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                        RELATO

         

      AL PIE DE LA HORCA CON EL DIABLO

          

Luis Germinal Muñoz Salvador

Una cosa tengo clara, no es fácil suicidarse, ni siquiera colgarse, es más complicado de lo que la gente se imagina, lo cierto es que justo en el preciso momento de dejarse caer y permitir que la cuerda apriete tu cuello hasta que tus funciones cardiacas y respiratorias se detengan, todo el mundo lo duda, la verdad nadie puede hacerlo sin un poco de ayuda, no se rían que esto es serio, siempre recibes un poco de ayuda. Un ejemplo es un cierto conocido mío, su nombre era Martín, y digo que su nombre era, porque ya no es, digamos que paso a otro barrio en el cual solo muy pocos desafortunados tienen alguna conexión que los relacione, y digo desafortunados porque si de verdad te la pasas viendo muertos tu vida debe ser muy incómoda.

La cuestión es que el buen Martín estaba en su apartamento de soltero, al cual fue a parar el día que su señora esposa después de dos años de casado lo mando a la calle, le pidió el divorcio y luego continuó su vida felizmente con un tipo al que Martín estaba seguro de haber visto alguna vez bajando la escalera del que fue una vez su edificio. Bueno allí estaba Martín con una cuerda al cuello sobre una silla, si así es, estaba a punto de colgarse y valoraba por ultima vez las razones para hacerlo, y digo por ultima vez porque desde hacía más o menos un mes, traía una depresión muy grande y había intentado ponerse la soga al cuello un par de veces hasta el día de hoy que realmente lo hizo. Pero hablemos un poco más de Martín, ya les conté lo de su querida esposa, no tenían hijos, muchos pensaran que es una suerte, pero no para Martín ya que después de lo de su esposa empezó a valorar este hecho y un espermiograma (que por cierto fue un error de laboratorio, aunque el nunca lo supo) demostró que él era infértil, esto por supuesto cae como un balde de agua fría cuando estás en el retrete atendiendo tus asuntos personales. Pero olvidemos este detalle, Martín tenia un hermano homosexual, el cual lo odiaba porque su secreto se descubrió debido a un error de Martín. Su madre era alcohólica de tiempo completo hasta el día que por fin murió de una cirrosis hepática, creo que esta de más decir que fue una mala madre, además de eso tenia una hermana que sabrá dios en qué parte del mundo está y haciendo qué, aunque en realidad a Martín esto no le importaba un carajo. Por si fuera poco y para colmo de males, algo en la compañía donde trabajaba no andaba bien, además de que su estado de depresión había mermado mucho su calidad en el trabajo, la compañía decidió hacer un recorte de presupuesto que le incluía única y exclusivamente a él.

Esa era la situación que lo había llevado al deseo de ahorcarse y estaba a punto de saltar cuando sintió ese pequeño miedo y la duda le invadió, volvió a colocar el pie sobre la silla y decidió pensarlo otro poco, se le ocurrieron como un millón de preguntas, desde ¿existirá realmente dios? Hasta ¿Qué demonios estoy haciendo? Y tenia razón, si en realidad su vida se había ido al cuerno aún tenía su salud, podía conseguir trabajo en otro lugar, podría seguir adelante, ya tenia las manos a punto de quitar la cuerda de su cuello cuando una voz a su derecha le habló.

- ¿Por qué te detienes? - pregunto la voz.

Martín se dio vuelta para ver a un tipo muy elegantemente vestido, alto delgado, de muy buen semblante cabello negro una nariz casi perfecta y una sonrisa con la dentadura mas blanca, brillante y pareja del mundo, era un poco pálido pero eso solo le hacía más atractivo, realmente el tipo se veía muy bien, tenia unas vestimenta negra, traje muy fino y pantalones de tela, con unos zapatos tan brillantes que podías ver tu cara en ellos aunque fuesen negros.

- ¿Quién eres?- fue la única cosa que se le ocurrió preguntar a Martín antes de pensar en el hecho de que estaba solo en casa y todo estaba cerrado.
- ¿Cómo entraste? Pregunto nuevamente.
- Ey despacio amigo, ¡¡¡que acaso ahora eres periodista!!!!.- dijo el extraño en tono burlón.
- Yo soy un demonio, un demonio, no el demonio.- -el viejo Lu esta muy ocupado y ya no hace este tipo de cosa-. Continúo el extraño.
- Yo pensé que los demonios tenían cuernos, cola y eran horribles.- dijo Martín con un vuelco en el pecho.
- Si bueno, eso solo es propaganda. Ni te imaginas lo que se gana por cada uno de esos diseños y demás patrañas -dijo el extraño.
- ¿Y qué quieres?- pregunto Martín.
- En realidad me mandaron a aclarar tus dudas.- le dijo señalando a la cuerda.
- Ah. Entonces te mandaron a asegurarte que me suicidara.- dijo Martín.
- Por favor esa palabra es muy ruda, nosotros preferimos llamarlo auto liberación.- dijo con una sonrisa.
- Elegiste un buen método, sin duda el mejor, ¿sabías que una persona que se ahorca tarda solo ciento veinte segundos en morir, duele un poco, pero solo son unos segundos?, ni te das cuenta.- dijo el demonio tranquilamente.
- ¿Por qué no lo hiciste?. ¿Por qué no te colgaste?- pregunto el demonio.
- No lo sé -contestó Martín.
- Ding, Ding, Ding - ijo el demonio en tono burlón.
- Vamos chico, puedes hacerlo mejor que eso.
- La verdad creo que hay muchas razones para vivir aún -dijo Martín– aún tengo mi salud.-
- Naaaa, dijo el demonio hace unos dos meses que empezaste a beber -dijo el demonio.
- Solo son un par de cervezas- dijo Martín rápidamente.
- Eso es cierto, pero antes no tomabas ninguna y ahora tomas todos los días. Te lo doy de aviso, en tres meses vas a tomar como un degenerado - dijo el demonio.
- Puedo encontrar otro trabajo - dijo Martín.
- Veamos siendo alcohólico, depresivo y con intento suicida, de seguro te lloverán las ofertas - dijo el demonio tranquilamente.
- Déjame ver que mas puedes decir. Hummm, veamos, conseguir otra pareja. Sip, es una buena idea. hooo nooo, te va a engañar, te dará la buena noticia de que esta embarazada. Pero espera lo olvidaba, tu eres infértil. Por favor chico no hagas bromas.
- Veamos que más. Hemmm, Dios, si el buen Dios. Te tengo una noticia, Dios existe, pero tú eres el que no existe, no eres ni una migaja, por que habría de ponerte atención, que no ves lo jodida que esta tu vida y Dios nunca hizo nada para ayudarte.
- Quieres saber por qué Dios creó al hombre. Te diré: por aburrimiento. Creedme el cielo es muy aburrido, lo sé yo estuve allí, te aseguro que no te va a gustar.
- Interesante, ¿no? Además querías hacer una nueva vida, pero para eso hay un requisito indispensable y ese es no estar con alucinaciones.
- Pero yo no tengo alucinaciones - dijo Martín.
- Sí, claro y yo soy el conejo de pascua verdad…- dijo el demonio al mismo tiempo que su vestimenta elegante se convertía en un disfraz de conejo con una cesta y unos dientes largos que lucían muy ridículos.
- Claro que soy una alucinación, acéptalo hijo, estas loco como una cabra. Hazte un favor y salta de la maldita silla - dijo por ultima vez para desaparecer de golpe sin dejar rastro.

No hubo humo, ruidos extraños, nada, simplemente desapareció. Martín se quedo allí parado sobre una silla con una soga al cuello preguntándose qué demonios había sucedido y si en realidad estaba loco. Su mente se quedó dando vueltas por unos segundos, luego se puso a contemplar la habitación en la que se encontraba, dudo si en realidad algo había ocurrido, si no era todo producto de su imaginación, por qué se le iría a aparecer un demonio de la nada, no tenia sentido, específicamente a él, todo eso fue justo en el momento en que pensó en Dios, se detuvo un segundo en ese pensamiento para luego decidir que Dios se podía joder. Lo pensó nuevamente y se convenció a sí mismo de que estaba totalmente loco y ya con esta certeza dio un pequeño salto y pateo la silla la cual cayó de inmediato, su cuerpo cayó por el efecto de la gravedad tensando la soga la cual apretó su cuello, intento levantar las manos y solo logro levantarlas unos centímetros, luego sus manos cayeron sin ningún otro movimiento, mientras pasaban los últimos segundos de su ya condenada vida, una carcajada exploto dentro de la habitación, era realmente una risa siniestra. Así, mientras el cuerpo permanecía colgando, el demonio apareció nuevamente haciendo una reverencia delante de otros dos como si se tratase del final de una obra de teatro al tiempo que uno de ellos decía.

- Estos hombres cada vez son mas tontos.
- Cierto, cada vez se hace mas fácil engañarlos - dijo otro.
- Todo gracias a nuestra amiga la psicología.
- Bueno, tengo un trabajito que hacer en china, si me disculpan.- dijo el demonio desapareciendo de golpe.

Mientras el cadáver colgaba pacíficamente, uno de los dos sujetos que se encontraba en la habitación se acercó mirándolo de arriba abajo con una cara de repugnancia, para luego dejar asomar una sádica sonrisa, dirigió una mirada a su compañero y luego desaparecieron.

El cuerpo fue encontrado por la policía varios días después cuando una vecina llamo a causa del mal olor, es un suicidio y punto. Pero si alguna vez se te ocurre suicidarte y empiezas a dudar en el último segundo, recuerda que estaremos allí para darte una mano.