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                        OPINIÓN

         

            EL DERECHO A SER ESTÚPIDOS

         

Mario Lamo Jiménez

Nadie lo puede negar, en los USA hay derechos para todo y leyes para todo derecho, el problema es que, aunque muchos no lo sepan, las corporaciones han creado un nuevo e inalienable derecho: El derecho a ser estúpido. No lo digo yo, lo dice una campaña publicitaria de la multinacional italiana Diesel con la que me topé en San Francisco. Caminaba tranquilamente por la Market Street, en el mero corazón de San Francisco, observando trolleys, tranvías, autos y personas en bicicleta coexistir en la misma calle sin la contaminación y el hacinamiento de una avenida bogotana, cuando en una esquina encuentro el lema en letras rosadas que se lee en la foto: "Be Stupid". Algún "genio" publicitario tuvo la idea de elevar la estupidez a la categoría de virtud, pero, ésta tal vez sea la primera campaña en la historia de la publicidad que tiene algo honesto: los mercaderes siempre han esperado que los mal llamados "consumidores" sean simplemente unos estúpidos que compran lo que no necesitan con dinero que no tienen. Para ello han empleado toda clase de trucos publicitarios para apelar al inconsciente de la gente, a sus frustraciones, a sus ansias de arribismo, o simplemente a su desespero; en resumen, han apelado a la estupidez de la gente sin decirlo abiertamente. Ahora han eliminado al intermediario y el mensaje va directamente al grano: sean estúpidos, compren nuestros productos, porque el que compra nuestros productos es un estúpido creativo. Y además de la estupidez, la campaña se centra en que los estúpidos tienen muchas bolas, ¡así sean mujeres!

He aquí algunos ejemplos gráficos de tan "creativa " campaña comercial; la leyenda dice: "el listo puede tener el cerebro, pero la estúpida tiene las bolas". La leyenda al pie de página dice: "Sea estúpido. Diesel"

 

Y, ¿para qué tiene las bolas la estúpida de la foto? Para andarse retratando los genitales mientras un león viene a comérsela por detrás (favor no buscarle doble sentido a la frase, es literal). Las demás imágenes tienen las mismas leyendas, pero el mensaje que conllevan es el mismo: El estúpido es el que se atreve a hacer cosas fuera de lo común, así pongan su vida en peligro o lo dejen en ridículo, y eso es superior a lo que una persona inteligente haría. Según Diesel, el estúpido es el inteligente y el inteligente es el estúpido. O sea, en lenguaje orwelliano, guerra es paz, esclavitud es libertad, estupidez es inteligencia...

Cualquiera pensaría que la gente pensante y en su sano juicio se estaría quejando por una campaña que no sólo ridiculiza a las mujeres, sino que además fomenta conductas en verdad estúpidas que podrían poner en peligro a sus seguidores, pero no es así. En el festival de propagandas de Cannes, las propagandas de Diesel ganaron un premio, ¿premio a la estupidez? No. ¡Premio a la creatividad! Sin embargo parece que los británicos no comparten el sentido del humor estúpido que premian los franceses. En Inglaterra, algunas de las propagandas de Diesel fueron prohibidas por "ser ofensivas y fomentar un comportamiento antisocial". Y, ¿qué más antisocial que llamar a la gente estúpida y asegurar que la estupidez es superior a la inteligencia?

Sin embargo, aunque los ingleses prohibieran algunas de las propagandas ofensivas, se quedaron cortos, el grueso de la campaña es un esquema de lavado cerebral que utiliza un sentido del humor desviado, y lo que es más, un uso aberrante del la simbología sexual que para el "estúpido" no es tan clara, ya que le tocaría hacer una lectura semiótica/crítica de las imágenes para ver cómo lo está manipulando. La campaña, aunque es abiertamente sexista, es muy democrática, hace mofa por igual de hombres y mujeres.

Tomemos por ejemplo la imagen del hombre que se mete la trompa del elefante entre las piernas para simular un pene gigantesco. A primera vista, cualquiera diría: "qué propaganda tan elaborada y divertida".

La simbología sexual detrás de la propaganda apela al complejo de falta de masculinidad que puedan tener algunos hombres por el tamaño de su pene. El hombre de la propaganda ve sus sueños realizados teniendo un superpene... que no es suyo, que no es pene y que además está conectado a un elefante. El mensaje subliminal para el "estúpido" es muy claro: la única manera de realizar nuestro falso sueño es meterte entre las piernas lo que parece ser un pene, pero si te quitan el elefante seguirás siendo el estúpido que siempre has sido... a menos que te sublimes comprando nuestros productos.

En resumen, el capitalismo con tal de vender sus fantasías a precios astronómicos, cuando los costos y el salario de los trabajadores son miserables, apela a cualquier truco publicitario, que en el caso del Diesel ha llegado a un verdadero extremo: un lavado cerebral colectivo en su canto a la estupidez, en su oda a la idiotez y en las deshumanización de las personas que se convierten en objeto de burla y esos objetos de burla, complacidos por tal ingenio, "consumen" los productos que les vende Diesel, porque son estúpidos con pelotas, así las pelotas les cuesten la vida o una fortuna en ropa y accesorios completamente innecesarios...