UNA GRIPE PORCINA SE CONTAGIA
DE URIBE
Mario Lamo Jiménez
Al igual que en el poema de José Manuel Marroquín, “La perrilla” en que describiendo a la perrilla decía:
“sarnosa era, digo mal,
no era una perra sarnosa,
era una sarna perrosa,
y en figura de animal;”
de la influenza de Uribe se puede decir que no es que Uribe tenga gripe porcina, sino que es la gripe porcina la que está contagiada de Uribe.
Y parodiando a Marroquín, podríamos decir:
“porcino era, digo mal,
no era un porcino griposo
era un porcino uriboso
y en figura de animal”
¡Y qué derroche de demagogia el que tuvo en Bariloche nuestro aporcinado personaje! Intentó comparar la gripa porcina con un porcino con gripa y el tiro le salió por la culata. Uribe en Bariloche, como la perra sarnosa del poema de Marroquín, al igual que su amo, el gobierno de los EE. UU., salió de cacería y no solamente no cazó nada sino que pescó una gripa porcina. Allí mostró unas capacidades de estadista que “es flaca sobremanera toda humana previsión” de lo que podría haber dicho.
Según él, el intervencionismo consiste en condenar los golpes de estado y cuestionarse la venta de la soberanía de un país ante una potencia extranjera, negando al mismo tiempo el intervencionismo militar colombiano en un vecino país al que atracó y atacó, abusando de su soberanía. Y, ¿es que acaso no es intervencionismo lo que viene practicando los EE. UU. metiéndose en un conflicto como el colombiano, donde intenta apagar el fuego con gasolina?
Sin embargo, los uribistas, como en el poema de Marroquín siguen fielmente a su amo:
“Seguíale gran cuadrilla
de ejercitados monteros,
de ojeadores, ballesteros
y de mozos de traílla.”
Y lo siguen al despeñadero, y Uribe, al igual que el virus porcino que lleva por dentro, ha contaminado a todos sus mozos de traílla, es decir a los que ven por sus ojos y respiran por su virus, lo cual les hace ver el mundo al revés. Según Uribe, las bases son para combatir a la guerrilla y al narcotráfico, y la primera no existiría si la oligarquía criolla no se hubiera robado a manos llenas el tesoro nacional, y el segundo es alimentado por el mismo país que dice combatirlo. Si se legalizara la droga, un gramo de cocaína valdría menos que una libra de azúcar y nadie tendría ninguna razón para producirla. Sin embargo, los beneficiados por el negocio de la droga son en última instancia los distribuidores en EE. UU., la DEA, el ejército gringo y el ejército de contratistas que dicen que tienen para combatir la droga. ¿Qué idiota pelearía una guerra perpetua a sabiendas de que nunca la va a ganar?
Y el narcotráfico es la presa que persigue todo este ejército de cazadores, como en el poema de Marroquín:
“Levantan pronto una pieza,
un jabalí corpulento,
que huye veloz, rabo al viento,
y rompiendo la maleza.”
Y el ejército colombiano, el gringo, los contratistas, “todos siguen con gran bulla tras la cerdosa alimaña; pero ella se da tal maña, que a todos los aturulla”.
Lo que es más, la cerdosa alimaña ha convertido a perseguidores y perseguidos en la misma cosa, no se sabe cuál es peor si el ejército porcino o los porcinos ejercitados en el arte de eludirlos.
Y finalmente, Uribe es la perrilla del cuento (no sé cómo se le ocurrió a Marroquín esta metáfora):
“Y aquella perra extenuada,
sombra de perra que fue,
de la cual se dijo que
no era perra ni era nada,
aquella perrilla, sí,
cosa es de volverse loco,
no pudo coger tampoco
al maldito jabalí.”
Como jamás lo cogerá Uribe, ni lo cogieron los que vinieron antes de él ni los que vendrán después. Mientras en Colombia no haya justicia, no habrá paz, mientras la oligarquía siga robando y regalando nuestros recursos naturales, seguirán la pobreza, el narcotráfico y la guerrilla.
Está comprobado, como en el poema de Marroquín, Uribe no ha cazado nada fuera de una gripe porcina, y lo más curioso de todo es que la enferma es la gripe y no él. |