EL 2012 PUEDE SER
Humberto Vélez Ramírez
Entre otras razones, este del 2011, por ser un año electoral en el que todo evento político importante se mide y evalúa por su capacidad de sumar y restar votos, no es una ocasión propicia para viabilizar un plan de negociación política del conflicto interno armado. Aunque se trate de un evento genuinamente político, a la sociedad no le conviene su instrumentación por las elecciones.
Para este segundo semestre del 2011, muchas indicaciones empíricas nos señalan que aunque el Estado no ha ganado la guerra, muchos menos la ha perdido, pues las fuerzas militares continúan muy activas careciendo de validez la afirmación de que, desmoralizadas, han entrado en una operación “tortuga”; por su parte, las guerrillas no la han perdido, pero, por razones sobre todo geopolíticas, como nunca se nos ha hecho evidente de que muy dificultosamente la podrán ganar. Claro, que puede ser: Pero, tan improbable es que la ganen, como improbable era que existiesen cisnes negros, hasta que, un día cualquiera, éstos aparecieron en Australia en 1697.
Basado en esa correlación bélica y sicológica de fuerzas- entre unos Generales, que ya saben que no perderán la guerra pero que les costará mucho ganarla y unas guerrillas, que ya se han percatado que no la ganarán aunque todavía posean una gran capacidad de resistencia y de lucha- Alfredo Molano reeditó la hipótesis del “empate militar” , que, inscrita en este contexto de análisis, adquiere un sentido muy distinto del que muchos años atrás le asignaron cuando fue planteada bajo visos, más bien, mecanicistas. Esta hipótesis de avance hacia una especie de empate militar puede también ser planteada cuando un guerrero, no obstante la superioridad de su situación estratégica, puede sufrir derrotas asociadas al desconocimiento de la estrategia del enemigo. Algo similar podría haberse presentado unas semanas atrás en el Cauca cuando el ya depuesto Ministro de Defensa presentó como un simple problema de percepción unos golpes militares fuertes, que no eran más que el resultado objetivo de un cambio radical en la estrategia de las Farc.
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Sobre la materia escribió Alfredo Molano,
“Por lo que se ve, tanto las Farc como el Eln no sólo encajaron los golpes, sino que volvieron a la guerra de guerrillas clásica, simple y llanamente. ¿No es esto lo que se llama empate estratégico? En público no se dirá, pero en los pasillos se acepta a media voz. Y se agrega: es hora de negociar. Santos es el más interesado: la Historia pasa por el arreglo definitivo. Puede que no lo logre, pero va a jugar la carta con la astucia que se le reconoce. Por aquí la guerra no tiene futuro.”
Santos estuvo en el fracaso del Caguán; Santos políticamente inspiró los planes militares, por ejemplo, “La Operación Patriótica” en el suroccidente colombiano, la máxima ofensiva militar de toda la historia de la guerra en Colombia observando, de modo personal y directo, que a la guerrilla en ocho años sólo le pudieron arrancar el 40% del territorio, que controlaba en el 2002; Santos, de modo vivencial, experimentó que a la guerrilla la pararon en el vertiginoso ascenso militar que traía, pero que no la pudieron derrotar. Santos finalmente sabe que el contexto actual de negociación con las Farc sería el de una guerrilla que, ya “retrocedida”, tiene conciencia de que no ganará la guerra y no el contexto de 1998 cuando, dada su capacidad ofensiva, impuso la salida del Caguán sintiéndose, por su situación de beligerancia, como un Estado alternativo al Estado oficial.
Por eso, y porque es consciente de que no se puede continuar dedicándole a la guerra el 5% del PBI y porque sabe que si negocia pasará a la historia, Santos es el más interesado en negociar. El, in pectore, así lo debe sentir y así lo debe pensar, pero sabe que, con sólo intentarlo, se le vendrá encima la pesada “pesada” del uribismo radical. Por estos días, Cecilia Orozco Tascón le preguntó a uno de los líderes del pensamiento estratégico de los industriales que si se llegase a unos diálogos con las Farc, habría o no ruptura total entre Santos y Uribe. Así respondió Fabio Echeverri Correa, uno de los más cercanos asesores del expresidente,
“No sé cómo reaccionaría el expresidente. No creo que le guste y, para serle franco, a mí tampoco me gustaría. Ese camino está más que recorrido y experimentado. No hay manera de arreglar el problema a las buenas, salvo que la guerrilla, en un acto heroico, dijera que entrega todo. No creo que eso suceda”.
Entre los actores directos del conflicto, el gobierno y las guerrillas abren una puerta para decir que “están dispuestos a negociar” y, de inmediato la cierran, para proclamar que “diálogo sí pero con condiciones”, planteándolas, por lo general, en un punto extremo y maximalista, que las torna abstractas e inoperantes. Al ser ello así, todo indica que, aunque “quisiesen negociar”, eso sería, primero, o imponiéndole al enemigo un precio muy elevado por acceder al diálogo o, por el contrario, como queriéndole decir, que los obstáculos para sentarse a una Mesa son todavía muy poderosos.
El presidente Santos, por ejemplo, en un principio habló mucho de su disponibilidad al diálogo, después se calló y en los últimos meses, por lo menos, en cuatro ocasiones, se ha referido al tema, así:
En Cartagena en el Congreso de la ANDI, la Asociación de industriales, dijo, “la puerta del diálogo no está cerrada”, pero, “diálogo sí, cuando estemos convencidos”, es decir, cuando el gobierno tenga la absoluta convicción de que el diálogo conducirá a “un verdadero acuerdo de paz”. Por su parte, en el “Foro Juan Pablo II con la Paz de Cristo por los caminos de Colombia”, al recordar que el Estado, al igual que la Iglesia, continúa explorando distintas vías y caminos para alcanzar la paz, precisó que el gobierno convocará a la Iglesia cuando “las circunstancias sean propicias” para comenzar un diálogo formal. En tercer lugar, al inaugurar la campaña gubernamental “Mambrú NO va a la guerra ¡Este es otro Cuento!”, campaña orientada a sacar a los niños de la guerra, le envió un mensaje a los grupos armados en el sentido de que todos los colombianos desean la paz y que, por eso, demandaba acciones contundentes por parte de las guerrillas con las que demostrasen sus deseos reales de paz. Finalmente, durante su reciente viaje a Chile y a Argentina, así reiteró el asunto: en El Instituto chileno de Administración Racional de Empresas, ICARE, señaló que el Estado estaba dispuesto a abrir las puertas al diálogo sobre la base de que los alzados en armas demostrasen con hechos de que efectivamente querían alcanzar un acuerdo; y al llegar a Buenos Aires, manifestó que estaba dispuesto a dialogar con los rebeldes, pero que se requerían hechos de paz como la liberación de los rehenes.
En lo que a las guerrillas respecta, algo similar ha ocurrido, sobre todo, en un abundante diálogo epistolar que ha habido entre personajes de las sociedades civiles y Cano (Farc) y Gabino (Eln). Han manifestado una predisposición positiva a negociar, pero “si”…y enseguida, o no han precisado nada o se han referido a exigencias maximalistas.
Esto no obstante, si con tanta frecuencia, unos y otros han apelado al “sí…pero…”, ha sido porque el deseo les está pesando mucho en la intimidad viéndose compelidos a exteriorizarlo y objetivarlo no obstante que, por distintas razones, saben que la complejidad y dificultad del asunto es enorme. En el caso de Santos, por ejemplo, sus miedos no se encuentran asociados a caer de nuevo en las trampas del Caguán, pues sabe que las Farc de 1998, pujantes, altivas y arrogantes, no son las Farc del 2011, golpeadas aunque no derrotadas. Sus temores son de un tipo distinto, es el temor a un alzamiento generalizado del uribismo radical. De todas maneras, previsivo, astuto y atento como ha sido, sabe que el Uribe de ahora, al que le acaban de condenar a 25 años de cárcel a su máximo jefe de inteligencia, no es mismo Uribe- Presidente. Por su parte, el jefe de las Farc, también sabe que es cierto que a partir del 2008 se han venido reactivando haciendo ya un cambio estratégico con el que han colocado en claras condiciones de subutilización la enorme tecnificación lograda durante los gobiernos de Pastrana y Uribe en la modernización del aparato coercitivo del Estado, sobre todo en materia de fortalecimiento de la capacidad de combate por aire. Esto no obstante, Cano no podrá velar los fuertes golpes que las Farc recibieron entre el 2002 y el 2008. Finalmente, en lo que al ELN respecta, por tratarse más de un partido armado que de una guerrilla, siempre será más fácil encontrar rutas adecuadas y fructíferas hacia la paz.
Por lo tanto, en este segundo semestre del 2011, se tienen a un presidente y a unas guerrillas que “desean el diálogo…si…”.
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Por otra parte, en el segundo renglón del Ejecutivo central se encuentra una persona, que, por historia biográfica, con toda seguridad también “desea el diálogo”, pero que, en este caso, no se entromete, pues le respeta a Santos su facultad constitucional de manejo del orden público (art .189 de la Constitución) y que, por eso, se ha limitado a reproducirle el condicionante “si”… Nos estamos refiriendo al Vicepresidente Angelino Garzón, personaje central de una polémica, casi airada- no entre los subalternos que lo han escuchado con beneplácito, sino entre la burocracia técnica y los políticos- sobre las funciones de ese cargo.
Los que han tenido oportunidad de seguirle su trayectoria política saben que, tras su vieja militancia en el partido comunista y la “Unión Patriótica”, por lo menos, desde 1994 o 1995 no ha tenido militancia partidista no obstante sus simpatías hacia una izquierda democrática. Desde entonces, se ha movido siempre como un ciudadano con posiciones políticas pero “independientes”, situación mental ésta casi estructural en él, que le ha marcado los alcances y límites de una muy buena capacidad crítica, sobre todo en materias sociales y de derechos humanos. Los de izquierda clásica, le han cuestionado su entrega al sistema y los de derecha “la intromisión en sus asuntos”. No se podrá olvidar que al gobierno de Santos entró no como militante de alguno de los partidos de la unidad nacional, sino como persona independiente. Lo interesante de su caso es que, no obstante haber estado ya cerca de Pastrana y de Santos, ni en uno ni en otro caso ha perdido la independencia sino que, más bien, en la práctica la ha defendido y la ha practicado. Por lo tanto, no ha hecho parte de los clásicos cooptados que, de rodillas, han entrado y han permanecido en el establecimiento. Por estos días, ha habido personas y diarios, que han recogido este enfoque de análisis sobre el vicepresidente, así,
“Garzón siempre ha sido un hombre político, que acostumbre fijar abiertamente sus posiciones, sin importarle quiénes las comparten y quiénes no”.
“El Vice nos ha venido acostumbrando a decir verdades que otros servidores del Estado callan…De ahí, por ejemplo en el caso de la última polémica, Garzón muestra la cara social del gobierno mientras los cerebros de planeación exhiben su salvaje concepción neoliberal”.
Como para pensar, entonces, que objetivados en algún momento, podría ser en el 2012, los deseos de diálogo de unos y otros en una aterrizada propuesta de condiciones cumplibles, se puede pensar que en el actual Vicepresidente se tendría un buen animador de una negociación, máxime que se confiesa católico y militante de una Iglesia, que espera la hora de poder explorar caminos hacia el diálogo.
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Recogiendo, de modo crítico, la experiencia del Caguán habría que decir que a una nueva negociación bajo un nuevo Modelo no se debe entrar hasta que nos se hayan definido los términos muy precisos en los que se va negociar, vale, decir mientras no se haya negociado la negociación. Esta etapa inicial tiene sus tiempos, que deben ser pausados y serenos y discretos. Si los deseos existen y son reales e irreversibles y hasta tercos, de modo casi necesario habrá que pasar por una fase casi secreta. A lo mejor ésta ya se ha iniciado, y entonces, nos encontramos rezagados o, a lo mejor, no se ha echado a andar y nos encontramos escribiendo con los deseos.
A este respecto recomendamos dos textos: de un lado el Atisbos Analíticos No 127(www.atisbosnaliticos2002.blogspot.com) en el que planteamos algunas ideas, polémicas, sobre lo que en la actualidad podría ser una negociación, y por la otra, el artículo de Carlos Medina Gallego, “Piezas para armar el rompecabezas de la paz”, en el que, sobre la materia se señala,
“lo mejor que nos puede pasar, es que el gobierno, en lugar de andar reclamando hechos de paz, tomara la iniciativa y de manera discreta estableciera contactos para un prediálogo que explore posibilidades reales” a partir del estado actual del conflicto.
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De todas maneras, tanto la pre-negociación como la negociación deben partir del estado en que se encuentre el conflicto armado en la coyuntura en la que se va a hacer el abordaje de la salida negociada.
En los tres últimos años- los dos últimos de Uribe y el primero de Santos- las Farc han venido incrementado su accionar militar no estando ello asociado a un “descuido” del actual gobierno, pues, en nuestro concepto, éste ha continuado cuidando la Estrategia de Seguridad democrática de Uribe tal como la recibió, vale decir, prisionera ya en una primera fase, notable y notoria, de debilitamiento. En el primer semestre de los tres últimos años las acciones armadas de las Farc fueron: 2009 (855), 2010 (849), 2011 (1120). Otra importante indicación empírica señala, de acuerdo con cifras oficiales, que, entre desmovilizados, heridos y muertos, para finales del 2010, 2540 militares quedaron fuera de combate. Es decir 300 más que en el 2002 cuando se inició el gobierno de Uribe Vélez. Por su parte, de acuerdo con cifras del Ministerio de Defensa en el mismo año, 2010, 1870 farquianos quedaron fuera de combate.
Cabe destacar que los amigos del anterior gobierno sólo han destacado cifras relativas al último año velando lo ocurrido durante los dos últimos años del anterior gobierno. Por su parte, el actual Ministro de Defensa, Rivera, de cara al re-actuar armado de las guerrillas, el ELN incluido, ha señalado que se trata simplemente de una “guerra de percepción” y que eso había que interpretarlo como una muestra de desesperación,
“cuando se sienten desesperados, entonces, acuden al terrorismo indiscriminado contra la población civil, es lo que he bautizado la ‘pabloescobarización’ de las FARC y no constituye un síntoma de fortaleza, sino de debilidad. No constituye una muestra de que estén activas cobrando nuevas fuerzas, sino de desesperación, de cobardía, de que vamos por el camino correcto hacia la terminación definitiva de las amenazas”.
Desde hace meses, varias voces pausadas han venido advirtiendo sobre un cambio en la estrategia y táctica militar en las Farc; por estos días, el exembajador de los Estados Unidos, William Bownfield, entrevistado por Caracol a propósito del caso Toribío, aconsejó al gobierno no equivocar el diagnóstico, pues, el incremento del accionar militar de las Farc nada tenía que ver con una acción coyuntural orientada a ayudar a Cano a salir de un acoso de las Fuerzas del Estado, sino que, más bien, era el resultado de un cambio importante en su estrategia, pues las Farc habían regresado a la táctica militar de la guerra de guerrillas. Nosotros, por nuestra parte, en los Atisbos Analíticos, desde el 2009 hemos venido insistiendo en una tesis similar. Ahora, los investigadores del Observatorio del Conflicto armado, Leon Valencia y Ariel Avila, han avanzado un primer estudio empírico sobre la situación actual de la guerra interna, del que han inducido unas importantes hipótesis descriptivas destacando nosotros, como central, la siguiente generalización empírica,
“El crecimiento progresivo de las acciones de las FARC está más relacionado con su plan de reestructuración, iniciado por Alias ‘Alfonso cano’, que con una supuesta debilidad de la Estrategia militar del gobierno de Juan Manuel Santos”.
Entonces, nos preguntamos, ¿cuál es la nueva estrategia y táctica militar de las Farc?
Valencia y Avila, la condensan en un cambio estratégico: El retorno a la táctica militar de la guerra de guerrillas, o sea, el regreso a la irregularización de la guerra. Se trata del llamado “Plan 2010” de Cano con tres componente centrales:
1. La descentralización;
2. La movilidad de pequeños grupos transformados en “Unidades Tácticas de Combate”;
3. Y los nuevos métodos de guerra entre los que el clásico hostigamiento no es el único ni quizás el central, tales como campo minado y/o MAP, francotiradores, emboscadas, ataques a infraestructura energética, combates ligeros y los ya señalados hostigamientos.
Ha sido así como las Farc han buscado readecuar su estrategia- en esto históricamente han sido más hábiles que en sus cambios mentales e ideológicos- buscando, sobre todo, anular o disminuir la eficacia de la enorme capacidad de combate aéreo que han exhibido los Generales y de la cual ellos carecen, más por condiciones geográficas que por baja disponibilidad de recursos financieros.
Conviene recordar que, desde Uribe hasta el actual gobierno, el componente central de la Estrategia de Seguridad democrática ha sido la progresiva recuperación de la soberanía territorial por tres vías, física la primera expulsando a las guerrillas de los más importantes centros de producción y de población; físico-política la segunda, buscando, de modo obsesivo, la captura de los miembros del secretariado; y, simbólica la tercera, utilizando todo el aparato institucional de mediación disponible para inyectar en la intimidad de la población un imaginario colectivo asociado al “fin del fin de las guerrillas”. Ahora La Fuerza Pública se verá obligada a ajustar su estrategia en procura de responderle a la “nueva guerra de guerrillas subversiva de la insurgencia con “una novedosa guerra de guerrillas antisubversiva del Estado”, pero, en una operación así no podrá utilizar una buena parte de los recursos militares provistos durante diez por la Estrategia de Seguridad democrática, muy ligados a fortalecer su capacidad de combate por aire.
Al preguntarse por el mapa actual del conflicto armado en Colombia, los investigadores de la Corporación Arco Iris, distinguen entre tres tipos de zonas, sí:
1. Un primer grupo de departamentos en los que la situación de seguridad se ha deteriorado de modo visible y la Fuerza Pública ha adoptado una Estrategia, más bien , defensiva: CAUCA, NORTE DE SANTANDER, ARAUCA, CAQUETÁ Y PARTE DE ANTIOQUIA;
2. Otro en el que el conflicto armado se mantiene bastante intenso aunque en el primer semestre de este 2011 no se han presentado cambios significativos en relación con los años anteriores: NARIÑO, CHOCÓ Y META;
3. Y finalmente un tercer grupo en el que se observa un avance y consolidación de las Fuerzas del Estado: CÓRDOBA, TOLIMA, CUNDINAMARCA Y SANTANDER.
Entonces, no es que Santos haya bajado la guardia frente a la seguridad democrática sino que, más bien, pocos como él saben que,
1. Que el “el fin del fin “ de las guerrillas no está tan cercano;
2. Que una cosa es una “ Seguridad democrática” con todos los recursos fiscales y de los Estados Unidos a su disposición y otra cosa es una “Seguridad democrática” con necesarias limitaciones financieras, internacionales, sobre todo, a su desarrollo;
3. Y que la reorganización que están sufriendo las Farc ha empezado a dar sus frutos en una de las ya citadas regiones, pues, las minas - ahora más que sembradas, colgadas - y la multiplicación de los francotiradores han afectado los operativos militares por tierra y desde el aire los soldados ya no divisan grupos numerosos de guerrilleros que bombardear.
En su corta historia de casi once años, a los “Atisbos Analíticos” no sólo les ha interesado fijar el estado de la guerra en sus distintas etapas y esto buscando prever sus posibles desenlaces sino que, también, le ha inquietado sobremanera el impacto de la guerra interna sobre las poblaciones civiles. Habrá que recordar que las Farc se iniciaron con una táctica militar de guerra de guerrillas, es decir, con una guerra de movimientos, como el nombre lo dice, con gran movilidad ; de allí pasaron a una guerra de posiciones como cuando en 1995 atacaron las Base Militar de las Delicias con un cuasi ejército, casi 500 guerrilleros. Ahora, con una intensa y larga experiencia militar acumulada, en otro contexto de historia colombiana, han regresado a la guerra de guerrillas haciéndose más difíciles de derrotar. A hablar de acciones militares por tipo, mientras en el 2011 casi el 50 por ciento de las acciones de la Fuerza Pública han sido acciones de asalto combinadas con bombardeos, las Farc desde el 2009 han realizado acciones en las que han predominado las acciones de minados, los francotiradores, los hostigamientos, los combates de corta duración y, en el primer semestre del 2011, los carros-bomba.
Por lo tanto, lo que se podrá prever a futuro será que mientras las Farc cada día entrarán más en esa línea de retorno a la irregularización de la guerra, los Generales tendrán que ingresar también a una guerra irregular combinada con bombardeos y apoyada por un amplio ejército regular.
Entonces, esos ajustes en unos y otros, en guerrilleros y soldados, necesariamente se traducirán en la irregularización de las prácticas y en un deterioro, como nunca se había visto en el país, en el cuadro clínico de los derechos humanos siendo las más afectadas las poblaciones civiles y, entre ellas, los indígenas, los más pobres entre los pobres. Desde una mirada investigativa será ésta la lógica alocada de la nueva guerra aunque, a los investigadores como ciudadanos democráticos, se nos haga difícil aceptar que un grupo que pretende hacer la revolución, lo haga afectando, de modo bárbaro, a sus potenciales beneficiarios. Fue precisamente esto lo que Eduardo Sandoval- antropólogo colombiano exiliado en México- le dijo al guerrillero y antropólogo Alfonso Cano en Carta enviada el pasado 15 de julio,
“…Señor Cano, podría repetir el cliché que muchos tararean al decir que ‘yo, antes que antropólogo soy guerrillero’, pero la antropología también permite comprender que ustedes han convertido a los pueblos indígenas en sus enemigos y la antropología política de manera por demás simple posibilita deducir que la guerra que Ustedes hacen a nombre del pueblo es su guerra y no representa ni a los indígenas ni al pueblo colombiano toda vez que sus demenciales acciones han dirigido sus armas contra los indígenas y los civiles desarmados. Con seguridad que la antropología les serviría para entender, al igual que el sentido común, que los pueblos indígenas no son enemigos de la revolución y que, por el contrario, son unos de los sectores sociales que requieren de revoluciones pacíficas…es lamentable que recurran a destruir un pueblo y a masacrar indígenas para demostrar fuerza bélica, existencia organizativa y capacidad ofensiva…pero esas acciones demuestran la mediocridad de la estrategia militar , pues para doblegar unos cuantos policías emplean todo su potencial guerrero con saldos de civiles muertos…Por medio de la presente carta le propongo a Usted…que detengan sus acciones genocidas y etnocidas contra la población indígena. La mejor respuesta a los violentos la manifiestan los propios indígenas NASA en Carta a Santos firmada en Santander de Quilichao el 11 de julio del 2011, ‘Señor Presidente, la guerra no se termina con más guerra; eso ya está suficientemente demostrado en 50 años de confrontación armada en Colombia. Es hora de dialogar encontrar una solución política a este conflicto que nos extermina…Señor presidente, reconstruir Toribío y Corinto, no destruirlos…Tras los crímenes de guerra de las Farc, el gobierno ordena cometer más crímenes de guerra’. “
Esto no obstante, en el 2008 las Farc y el Eln venían de un bajón militar importante como resultado de la ofensiva estratégica del Estado con su Política de Seguridad democrática, hasta ese momento relativamente exitosa.
En Colombia son ya varios los estudios que señalan que el conflicto interno armado colombiano debe ser objeto de una nueva lectura debido, sobre todo, a las importantes transformaciones que en la última década se han venido produciendo en las luchas internacionales contra las insurgencias armadas y que han incidido,
1. en su reconfiguración política y militar, sobre todo;
2. en una más notoria y notable afectación de las poblaciones civiles;
3. en la universalizalización y legitimación de ciertas prácticas de guerra, que han tornado más dramático el mapa crítico de los derechos humanos.
En lo básico, la reconfiguración del conflicto mundial ha dado lugar a una confrontación por el dominio hegemónico en el que se coloca en disputa el control territorial del planeta en procura de la captura de los recursos estratégicos, del petróleo, por ejemplo. Entonces, a los adversarios insurgentes, que han apelado a la guerra irregular, se las respondido con un enfoque militar que combina métodos regulares con métodos irregulares de guerra. Por lo tanto, la irregularización de la guerra en lo militar ya no es un solo asunto de las guerrillas sino que, además, está siendo incorporado por los Estados en lucha contra las insurgencias. Pero, como consecuencia casi inevitable, la irregularidad no ha sido solo militar sino que, además, se ha extendido al plano de lo jurídico y de lo moral.
En materia de confrontación armada en la lucha por el dominio hegemónico de territorios estratégicos del mundo, muchos asuntos que antes se miraban como ilícitos han pasado a considerarse como completamente lícitos.
Digamos ahora que, de variados modos - militar, jurídico y moral- la Política de la Seguridad democrática, muy bien asesorada internacionalmente, inició en Colombia ese proceso de la irregularización y por eso la casi imposición de la consigna práctica, “en materia de guerra y de derrota de las Farc, todo vale”.
Destacamos esta hipótesis, pues en la actual etapa del conflicto interno armado, de no abrirse paso una negociación, la irregulización de la guerra en lo militar, en lo jurídico y en lo moral, puede tomar forma definitiva con todas las consecuencias perversas que un fenómeno así tendría para la población civil
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