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EL INFORME DE INTERPOL:

          

                El caso del cuadro falso

                   que no fue manipulado

                      

Mario Lamo Jiménez

 

Si le diéramos a la INTERPOL un cuadro falso de la Mona Lisa y le preguntáramos si el cuadro fue manipulado, sus expertos de arte seguramente nos dirían que no, que el cuadro no ha sufrido alteraciones, que está como era originalmente, así sea una reproducción. Eso no quiere decir que sea el original pintado por Da Vinci. Exactamente lo mismo ha ocurrido con el análisis que han hecho de las supuestas computadoras de Raúl Reyes. Lo que INTERPOL ha certificado no es que la información sea auténtica sino que no fue manipulada (aunque más adelante se contradice diciendo que miles de archivos fueron alterados). De ello se desprende que cualquier organización o gobierno (léase la CIA y el FBI y los EE. UU.) puede haber creado los archivos allí encontrados y hacerlos pasar como extraídos de los computadores supuestamente hallados en Ecuador en el campamento de Raúl Reyes, la INTERPOL los analiza y no encuentra manipulación, así toda la información sea falsa.

Un experto en informática consultado por el autor de la presente nota no pudo contener la risa al leer el informe de INTERPOL. “Las fechas de los archivos de cualquier computadora pueden ser cambiadas para que parezca que fueron hechos en una fecha cualquiera”, aseguró, y añadió: “Los discos duros externos podrían haber salido de un laboratorio en Quantico, Virginia y nadie sabría la diferencia. Lo que es más, puedo decirles el modelo exacto de los discos duros exhibidos como pertenecientes a Reyes: son dos LaCie hechos para aguantar condiciones adversas, y curiosamente acabo de leer una reseña sobre los mismos, donde se dice que aguantan mucho pero que LaCie jamás diría que resistirían un ataque directo con una bomba, y aquí está el enlace para probarlo”:

http://www.cnet.com.au/desktops/storage/0,239029473,240059704,00.htm

Además, es realmente curioso que el gobierno colombiano haya pedido que se certifique que la información no fue manipulada, ya que como decía un narco colombiano: “respuesta dada a pregunta no hecha, confesión anticipada”. Es obvio que hubo una componenda entre los EE. UU., la INTERPOL y el gobierno colombiano para crear unas pruebas falsas para atacar a los gobiernos de Ecuador y Venezuela que se oponen al hegemonismo yanqui en la región. Los titulares de prensa se han centrado en anunciar que la información no fue manipulada, ergo es auténtica. Volviendo a nuestra analogía de la Mona Lisa, según la prensa el cuadro falso es verdadero porque no fue manipulado. La verdad es que si la información, para empezar, era falsa, no había necesidad de manipularla pero sí de autenticarla por un organismo internacional para poder usarla con fines propagandísticos, como se hiciera en el caso de la invasión de Irak, basada en información falsa creada por el gobierno de Bush.

 

Según la página Web de INTERPOL, ésta es su descripción de la cantidad de datos “encontrados”:

“Los especialistas de INTERPOL, sirviéndose de avanzadas herramientas de investigación forense, han determinado que las ocho pruebas instrumentales de carácter informático decomisadas contienen más de 600 gigabytes de datos, entre los que hay 37.872 documentos escritos, 452 hojas de cálculo, 210.888 imágenes, 22.481 páginas web, 7.989 direcciones electrónicas, 10.537 archivos multimedia (de sonido y vídeos) y 983 ficheros cifrados.”

 

La verdad es que no se necesita ninguna “herramienta avanzada de investigación forense”  para encontrar qué tipo de datos contiene un computador o un disco duro, cualquier programa forense de 60 dólares le hace a uno ese tipo de inventario en corto tiempo.

Ver: http://www.x-ways.net/order.html

Simplemente la INTERPOL quiere adornar su “investigación” con palabras altisonantes.

 

Más adelante añaden:

“En palabras sencillas, se puede decir que este volumen de datos corresponde a 39,5 millones de páginas de Microsoft Word y, si todos los datos incautados estuviesen en formato Word, a un ritmo de 100 páginas por día, se tardaría más de 1.000 años en leerlos. Para descifrar los 983 archivos cifrados los especialistas de INTERPOL conectaron diez ordenadores entre sí y los hicieron funcionar todos a la vez permanentemente durante dos semanas.”

 

Información absolutamente irrelevante que no nos dice nada de la autenticidad de los archivos y que sólo sirve para enredar a los lectores, porque es obvio que convertir fotos a equivalencia de páginas de formato Word es una estupidez, ya que una foto puede tomar más de 5 megabytes de espacio y se ve en un segundo, mientras que leer el equivalente en Word, según INTERPOL, tomaría más de tres días. Los mil años que menciona la INTERPOL es como decir que alguien analizó un libro y que si uno leyera una palabra del libro al día, se demoraría un millón de días leyéndolo (unos 2740 años), una soberana idiotez que no sirve de nada para el análisis del libro.

Sin embargo, sí hay una parte muy reveladora del documento de INTERPOL, cuando mencionan que “al acceder directamente a las pruebas para visualizar y descargar su contenido entre el 1 y el 3 de marzo, los funcionarios de la unidad antiterrorista colombiana que primero intervinieron en el lugar de los hechos no respetaron los principios de esta índole aplicables en circunstancias ordinarias” o sea, como mencionan antes en el documento, los “principios reconocidos internacionalmente para el manejo de pruebas electrónicas”.

Lo que equivale a decir que el contenido digital pudo ser alterado sin dejar huellas y la INTERPOL se lava las manos por lo sucedido entre el 1 y el 3 de marzo. ¿Quién garantiza siquiera que los discos duros o los computadores fueran los mismos supuestamente hallados en Ecuador? ¿Quién garantiza que no fueran reemplazados por otros con otra información o la información allí contenida alterada? ¡Nadie!

 

En resumidas cuentas, el informe de INTERPOL es una cortina de humo, llena de recovecos que no llegan a ninguna parte, pero que sí sirve para vender cuadros falsos como auténticos y juega muy bien en los planes de invasión, genocidio y desestabilización del imperio y sus vasallos.