¿QUIÉN TIRA LAPRIMERA PIEDRA?
OCTAVIO QUINTERO
04 – 02- 09
El periodismo independiente no existe. Existe en la comunicación de masas una mayor o menor objetividad que camina por los sutiles intersticios de la ética profesional y la responsabilidad social.
Por eso, la democracia debe garantizar, y en el papel lo hace, una información veraz e imparcial (y yo agregaría oportuna y variada), a la sociedad.
Pero siempre que los periodistas, columnistas y escritores nos expresamos en los medios de comunicación social, alguna predisposición nos orienta el mensaje, y a veces esa predisposición nos traiciona en el campo puramente informativo, descubriéndonos sobremanera la parcialidad.
En ese contexto, si en algún momento de la historia puede afirmarse que no existe el periodismo independiente, es hoy en día en que los grandes medios de comunicación social han cerrado filas en torno a prominentes y predominantes grupos que los han convertido en empresas holding de sus imperios económicos.
El Tiempo de Bogotá, tras el estreno de su nuevo director bajo la égida de Planeta, nos acaba de comunicar en su primer editorial que es defensor del libre mercado, ese mismo que tiene al mundo capitalista en su laberinto y a la humanidad entera hundiéndose cada día más en la pobreza.
El último proceso sobre liberación de secuestrados en Colombia nos ilustra de manera esplendorosa la función de los medios y sus perfiles informativos.
En el mismo sitio, con el mismo encargo y a la misma hora, pero con distintos perfiles, estaban los periodistas, Daniel Samper Pizano y Jorge Enrique Botero. El primero optó por mirar y callar; el segundo por mirar e informar.
¿Quién puede decir que el uno lo hizo bien y el otro mal? Nadie, y es más: ambos actuaron acorde a sus papeles del momento. Samper le juega a la gran prensa, de la que ha sido, es y será hijo predilecto; y Botero a la prensa alternativa, a la que le interesa difundir más lo que a la primera le interesa callar.
Resulta hasta gracioso el juego. La prensa de Samper anda criticando a Botero por fungir de periodista en momentos en que el asunto era de periodistas. Tan así, que por prohibirles el ejercicio libre de su trabajo, le costó el puesto a uno de los inamovibles de Uribe: el Alto Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo; y la prensa de Botero quizás encuentre hasta ridículo al laureado fundador del periodismo de investigación en El Tiempo tragando entero, como las boas, semejante chiva.
A los periodistas todos nos resulta odioso que las fuentes privilegien a los colegas por la importancia del medio en que trabajan. Claro –aclaro- nos resulta odioso cuando el privilegiado no es uno.
Hoy es vox populi que cuando el presidente Uribe quiere hacerle show mediático a alguna cortina de humo, llama a Vicky Dávila de RCN-TV que, por supuesto, no es la única privilegiada, porque, con tanta cortina de humo como se extiende en este gobierno y con tanto que le gusta el show mediático al presidente Uribe, debe tener, como dice el tango, en cada puerto un amor.
Es el caso, y para cerrar, del periodista Hollman Morris. El no tiene su privilegio informativo en las altas esferas del gobierno (como la Dávila), sino en las altas esferas de las Farc, y su labor periodística no puede censurarse, como no podría censurarse la de Vicky Dávila. A Ella le tocó su cuarto de hora como en el pasado otros colegas: recuérdese a Jaime Soto, Darío Hoyos (El Pájaro), Alberto Giraldo (el consentido de los Rodríguez Orejuela) o Darío Silva (el famoso “Lambicolor”), para algunos ejemplos tomados al azar de la frondosa lista de aquilatados periodistas ‘independientes’ de Colombia que cada cual puede completar con la lista de su respectiva región o país.
Y menos puede censurar a nadie el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos que, tanto como periodista como funcionario público ha atropellado toda ética y moral hasta el descaro.
Venir a darnos clase de ética periodística un niño que pagaba con artículos en El Tiempo su corbata en Londres por cuenta de la Federación de Cafeteros, o de moral, un funcionario público que se jacta de la mentira y el engaño como el más sutil arte de la guerra, ahí sí, como dicen… “ni tanto honor ni tanta indignidad”.
TACÓ BURRO LA CGT
14 – 02 - 09
“La CGT apoya a Gustavo Petro”, dice un comunicado de esa central obrera expedido el 11 de febrero a raíz de la renuncia del senador al Comité Ejecutivo del Polo dizque por falta de garantías.
En forma diligente, actitud que ahorra en otros menesteres más propios de su razón de ser, la CGT da por cierto que Petro es víctima (pocrecito él) de un complot dentro de su partido para cerrarle el paso a una eventual candidatura presidencial.
Debe entenderse que el respaldo de la CGT a Petro es un respaldo a su candidatura presidencial, lo cual está en todo su derecho, tanto la central obrera de apoyarlo como en Petro de aspirar. Pero está mal que la CGT, como cuerpo sindical multipartidista por esencia se parcialice, en primer lugar, tan a la carrera, y en segundo lugar, sin tener en cuenta que lo propio de la lucha interna entre los partidos cuando de candidaturas presidenciales se trata, es la confrontación entre los aspirantes.
No está bien que a esta lucha trate de dársele un cariz fratricida. Es, y para poner un ejemplo de moda, como si el sindicalismo estadounidense que se identifica con el partido Demócrata se hubiera agarrado de las mechas, y aún estuviera echándose vainas, entre los que querían a Hillary y los que querían a Obama.
En el Polo hay dos aspiraciones concretas a la candidatura presidencial: Gaviria y Petro. Y lo que debe esperarse es que entre los dos haya una lucha democrática por la nominación; primero dentro del Comité Ejecutivo y luego en el Congreso de la colectividad.
Parece que Petro perdió la primera batalla y, como mal perdedor, corre dizque a renunciar al Comité por falta de garantías. En esa misma línea, debiera esperarse que también renuncie al Polo si pierde la segunda batalla en el Congreso del Polo.
En alguna oportunidad, el ex presidente López, para inducir en el inconsciente colectivo de los colombianos la candidatura presidencial de Virgilio Barco (1986-1990) se preguntó: “¿Si no es Barco quién?”, y resultó efectivo y contundente.
Ahora Petro, parodiando a López y actuando en interés propio, es decir, de manera megalómana, parece querer decirnos a los colombianos de cara a las próximas elecciones presidenciales… “¿Si no soy yo, quién?”.
Y en el caso de la CGT, tacó burro. No está bien que una central obrera tome partido por un precandidato, considerando que como organización multipartidista, puede estar hiriendo susceptibilidades ideológicas de muchos de sus afiliados que quizás consideran mejor otros aspirantes.
Y, en el momento actual, la CGT debiera estar más pendiente de ver cómo va a enfrentar al gobierno que le ha venido robando un incremento salarial justo y equitativo a los trabajadores, y que en el último año fue ostensible; un gobierno que ha profundizado el desmantelamiento de la seguridad social y que propone o se propone culminar su obra con otra reforma laboral que arrase con el Salario Mínimo, antes que andar echando baza en disquisiciones partidistas.
Por ejemplo, un comunicado de la CGT apoyando las últimas críticas que al gobierno colombiano hizo la audiencia en el Congreso de E.U. sobre los crímenes de sindicalistas, de amplia divulgación en nuestro medio, hubiera caído mejor entre los trabajadores colombianos que esa parrafada final de su comunicado apoyando a Petro en la que sentenciosa y arrogantemente dice:
(…) “El compañero GUSTAVO PETRO, es un líder emblemático, es de lejos el mejor congresista que tiene el Parlamento colombiano (SIC) y en la práctica, ha demostrado coherencia y objetividad a la hora de actuar y si él resulta incómodo para el PDA, entonces somos muchos los que sobramos”.
¿Asume –preguntamos- la CGT, el derecho a pensar ideológicamente por todos sus afiliados? ¿No hay entre los sindicalizados de la CGT algunos o muchos que simpaticen con Carlos Gaviria?
¡Ojo, que con ese comunicado, la CGT puede estar coartando la libertad de opinión de muchos de sus afiliados!
Finalmente, parece que el comunicado de la CGT apoyando a Petro parece inspirado por el mismo Petro cuando coincide con él en que (…) “El PDA debe ser algo más que un proyecto antiuribista”. Recuérdese la entrevista de Petro a la revista Cambio en el mismo sentido en la que abrió el hueco por donde ahora se escapa no sólo la unidad del Polo sino la mayor aproximación que ha tenido la izquierda colombiana en toda su historia de convertirse en verdadera alternativa de poder.
Y ahí sí, parodiando a López, podría preguntarse… “¿Si no es contra Uribe, entonces contra quién?”.
Petro, primero, y ahora la CGT, parecen ponerle ruedas al cambio de corriente ideológica, y por ende de gobierno en Colombia, un país que parece condenado a quedarse a la vera de las reformas políticas y sociales que se respiran en otras latitudes latinoamericanas, y particularmente en Suramérica.
oquinteroefe@yahoo.com
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