Economía y globalización
Octavio Quintero
oquinteroefe@yahoo.com
El economista Eduardo Sarmiento, quizás el más célebre y persistente contradictor del neoliberalismo a nivel latinoamericano, no sólo como veterano columnista del diario El Espectador, sino como académico, conferencista y escritor (autor de 17 libros), lanza el próximo martes, 2 de julio, en la sede de la Biblioteca Nacional de Bogotá, su último libro: “Economía y globalización”.
Es, según el mismo Sarmiento, la concreción del “Modelo propio”, su anterior libro, en el que ya vislumbraba el paso de su estado crítico al propositivo.
En este último trabajo, Sarmiento precisa su modelo propio de desarrollo económico y social específico para Latinoamericana en tres aspectos clave:
1.- Una política macroeconómica basada en un banco central no autónomo obligado a coordinar sus políticas crediticia, monetaria y cambiaria con el resto de la economía nacional.
2.- Un desarrollo industrial apoyado en el aprendizaje en el oficio, la conciliación del mercado interno y externo y la integración económica latinoamericana.
3.- Una política pública que le de prioridad a la equidad sobre la eficiencia.
El gran mérito de este portentoso trabajo intelectual de Sarmiento es que se anticipa a lumbreras internacionales como Paul Krugman y el Nobel Stiglitz en cuanto estos se han quedado en la etapa crítica del modelo sin proponer a cambio nada. En cambio Sarmiento, tras demostrar el error en la teoría del modelo neoliberal, plantea en “Economía y globalización” el nuevo modelo alternativo, o modelo propio, como algunos preferimos seguir llamando, que debiera servir a los gobiernos de tendencia socialista como los de Chávez, Correa, Morales y Ortega, entre otros, para afianzar su política económica interna de cara a la construcción del “Socialismo del siglo XXI”.
Esta última obra de Sarmiento avanza en el trabajo de identificar las falencias de las teorías convencionales neoclásicas, y sobre esa base construye nuevas concepciones, entre otras la muy novedosa de poner el énfasis de toda la administración pública en la equidad y no en la eficiencia, algo que en la Constitución del 91 en Colombia se dejó en equilibrio lo que le ha permitido a los distintos gobiernos, de Gaviria en adelante, avanzar en el desmonte del Estado y en la privatización a rajatabla y a precios de gallina vieja de todo el patrimonio público.
Por eso es que cuando ahora se ven a inspiradores o ejecutores de ese modelo, como en el caso colombiano a los Hommes, Juan Camilos y Montenegros, y a voceros de la empresa privada como el presidente de la ANDI, poniéndose del lado de la crítica al modelo, sin un previo mea culpa, uno lo que intuye es que quieren correrse un poco a la izquierda de la derecha pero sin llegar siquiera al centro.
Vamos a ver estos qué tanto aplauden la obra de Sarmiento; vamos a ver qué tanto le juegan a la desautonomización del Banco de la República, al desarrollo industrial basado en el aprendizaje y no en la maquila y a la prioridad de la equidad sobre la eficiencia, lo que de paso significaría no volver a tocar a la baja los salarios como vía de competitividad industrial y comercial, y entonces sí podrá apreciarse su sinceridad sobre las críticas al Emisor y su oposición a la reelección de Uribe. Mientras tanto, no pasan de ser patrañas mediáticas armadas para ir preparando el relevo de Uribe para que, como en el Gato Pardo, “todo cambie sin que cambie nada”.
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