EL SUEÑO DE MARTIN LUTHER KING JR.
Mario Lamo Jiménez
Se ha observado una vez más en los EE. UU. con un día feriado el aniversario del nacimiento de Martin Luther King Jr. que tuviera lugar en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929. Martin Luther King Jr. sería asesinado en un hotel de Memphis, Tennessee, el 4 de abril de 1968. En 1954 fue seleccionado como pastor de la Dexter Avenue Baptist Church en Montgomery, Alabama. En 1955 había obtenido su PH. D. en teología de la Universidad de Boston. Toda su vida la dedicó a la lucha por los derechos civiles de las minorías, especialmente de los afroamericanos. También fue un gran crítico de la guerra del Vietnam y en sus discursos castigó fuertemente la quema de seres humanos con NAPALM por parte del ejército estadounidense.
Al igual que Gandhi, proclamó la no violencia, como su doctrina de lucha y de resistencia dentro de una sociedad que 100 años después de la emancipación de los esclavos por Abraham Lincoln, de hecho continuaba con prácticas heredadas de la sociedad esclavista, tales como la segregación y el racismo. Martin Luther King Jr. era un orador erudito que sabía perfectamente cómo enlazar las citas bíblicas con los tiempos modernos. El día anterior a su asesinato pronunció un impresionante discurso basado en la parábola del Buen Samaritano, donde demostraba cómo ayudar a los trabajadores de basura que estaban en huelga era el equivalente a ser el Buen Samaritano de las épocas de Cristo que se preguntaba lo que pasaría si el hombre herido no recibía su ayuda y no lo que le pasaría a él si se detenía a ayudarlo.
Sus conocimientos de teología y su capacidad oratoria no le provenían solamente de los estudios. Tanto su padre como su abuelo habían sido ministros y su padre también había sido un luchador por los derechos civiles. El 5 de diciembre de 1955, 5 días después del boicot de los buses que segregaban a los pasajeros según el color de la piel por parte de Rosa Parks, los residentes de Montgomery, Alabama, empezarían un boicot contra la compañía de buses y Martin Luther King Jr. sería nombrado director de la recién formada “Asociación para la Mejora de Montgomery”. El boicot continuaría en 1956 y Martin Luther King Jr. se destacaría por sus capacidades oratorias y de liderazgo. Sin embargo, a pesar de que su lucha era pacífica, la de sus enemigos no lo era. Ese año su casa fue destruida por una bomba y él sería encarcelado por “conspirar para interferir con las operaciones de la compañía de buses”. Sin embargo, su lucha no fue en vano, ya que en diciembre de 1956 la Corte Suprema de Justicia declaró que las leyes de segregación de Alabama era inconstitucionales.
Su lucha se trasladaría más tarde a Birmingham, Alabama, donde para los policías blancos locales el racismo era el pan nuestro de cada día, como si tuvieran sus mentes cien años atrasadas de noticias. Además, el gobernador del estado, George Wallace, era un racista y segregacionista declarado. Las fotos de la policía usando perros y mangueras de alta presión contra los manifestantes le dieron la vuelta al mundo y en Junio de 1963, el presidente Kennedy acordó pasar al Congreso una legislación sobre Derechos Civiles, la cual sería finalmente aprobada en 1964, año en que Martin Luther King Jr. sería proclamado Hombre del Año por la revista Time y en el que recibiría el Premio Nobel de la Paz.
Fue durante esta época de manifestaciones, que culminó con la marcha del 28 de agosto de 1963 en Washington, D.C., que Martin Luther King Jr. pronunciaría su célebre discurso “Yo tengo un sueño” ante más de 250 mil manifestantes. Allí habría de afirmar:
“Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente”.
Después pronunciaría las palabras que décadas más tarde todavía seguirían resonando en la mente de todos los luchadores por la paz, la igualdad y la justicia:
“Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.
Ésta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! De cada costado de la montaña, que repique la libertad.
Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo canto espiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"
Las balas asesinas acabarían con su vida el 4 de abril de 1968. Su voz contra la guerra resaltaba de manera poderosa y se había vuelto incómodo para el sistema que antes lo acogiera. Muchos blancos liberales ya no eran aliados suyos, y Lyndon B. Johnson lo miraba con desconfianza por su oposición a la guerra del Vietnam, además de que el director del FBI J. Edgard Hoover lo mantenía bajo una vigilancia constante. Un hombre blanco había acabado con su vida aunque había sobrevivido varios atentados. De inmediato empezaron los disturbios en más de 100 ciudades estadounidenses, pero ya nada lo devolvería a la vida, sin embargo su lucha y su coraje y la lucidez de sus discursos lo mantendrían con vida en la mente y los corazones de los más desposeídos de la tierra. |