfrutado a plenitud y se convierte así en un gran atractivo tanto para los bogotanos como para los turistas. La magia de Macondo se trasladó literalmente a la carrera Séptima, ya que "un señor muy viejo con unas alas enormes" daba su espectáculo garciamarquezco parado en un bolardo y solo le faltaba volar para volver realidad la novela de Gabo, mientras que a pocos metros de él un artista de ciudad con su disfraz de espejos era la gran atracción de niños y adultos. Al pasar por la Casa del Florero pude ver una larga fila de personas esperando para entrar al museo: La gente ha recuperado no solamente las calles sino partes de su historia que le estaba siendo ajena.

Nunca habría soñado en ver llamas en plena Plaza de Bolívar ni a un "historiador" de ciudad que cobraba por describir la arquitectura de todas las edificaciones que rodean la plaza, ni mucho menos en fotografiar con completa calma este espectáculo arquitectónico y humano, ¡algo está cambiando!

La alegría se tomó literalmente las calles bogotanas y con ella el derecho de todos a vivir en una ciudad: vi gente en muletas, en sillas de ruedas, niños, jóvenes, ancianos, parejas besándose en medio de la calle y todos tenían rostros felices, ¡el mundo parecía distinto! Un cantante callejero deleitaba al público con su versión de "El negrito del batey", más adelante un saxofonista dejaba pasear sus notas Séptima arriba y corazón adentro. La gente se agolpaba para ver el encuentro más emocionante del mundo: ¡Tres partidos de ajedrez simultáneos al lado de una acera!

Y, creerlo o no, retomar las calles es un derecho de los ciudadanos que se ve repetido en muchas partes del mundo. Desde los años 60, el centro de Copenhague ha estado cerrado al tráfico, al igual que en otras ciudades europeas. En las ciudades norteamericanas, por su parte, esta práctica es muy limitada ya que el interés comercial supera el interés por crear hábitats más humanos. El mundo fue hecho a la imagen y semejanza de un automóvil y las calles son como su centro de caza, donde si uno se descuida es embestido por la fiera de metal con un afierado conductor adentro. En la Séptima se respira paz, alegría, fraternidad, se respira otra ciudad, se demuestra en la práctica que otro mundo es posible y que otra forma de vida está al alcance de nuestras manos si nos lo proponemos y sabemos gozarla y aceptarla.