LAS HADAS DE LOS SUEÑOS
Luis Germinal Muñoz Salvador
¡Dios, tengo tanto sueño!
Hace 6 días que no duermo, desde que pronuncié las palabras escritas en aquel poema sobre hadas.
Cómo saberlo, era solo una página, tal vez lo habré leído en voz alta. Desde entonces no puedo dormir. Inmediatamente cierro los ojos las veo venir, pequeñas, brillantes, sonrientes, como la campanita de Peter Pan, excepto por los dientes, aquellos pequeños dientes negros, parecen sierras.
La primera vez que me dormí devoraron mi pulgar izquierdo, es todo un shock por que las ves comerte, pero no duele, no sangras y al despertar el shock es aún mayor cuando en lugar de tu dedo queda tan solo un hueso, la herida totalmente cauterizada. La segunda vez que me rendí al sueño, perdí tres dedos de la mano izquierda, la oreja derecha y parte del labio superior.
No hay cosa más horrenda que saber que te están devorando y no poder hacer nada, saber que vas a morir y que no puedes cambiarlo, saber que nadie te creerá jamás lo que te ocurre, saber que nadie puede ayudarte. Actualmente he perdido la pierna derecha hasta el muslo el brazo izquierdo hasta el hombro, el pie izquierdo, dos dedos de la mano derecha y de la cara mejor ni hablemos.
Tengo tanto sueño que se me cierran los párpados, pero con solo pestañear las veo venir volando hacia mí, cada vez más hambrientas. Pero ya estoy tan cansado que me parece un buen negocio. Ellas tienen hambre y yo sueño. Ellas comerán y yo dormiré toda la eternidad.
¡Venid, venid hadas de los sueños, el buffet está servido!
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