Header image  
             alianza de escritores y periodistas  
  INICIO  

                     INTERNACIONAL

         

                LA RECONSTRUCCIÓN DE HAITÍ

         

Bruno Peron Loureiro

Es inaceptable que todavía existan países que sirvan de experimentos a políticos irresponsables y especuladores extranjeros. Haití se transformó de la condición de país más pobre de América a tierra abandonada al azar a partir del desastre provocado por el sismo del 12 de enero de 2010.

Poco más de un año después de este episodio, Haití comparte las páginas de los periódicos con las noticias sobre crecientes, inundaciones y muertes en Brasil, sobre todo en la región serrana del estado de Río de Janeiro. Este año ha exigido esfuerzos redoblados a la Defensa Civil de Colombia, Venezuela y Brasil frente al efecto de las lluvias.

A su vez Haití sufre encima de la emergencia del cólera, tiene al 80% de su población desempleada, y atraviesa una gran inestabilidad electoral. La penuria a la que están sometidos los ciudadanos haitianos demanda un duro esfuerzo colectivo a fin de recuperar la dignidad de esta nación.

Mientras tanto el país debe combatir la amenaza de los oportunistas.

El ex-dictador Jean-Claude Duvalier, también conocido como “Baby Doc”, provocó una gran sorpresa en el pueblo haitiano y retornó inesperadamente al territorio que el dice que nunca ha olvidado. Duvalier vivió en el exilio por 25 años en Francia.

Este corsario es acusado de corrupción, desvío de fondos, desapariciones y torturas.

El Banco Mundial estima que el fugitivo y ahora adolorido “Baby Doc” se apropìó de entre el 1,7% y el 4,5% de toda la riqueza producida en el territorio haitiano, su Producto Bruto Interno (PBI), mientras que una información de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 1987 indica que se fugó con alrededor de 400 millones de dólares.

Jean François Duvalier, “Papá Doc”, gobernó Haití desde 1957; Jean Claude, o «Baby Doc», asumió el poder en 1971 como «presidente vitalicio» pero fue derrocado el 7 de febrero de 1986. A partir de entonces, el “Doctor Bebé” fue capturado algunas veces comiendo “escargots” en restaurantes de lujo o conduciendo un automóvil Ferrari en Francia.

Mientras que “Papá Doc”, sobrenombre referido a su formación como médico, rinde cuentas en el más allá de sus atroces actividades ejercidas aquí en este ambiente terrenal de “pruebas y expiaciones”, su heredero “Baby Doc” se presenta con todo desparpajo en Haití, en un momento de elecciones perturbadas y confusas, y no al otro día del terremoto.

El fantoche e inviable presidente haitiano René Prèval, mientras tanto, señaló un candidato para las elecciones vigentes, aunque este no gozaba de popularidad alguna. Tal vez lo que haya indignado al presidente Prèval es que la ayuda internacional no priorizó la reconstrucción del Palacio de Gobierno. Todo indica que la visita del espurio “mártir” Jean Claude Duvalier y la carta del ex-presidente Jean-Bertrand Aristide causen algún impacto político, mientras que el país roza la desesperación.

Aristide, desde su exilio en Sudáfrica, envió una declaración por la cual se dispone a retornar a Haití en cualquier momento, en vista del período de incertidumbre electoral que atraviesa el país.

Duvalier y Aristide son dos cínicos, oportunistas y pretendidos próceres del desarrollo haitiano, personajes que estancaron al país pero que creen que sería peor sin ellos. Lo mas triste es que existen ciudadanos haitianos que los apoyan en el entorno de desmesurada tragedia existente.

Posiblemente Haití haya pasado ya su peor momento, cuando sus casas se derrumbaban, había escasez de agua y alimentos, y crisis total de gobernabilidad. La ayuda internacional llenó un vacío que podía haber destruido definitivamente los sueños de esa nación de ocho millones de habitantes.

La reconstrucción del país es el mayor desafío vigente, junto al trabajo de pacificación de la MINUSTAH. Los haitianos necesitan recomponer el funcionamiento de su agricultura, su industria y sus servicios de manera de prescindir gradualmente de la ayuda internacional.

El pueblo haitiano superará esta incertidumbre económica, social y política con el trabajo incesante, de la misma manera que fue la nación modelo de las luchas por la independencia en nuestra América, con el icono de un verdadero mártir, Toussaint Louverture.

Traducción: Miguel Guaglianone.