TORTURA MEDIEVAL
EN LAS PLAZAS DE TOROS
Mario Lamo Jiménez
Se han publicado en El Tiempo por los menos tres notas acerca de las corridas de toros, dos de ellas, defendiéndolas y una tercera que es una noticia de cómo los toreros se negaron a participar en una corrida en Venezuela, porque no podían matar al toro. Los lectores resultaron, justamente, ser más cuerdos que los defensores de esta forma de tortura, identificándola como tal, mientras que sus apologistas, "distinguidos columnistas", resultaron ser más papistas que el Papa, usando sofismas de distracción para justificar esta bárbara práctica.
Sin embargo, como el que no conoce la historia está condenado a no entenderla, veamos que dicen los españoles al respecto.
Jesús Mosterín, escribe en una columna de opinión de ELPAÍS.COM lo siguiente:
“Toda Europa había sido un hervidero de supersticiones y crueldades; de censuras, quemas de herejes y represiones, y de torturas públicas de animales humanos y no humanos, incluidos el lanzamiento de gatos desde las torres de las iglesias, las peleas de perros y de gallos y de perros contra osos, y los encierros, acuchillamientos y corridas de toros. Frente a tanta sordidez y violencia, la Ilustración trajo a Europa la apertura de las mentes y la suavización de las costumbres. Las tradiciones más sanguinarias fueron abolidas en casi todas partes. Sin embargo, en España apenas hubo Ilustración y Fernando VII cortó de cuajo sus débiles brotes, restaurando la Inquisición y la tauromaquia, entre otros horrores. España se convirtió en una excepción y anomalía, la famosa España negra, caricaturizada por Goya, una anacrónica bolsa de crueldad y cutrerío alejada de cualquier ciencia y compasión”.
Aunque parezca increíble, hay que gente que aún justifica la tortura, ya sea humana o de seres vivos, unos para “sacar información” como en el caso de los EE. UU. en Irak o Afganistán; otros por diversión, como en el caso de las corridas de toros, o cualquier pelea en la que un animal resulta muerto. De España heredamos los aspectos más oscuros de su “cultura”: el racismo, la violencia como método de solucionar problemas o más bien, de crear más problemas y las famosas corridas de toros. Como bien cita el articulista español, “Fernando VII cortó de cuajo sus débiles brotes (de la ilustración), restaurando la Inquisición y la tauromaquia”.
La tauromaquia es una forma de justificar la tortura, la excusa de que sin la tauromaquia se extinguen los toros bravos, es como decir que los torturadores prestan un gran servicio a la humanidad, pues gracias a ellos no se extinguen los torturados. Resulta absurdo e inhumano decir que hay que preservar una raza de toros bravos para poder torturarlos. La inquisición y la tauromaquia iban a mano a mano, pues representaban una mentalidad, un modo de ver el mundo: un ser vivo podía ser torturado, por el placer del torturador y para la satisfacción de un público. La inquisición utilizó técnicas de tortura que desgraciadamente siguen vivas hoy en día. En Colombia, el desmembrar seres vivos, al igual que lo hacía la Inquisición, y en los Estados Unidos, la infame tortura del “ahogamiento”, también utilizada por los “santos inquisidores” para que las víctimas confesaran crímenes que no habían cometido.
Ahora bien, la diferencia que establecen los doctos columnistas entre “seres humanos” y “animales”, es completamente acientífica, el hombre es un animal más y en ocasiones hasta menos inteligente y más peligroso que los animales que desprecia. Las abejas no se han inventado bombas atómicas, producen miel. Ninguna vaca a torturado a ningún ser humano porque la ordeñen. Las ovejas no desmembran a los pastores porque las esquilan. Argumentan que se matan animales para el consumo humano y que esto justifica que se torturen toros para que un reducido sector de la población disfrute del espectáculo. Sin embargo, se trata de dos cosas muy diferentes, nadie va al matadero municipal a disfrutar viendo morir al toro o a la vaca cuya carne va a tener para el almuerzo, pero los amantes de las corridas de toros van a la plaza con una sola cosa en mente, gozar de la lidia, o sea de la tortura y ejecución del toro. Sin embargo, los humanos tenemos alternativas saludables al consumo de carne animal, y de todos modos, la industria ganadera en los países “desarrollados”, también es una forma de tortura para los animales que son criados con el único fin de obtener una ganancia. El 70% de todos los antibióticos producidos en los EE. UU. se usa en el alimento de animales, tales como pollos, cerdos y ganado vacuno, con el propósito de acelerar su crecimiento. Estos antibióticos pasan al ser humano, con consecuencias nefastas, haciendo por ejemplo, que las bacterias se vuelvan más resistentes a los mismos. Además el ganado recibe hormonas de crecimiento, dando como resultado que las niñas alcancen la pubertad a una edad más temprana, aumentando así sus probabilidades de llegar a tener cáncer del seno y en los varones, cáncer de la próstata. A través de los excrementos de los animales, hormonas y antibióticos están contaminado el agua potable, afectando a los peces y alterando el balance de la cadena alimenticia. Lo mismo está sucediendo con la leche, la cual se ha convertido en un coctel de hormonas y antibióticos, no recomendable para el consumo humano. Esto en lo que se refiere a la producción industrial, no obstante, existen alternativas, como la carne o leche orgánica que no contiene todos estos venenos y que cuesta dos o tres veces lo que cuesta contaminar el cuerpo para que las grandes compañías obtengan unos dólares más de ganancias.
La realidad es que hay que acabar con todo tipo de tortura de seres vivos, sin distinción, ya sea de seres humanos o animales, a los que, como en tiempos medievales, todavía se somete a todo tipo de abuso, ya sea a nombre de una tradición de la inquisición o de una tradición culinaria, que en verdad es una tradición monetaria.
Y para concluir, para el par de columnistas que argumentaban que la eliminación de la tortura de los toros en Cataluña era una forma de separarse de España, he aquí la respuesta del articulista citado al principio de esta nota:
“Nadie ha planteado el debate sobre la tauromaquia en Cataluña como una separación de España. Los líderes del PP (y algunos del PSOE) están mal informados y confunden sus fantasmas mentales con la realidad. De entre los muchos expertos que comparecimos ante la comisión pertinente del Parlamento de Cataluña a favor de la abolición de las corridas de toros, ni uno solo empleó argumentos nacionalistas o identitarios”.
Como vemos, a muchas personas les gusta distorsionar la realidad si eso le sirve de sostén a unos pobres y falaces argumentos. La tortura, sea como sea que se le llame, “interrogatorios especiales” o “corridas de toros”, no por eso deja de ser tortura. Y en términos de dieta, ser vegetarianos es una buena opción para el cuerpo y para el planeta.
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