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                           ANÁLISIS

         

            INTERNET: SUMISIÓN O MANUMISIÓN

         

Darío Botero Pérez

Parece inexplicable pagar 8.500 millones de dólares por un negocio que no da utilidades porque sus 170 millones de usuarios tienen acceso gratuito al servicio.

Se trata de Skype, la primera en ofrecer telefonía por Internet, desde 2003.

El maravilloso servicio es parte de los disponibles para los usuarios de la red. En conjunto, dotan a la Humanidad de una herramienta que permite a cada uno estar al mismo tiempo en muchas partes. Es el llamado don de la ubicuidad, que consideramos uno de los atributos de Dios pero que, ahora, está al alcance de cualquiera, inclusive si es ateo.

Acudiendo a las ideas del genial Marshall McLuhan, para el individuo se trata de una “extensión” de su habilidad o predisposición comunicativa.

Inadvertidamente para sus potentados difusores, cada usuario de Internet dispone de un poder inmenso, de alcance mundial, que lo habilita para participar activamente en la Sociedad Global Democrática ejerciendo su soberanía individual, sin subordinársele ni subordinar a nadie.

La red de redes que surgió de la “guerra fría” como un medio de comunicación inexpugnable, fue considerada el recurso más apropiado para controlar a los ciudadanos por parte de “el gran hermano” postulado por la novela de George Orwell, “1984”.

Efectivamente, las multinacionales y muchos ambiciosos entienden que la información que se incorpora a la red –aunque se oculte y tergiverse, como lo previó Orwell y lo ilustra el anexo “Dios no quiere a las mujeres”-, realmente se conserva por quienes ofrecen tan generosamente valiosísimos servicios como las redes sociales, el correo electrónico o la telefonía. Su pago es conocer lo que la gente expresa ingenuamente en multimedia.

Desde luego, tal acervo de información sirve para dominar a los ciudadanos desavisados que no perciben la amenaza ni profundizan en las ofertas que se les hacen.

Incidentalmente, éste es el caso con “la nube de negocios”, o algo parecido, que les ofrece Bill Gates a los empresarios para que mantengan sus empresas en la red y puedan manejarlas desde cualquier parte empleando herramientas profesionales.

Desde luego, el secreto industrial y comercial, el “know how” desarrollado por la empresa, que es uno de los activos más importantes, se lo apropia Microsoft, y espera que le agradezcan su felonía.

Muchos usuarios, ingenuamente desnudan sus almas y difunden sus mayores secretos a sus contactos de confianza, sin caer en cuenta de que todo lo que se sube a Internet adquiere carácter público o, como mínimo, será almacenado por la empresa que ofrece y presta el servicio específico a la persona, civil o jurídica.

Con esa información puede armar perfiles sicológicos o empresariales, según de quien se trate, al conocer los gustos, el nivel cultural, las inclinaciones ideológicas, los contactos, los bienes y toda suerte de datos que la víctima entrega sin caer en cuenta de lo que le está pasando.

Para el “gobierno mundial en la sombra” (que materializa el Nuevo Orden Mundial que viene montando el sionismo internacional desde hace años), disponer de semejante tesoro le permite adelantar con más seguridad sus planes de Fin de Mundo.

Se le facilita elegir a los privilegiados que sobrevivirán por la abyección que los caracteriza, y señalar a quienes son rebeldes o inconvenientes para los Illuminati, o, simplemente, hacen parte del 95% condenado a desaparecer por los potentados del club de Bilderberg, según lo expresó uno de sus socios, Ted Turner.


Estas cosas explican que la multinacional del potentado sionista, Bill Gates, dueño de Microsoft y también socio del mencionado club, se haya apropiado de Skype. Con esta adquisición tendrá acceso a todas las conversaciones que se han cruzado y se seguirán cruzando mediante ese sistema.

Con igual propósito adquirió antes a Hotmail, que conserva copias de todos los correos, desde luego.

Pero la víctima puede evitar serlo, usando inteligentemente la herramienta que han puesto en sus manos quienes lo consideran bruto y desavisado, sin caer en cuenta de que como humano con cerebro, cualquiera puede informarse y documentarse para superar la ignorancia en que lo sumen los medios de comunicación al servicio de los potentados.

Para las mayorías, empoderase es un deseado y buscado resultado del “principio de incertidumbre” y la “Teoría del caos”.

Estos conceptos aluden a la idea que un simpático poema colombiano, “la perrilla”, postuló con el genial verso “En más de una ocasión sale lo que no se espera”.


Ahora, los economistas neoliberales -para eludir responsabilidades por las consecuencias de la aplicación de las absurdas recetas de la delirante sionista Ayn Rand y del faltón despiadado, Milton Friedman, madre y padre del Neoliberalismo como teoría económica-, pretenden justificar las tragedias mencionadas con la “teoría del cisne negro”, una versión elegante para bautizar lo que se considera poco probable que ocurra.

Intentan hacernos creer que son situaciones absolutamente imprevisibles la ocurrencia de fenómenos como la catástrofe nuclear en Japón o el derrame de petróleo en el golfo de México causado por la codicia de la BP.

Es un descaro pretender negar lo obvio con una teoría absurda, que parece ingeniosa, sobre todo cuando es evidente que los desastres habrán de repetirse cada vez con más frecuencia y peores consecuencias, aunque los estúpidos doctores (o think tanks) al servicio del Neoliberalismo no lo hayan previsto de modo que consideran que no sucederán, pues creen más en sus ideologizaciones que en la realidad, como buenos perceptólogos convencidos de que “percibido es más real que real”. Consideran que el poder de sus mentiras es superior al de esa Verdad que nos hará libres.

En vez de calificar los “accidentes” como eventos imprevisibles y sin solución, por improbables, lo que corresponde es emprender, de una vez por todas, el desmantelamiento de las bases nucleares y los pozos de petróleo, prohibiendo nuevas explotaciones, como las que tienen planeadas el sionismo y su sociedad de potentados para destruir la biosfera en el corto plazo.


En conclusión, los riesgos de que los potentados se salgan con la suya controlando a todos a través de Internet, se compensan con creces por su carácter de Ágora Virtual de alcance mundial, que facilita y potencia el ejercicio de la Democracia Directa capaz de recuperar el poder y la riqueza para toda la Humanidad. Incidentalmente, la “Democracia Directa” es lo que el profesor Peter Dale Scout llama «la voluntad prevaleciente de los pueblos» (Ver anexo “El gobierno secreto que dirige a Estados Unidos”)

El poder y la riqueza no pueden seguir siendo para el puñado de potentados decrépitos y perversos que los han monopolizado y que hasta de los países se están apropiando para acabar con todo, como dioses endemoniados e incapaces de proteger la Vida o defender lo noble. Son degeneraciones de la especie humana que ya no podemos tolerar más.

De ahí la importancia de Internet y las nuevas tecnologías que sin mayor desgaste y con grandes satisfacciones, facilitan la comunicación franca, espontánea y anónima entre las multitudes de todos los países, aunque fueron pensadas para oprimir y controlar, como lo expuso magistralmente Orwell en su libro “1984”, que introdujo la “neolengua” o degeneración de los conceptos con que los potentados engañan a quienes destinan para esclavos suyos.

¡Son la reivindicación de los tímidos, de los perseguidos, de los reprimidos y de los cobardes!

Naturalmente, los represivos pretenden controlarlas y hasta censurarlas, en caso de que no puedan prohibirlas, pues ya entienden su capacidad liberadora, paralela a la represora y controladora que antes consideraban como su gran promesa para establecer la dictadura de los insípidos degenerados descrita por Aldous Huxley en su libro “Un mundo feliz” y que Orwell exploró desde la perspectiva represiva.

El fracaso de sus planes tiene inquietos a los potentados, pues cada vez cuentan con menos gente dispuesta a secundar sus crímenes.

Y ellos, en sí mismos, son unos imbéciles inútiles y megalómanos, como el patrón de Homero Simpson o el millonario de la isla de Guilligan.


Por eso podemos lograr que el futuro sea luminoso. Sólo requiere que cada uno se considere digno y exija ser tratado como tal, al tiempo que él considera y trata así a los demás.

El asunto es de respeto entre los humanos y de castigo a los gusanos que degeneran la especie y encontramos agrupados en el Club de Bilderberg, planeando la guerra de exterminio.

Aprovechando las asombrosas capacidades de las nuevas tecnologías, transcribo una presentación de ambos libros, que nadie firma:

“"Un mundo feliz", escrito en 1932, describe una democracia que es, al mismo tiempo, una dictadura perfecta; una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían con evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.
“Para el logro de este objetivo, Huxley imagina una sociedad que utiliza todos los medios de la ciencia y la técnica - incluidas las drogas - para el condicionamiento y el control de los individuos. En ese mundo, todos los niños son concebidos en probetas y están genéticamente condicionados para pertenecer a una de las 5 categorías de población. De la más inteligente a la más estúpida: los Alpha (la elite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos).
“Todos son felices, porque su estilo de vida es totalmente acorde con sus necesidades e intereses. Los descontentos con el sistema (los menos) son apartados de la sociedad ideal y confinados en colonias especiales donde se rodean de otras personas con similares "desviaciones", alcanzando también la felicidad.
Uno de los aspectos más relevantes de la historia es que los ciudadanos de ese mundo ideal dependen casi servilmente de una droga sintética, el Soma, para garantizar su felicidad. Algo que se relaciona bastante directamente con las experiencias personales del propio Huxley con distintas drogas.
La mayor parte de los críticos, incluido el propio Huxley, ha comparado esta novela con "1984", de George Orwell. Ambas obras constituyen un ejercicio de proyección futurística. La diferencia, sin embargo, está en lo referente a los modelos de control: el mundo de Orwell está basado en la fuerza y la coerción y el de Huxley en el ocio y la diversión. Mientras Orwell hace una proyección del comunismo soviético de su época, Huxley proyecta hasta sus últimas consecuencias la sociedad liberalcapitalista en la que le tocó vivir.”


La pelea es peleando, pero no con violencia sino con la Verdad. Ésta es el arma invencible que nos está dando la victoria en la medida en que sus víctimas la conocen y se la apropian, la prefieren a la “mentira ambiente” y la usan contra los impostores que los han engañado tradicionalmente.

Con ella pueden apreciar bien quiénes son sus victimarios, reconociéndolos como embusteros peligrosos, enemigos de todos. Por tanto, sólo podrán seguir contando con el apoyo de quienes son tan viles como ellos, auténticos sicópatas sin escrúpulos y sin sentimientos de piedad ni de humanidad.

Como las mayorías son buenas y mansas y tolerantes y respetuosas, se presiente que esa bienaventuranza de quien nos enseñó que la Verdad nos hará libres, se cumplirá necesariamente si evitamos que los sionistas apuren el fin del mundo que cada vez está más próximo.

O sea, con la Verdad y la participación multitudinaria y consciente podremos frustrar los planes de exterminio adelantados por los potentados, haciendo realidad la promesa recogida por Mateo (5.5): “Bienaventurados los mansos porque poseerán la tierra por heredad”.

La idea está mejor expresada en la fuente del apóstol, los Salmos (37.10,11): “Pues dentro de poco no existirá el malo; observarás su lugar y ya no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz” (Reina-Valera, Santa Biblia. Sociedades bíblicas unidas, 1995)

¡Manos a la obra!