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INTERNACIONAL

          

          ¡SERBIA, AHORA Y SIEMPRE!

                      

Neftalí Sandoval-Vekarich

Los analistas políticos de los turbulentos acontecimientos que  sacuden a Serbia desde hace ya más de una década, a partir de 1991, consideran que la estabilidad no solo de ese país sino también de sus vecinos y, por ende, de la misma península balcánica, depende exclusivamente de la solución adecuada que la comunidad internacional le dé al conflicto étnico provocado por las ambiciones territoriales de la población albanesa, primordialmente de los fundamentalistas musulmanes, apoyados económicamente por las más oscuras fuerzas del exterior, que ven allí la posibilidad de un enclave para operar sobre Europa Occidental. Alemania ya es, casi de por si, un baluarte de los musulmanes que se han afincado lentamente desde hace varios años, por intermedio de los trabajadores turcos, principalmente, que fueron en su oportunidad  aceptados para llevar a cabo funciones consideradas por los mismos alemanes, y europeos en general, muy por debajo de sus condiciones económicas y desde luego de sus respectivos status sociales.  El problema  creado en Kosovo por los más diferentes y extraños intereses foráneos no solo es responsabilidad de las Naciones Unidas, léase USA, sino también de la Unión Europea que aupó, paradójicamente, una labor de zapa contra la integridad de Yugoslavia, cuando ya el viejo continente llegaba a su más alto punto de coherencia. 

El insólito ataque aéreo de que fue victima Serbia por parte de la OTAN representa una de las más viles y abiertas violaciones del derecho internacional y de la soberanía de un  país, sin ninguna declaración de guerra ni rompimiento de las relaciones diplomáticas por parte de los países europeos (y vecinos que lo fueran de Yugoslavia) que han hecho parte de esa infame alianza, que intervinieron  con gran cinismo en ese acto cobarde y de lesa humanidad.  La aviación de la OTAN al bombardear puentes y vías no despejadas durante el ataque, existen documentos gráficos, también de un tren de pasajeros en marcha interceptado por fuego de metralla, no tuvo en cuenta la existencia de la vida humana, sin misericordia alguna fueron victimas escuelas y hospitales, provocando la muerte de civiles, en su mayoría niños y mujeres.  Una similar y macabra escena fue registrada por las cámaras de los periodistas cuando 250 mil serbios expulsados de Krajina por el ejército cróata, acorde con  los principios devastadores de la OTAN, fueron en su éxodo en plena y abierta carretera perseguidos y ametrallados desde el aire por la aviación, a semejanza de aquellos pasajes escalofriantes que se registran en las películas de guerra sobre la barbarie nazi fascista.

Pero no solo se trata de la supervivencia futura de Serbia discutida por todos los actores que participan en la farándula de las Naciones Unidas, sino que a la vez la no solución correcta del forúnculo de Kosovo va a alterar las relaciones internacionales y a colocar un nuevo y mortal precedente al no respetar la integridad territorial de un país soberano que nunca en su historia fue manchado con el baldón de agresor ni por sus deseos expansionistas.  En Serbia se hizo presente siempre aquella célebre frase de Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz’’.  Cabe aquí recordar el famoso discurso de Slobodan Milosevic en Gazimestan, Kosovo, el 28 de junio de l989 al conmemorar los 600 años de la batalla de Kosovo, discurso  que en ningún momento hizo estimulo al nacionalismo o a las amenazas irredentistas, advirtiendo eso si del peligro que en si encarna el nacionalismo para la convivencia pacifica y el mantenimiento de sanas relaciones de toda índole con los vecinos y el mundo circundante.  Este discurso fue tergiversado y alterado por la prensa internacional al servicio de la potencia que necesitaba un chivo expiatorio para colocarlo al nivel del sátrapa de Irak, buscando así a la vez un  nuevo argumento para definir la teoría de un nuevo orden en el mundo, suprimiendo la antonomasia de aquellos países ya fuera de lugar en el concierto de la llamada posdemocracia muy propia de los grandes trust y monopolios exclusivistas.

 Yugoslavia,  y dentro de ella  Serbia, fue uno de los mas eminentes ejemplos de la sana y fructífera convivencia de todas las minorías nacionales asentadas desde casi siempre en su territorio, si nos atenemos a la veracidad de los registros y crónicas de Heródoto. Los Balcanes fueron desde siempre una constante estructural en el proceso de desarrollo de esta península, en la que infinidad de pueblos convivieron en armonía desde hace más de 8000 años, es decir, desde el inicio de la civilización agraria de la neolítica Vinca, hasta nuestros días, siendo desde entonces Serbia parte de la cultura danubiana que tanta influencia tuvo no solo para con la vecina Grecia, sino también para otras importantes regiones del Medio Oriente.

La intolerancia, el odio y el resentimiento fueron convocados por elementos extraños a su idiosincrasia provocando no aquello que la prensa internacional llamó guerra étnica, porque en  esencia no lo fue y seria más bien fratricida, sino que fue producto de la intolerancia y animadversión religiosas deseosas estas por tener su propio epicentro de soberanía e influencia sobre las

 supuestas religiones menores de comunidades consideradas minoría marginándolas de la totalidad de una identidad nacional,   perseguidas y execradas, como lo fueron durante la ocupación hitleriana en la segunda guerra mundial. Pero quizá sea necesario recordar que la responsabilidad recae en el inicio de la llamada world conservative`revolution impulsada en l981 por Margaret Thatcher

 (entonces Primer Ministro de Gran Bretaña desde marzo de l979 hasta noviembre de l990) y de Ronald Reagan (Presidente de USA desde enero de 1981 hasta noviembre de l989), dentro de las coordinaciones de un  nuevo feudalismo, es decir, la así denominada doctrina neoliberal T.I.N.A., hacia la creación de una corporación dinámica a nivel mundial del imperialismo en ebullición permanente.  El foco de atención quizá desde siempre lo fue Serbia como una encrucijada estratégica occidente-oriente en los Balcanes.  A raíz de esta doctrina empezaron los primeros brotes antiserbios y antiyugoslavos en marzo 26 de l981 en Pristina, Capital de la Provincia de Kosovo.  La paradoja ha sido que mientras Europa caminaba hacia su unidad, desde hace 26 años empezó en Italia la Operación Gladio orientada hacia la desintegración de Yugoslavia, así  llegó la OTAN en l972 a una fase con el mismo objetivo, sabiendo que podía contar con los nacionalistas albaneses de Kosovo protegidos de los altos jerarcas del mundo islámico y financiados por un poderoso lobby de los esquipetari norteamericanos.   Temeroso de esta tenebrosa alternativa para Serbia, el Presidente Milosevic se pronuncio en su famoso discurso al cumplirse los 600 años de la batalla de Kosovo, fue entonces cuando se iniciaron  los contundentes ataques de difamación y acoso que provocaron la animadversión y desmembramiento del país que culminó con la entrega de Milosevic al tribunal de La Haya, cuya culpabilidad en los actos de terrorismo y paramilitarismo durante el proceso de fragmentación del país no pudieron ser probados, hasta cerrar el capitulo con  el supuesto suicidio del político serbio.

                                                                                                

Los debates sobre Kosovo en los foros internacionales y el supuesto suicidio de Milosevic en La Haya son escaramuzas muy bien montadas para afirmar una teoría de la fragmentación de los estados y conllevarlos a una perspectiva global que en realidad viene a ser la feudalización de sus economías y modus vivendi para colocarlos bajo la hegemonía y  tutela de las megacorporaciones, de los truts y como bien lo dicen ya en inglés a world corporate empire, dentro del cual el dogma de la T.I.N.A. (There Is Not Alternative) se hace presente cada día más en esa región convertida hoy en un fétido hoyo negro, centro del crimen organizado, de la prostitución, trata de blancas, tráfico de drogas y toda clase de maquinaciones maquiavélicas que amparan los intereses de las corporaciones que aspiran a que ese experimento de deflagración, desintegración y fragmentación de un estado pueda ser más tarde aplicado en otras áreas internacionales donde sea accesible la implantación de su absoluta hegemonía.  ¿Acaso susceptiblemente puedan serlo China, Brasil y la India?  Esos son los pronósticos de los analistas.  Pero si por otro lado se encuentran los  paliativos apropiados a través de una ley internacional de respeto y convivencia, aceptada y aprobada por todos para darle una salida positiva a la tangente de Kosovo, se habrá llegado a un punto que permita en un futuro encontrar soluciones adecuadas para alejar los peligros que amenacen la estabilidad tanto del país en donde estos brotes surjan como del entorno general en el cual estén ubicados.  En todo caso, no se debe olvidar que el bombardeo a Serbia, la fragmentación de Yugoslavia y la ocupación de Kosovo por la supuesta protección de las Naciones Unidas, hace parte de ese experimento que busca la creación de una corporación hegemónica a escala mundial. Si Checoslovaquia se abrió en dos estados, si Bélgica busca el mismo camino, hay que mirar hacia atrás las páginas de la historia ( Acuerdo de Munich, septiembre de 1938) para descubrir que el conflicto de Kosovo no ha sido casual, pues viene a ser una aberración que esto sucediera cuando Europa encontraba su unidad, tanto política, como económica y geográfica, sin importar los credos religiosos. Pero en Yugoslavia las comunidades religiosas fueron utilizadas como estopa para despertar una intolerancia que permaneció en estado letárgico durante casi medio siglo y conducirlas,  como es evidente, a la demostración palpable de ese experimento del que hablamos atrás, que ha costado millares de muertes e incalculables daños físicos y materiales.  Todo esto cabe en las numerosas publicaciones aparecidas en occidente sobre este proceso de fragmentación, valga citar a Martti Ahtisaari: “Mission in Belgrado y “Postmodern state” de Robert Cooper, Director General para Asuntos Militares y del Exterior de los Estados Unidos.

         

Los Balcanes fueron siempre una constante estructural en el proceso de desarrollo en esta estratégica región euroasiática, teniendo en cuenta la inmemorial convivencia de numerosos pueblos y tribus desde hace más de 8.000 años, es decir, desde el inicio de la civilización agraria de Vinca, en la cuenca del Danubio, hasta nuestros días.  Desde entonces Serbia ha sido un epicentro de la cultura danubiana que tanta influencia tuvo no solo para con su vecina Grecia, sino para con otras importantes regiones del Medio Oriente.  Es ciertamente por esto que Serbia, núcleo estratégico en los Balcanes, fue elegida para comprobar la teoría y dinámica de una corporación a nivel mundial proveniente de la ebullición del capitalismo y de su alianza con las más poderosas instituciones

 financieras tendientes a feudal izar el mundo.  Al tratar de aislarla del proceso de unificación de Europa no hacen más que comprobar esta macabra conspiración contra un pueblo soberano que en

su historia se anota la victoria y destrucción en su terreno de tres imperios: Otomano, Austrohungria y Hitler.

  ¿Pero, qué ha sucedido en Kosovo con este experimento cuya responsabilidad no puede evitar tampoco la Unión Europea con  los aliados de ultramar?  Las consecuencias del reciclaje de los países modernos o premodernos considerados “desechables” por la política neoliberal quedan registradas en los testimonios de muchos analistas y observadores de las Naciones Unidas, bajo cuya “tutela” ha caído esta provincia de Serbia después de la agresión sufrida por la aviación de la OTAN.  Marek Nowick, en un informe confidencial de la OTAN registrado por el Ministerio de Defensa en el Instituto para la política exterior de Alemania ( Berlín, enero de 2007), lo califica “pozo negro de Europa, un estado criminal, un estado cautivo”.  Escribe el IMF en un párrafo: “Kosovo cannot be regarded as sustainable economy, nor will become one for many years to come” , destacando luego el peligroso crecimiento de los extremistas islámicos.  A todo esto se añaden las memorias del general Fabio Mini (cascos azules), los articulos de Michael Mecher (UK Laboor Cabinet Minister  (l997-2003) y los comentarios de Gregory Clark, diplomático australiano, profesor universitario, en el periódico “Japan Times”: Serbia owed justice in Kosovo’’, se critica con gran agudeza la política de las Naciones Unidas y por ende de los Estados Unidos como responsables del pantano de Kosovo. Resumiendo: economía colapsada, dependiente de las donaciones internacionales y del lobby de  los esquipetari norteamericanos;  taza de indigencia que llega a los 60%; no respeto a la ley;  la creciente industria del crimen y la corrupción; espacios militares de represión  (estado cautivo); cultura `del temor; intolerancia; violencia; agresión; odios étnicos; ghetos de las minorías, etc.  En otras palabras:  el modelo impuesto por el experimento social de los aliados de la OTAN y las Naciones Unidas que en los últimos ocho años han hecho de Kosovo un pozo negro dentro de Serbia y en el corazón de Europa.  En un próximo futuro una determinante errónea vendría a ser como la espada de Damocles que podría desatar una rotura en la cohesión de entidades e instituciones de la Unión Europea; se pronostica el deterioro de las relaciones USA-Rusia y el sistema internacional seria irreversiblemente afectado.

No se ha podido levantar un censo para precisar el estado de la población ya que el programa y su ejecución varias veces ha sido boycoteado por los esquipetari cuya presencia ha sido insuflada con la inmigración ilegal de albaneses que se inició en la época de Enver Hodja cuando muchos buscaban refugio y asilo en la Yugoslavia de Tito.  El progrom, la intimidación, el terrorismo, el asesinato se refleja en las siguientes estadísticas:

Año de l999.   De 372.444 serbios y miembros de otras discriminadas comunidades étnicas, 250.000 fueron perseguidos y obligados a huir fuera de Kosovo para salvar sus vidas. 50.000 serbios perdieron sus empleos, entre estos 8.000 ingenieros, técnicos y administradores expulsados del sector energético.  De junio de 1999 a diciembre 31 de 2006 se efectuaron 7.l08 ataques contra serbios y otras nacionalidades, victimas del terrorismo y la intimidación. 558 serbios fueron asesinados, l04 de otras agrupaciones étnicas; l7.736 talleres y estaciones de servicio destruidas e incendiadas; l8.555 casas derruidas; 119 iglesias y monasterios ortodoxos profanados, destruidos e incendiados; 122 cementerios ortodoxos profanados y destruidos; 24 instituciones declaradas patrimonio nacional fueron totalmente demolidas por los musulmanes esquipetari; 30.000 casas de habitación fueron arrebatadas a los serbios.  En marzo del 2007 ante la presencia impasible de los funcionarios de la ONU y los cascos azules 3.870 fueron sacados a la fuerza de sus casas y obligados al éxodo; l8 serbios fueron asesinados por defender sus propiedades; l43 secuestrados y desaparecidos; 15 aldeas y villorrios étnicamente purgados; 935 casas destruidas por el fuego, al igual que 10 edificios Públicos de la administración serbia; destruidas 35 iglesias y monasterios de invaluable importancia cultural e histórica; tres cementerios profanados.  Bajo el terror y la amenaza en un completo aparheid aun viven en Kosovo 146.297 serbios y de otras minorías nacionales.  Todo esto para recordar la aplicación de la ley de la selva, sugerida por Cooper (The Breaning of Nations -2003-. New Liberal Imp) en la recomendada destrucción creativa hacia el reciclaje del estado, que se refleja asimismo por haber sido dictadas por los autores de la pos democracia,  en las diversas y cínicas resoluciones de las Naciones Unidas.

 Diciembre 2007