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                      COMENTARIO

              BARBARIE EN LA CULTURA

                  

                  

Édgar Bastidas Urresty*

Descortés la actitud del gobernador de Nariño Antonio Navarro de no responder una carta que un grupo representativo de escritores y artistas colombianos y extranjeros: Otto Morales Benítez, Eduardo Gómez, Enrique Santos Molano, Carlos Vásquez Zawadski, Margarita González, Bernardo Correa, Luís Alberto García, Fabio Martínez, Lydia Inés Muñóz, Cecilia Jurado, Alejandro García, María Morán (pintora), Ángel María Medina Santacruz, Alicia Miranda (costarricense), Reinaldo Marchant (chileno), Miguel Russo (argentino), entre otros, le dirigió hace más de un mes, solicitándole que presentara un proyecto de Ordenanza a la Asamblea Departamental para crear la Casa de la Cultura de Nariño, que su copartidario Parmenio Cuellar, como gobernador, suprimió por decreto, porque dizque no daba utilidades y constituía una carga muy pesada para el Departamento.
Esta medida, que afecta gravemente los bienes y servicios culturales, hace parte de las políticas neoliberales de supresión o privatización de instituciones del Estado, del empleo, de los servicios públicos como la salud, la educación, la electricidad, el agua, que han pauperizado a la población.
El gobernador Navarro no ha respondido la solicitud y se ha limitado a decir por boca de su asesor jurídico que el Departamento por haberse acogido a la ley 550 para “sanear sus finanzas” y “mantenerse en pie”, no puede crear nuevamente la Casa de la Cultura de Nariño, a sabiendas de que el proyecto dispone la emisión de una estampilla para asegurar su funcionamiento.
El gobernador, ignora el derecho a la cultura que consagra la Constitución colombiana, como derecho fundamental y universal, la necesidad de promover la cultura en todas sus formas, y de preservar el patrimonio cultural de la región, muy rico y diverso, amenazado por la supresión de la entidad que lo protegía y regulaba.
El gobernador Navarro dizque se propone abrir una pinacoteca en los locales que ocupaba la Casa de la Cultura de Nariño.
No ha comprendido que la Casa de la Cultura es una institución universal creada en Francia por André Malraux como un fenómeno histórico porque respondía a un llamamiento, a una esperanza, a una necesidad.
Da la impresión que los autores del cierre de la Casa de la Cultura de Nariño, que había sido fundada por la Ordenaza 64 de 1966, lo hicieron porque la cultura “que es el movimiento del espíritu en libertad”, como la define el historiador suizo Jacob Burckhardt, es una cenicienta que no da votos.
Si desaparece la cultura el bien más preciado de la humanidad, se cae en la barbarie, en la miseria espiritual.
Es paradójico que los exgobernadores de Nariño, Parmenio Cuellar y Eduardo Zúñiga, que han representado al Polo Democrático, y Navarro, contradigan la política de apoyo a la cultura popular que preconiza ese partido.
La historia hará un juicio de responsabilidades a los persecutores de la cultura en Nariño.
*Escritor y exrector de la Universidad de Nariño