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Número 19, Junio 14 de 2014

 

 

OIZ se autodestruye en el debate con su grosería y matoneo

 

 

 

 

 

Mario Lamo Jiménez

 

En este último debate, el “doctor OIZ” demostró muy claramente por qué no debe ser presidente de Colombia. Su debate no fue debate, sino un gran ejemplo de matonería, petulancia y mala educación, llegando hasta el punto de decir que no “respetaba a Santos”. ¿Así quiere ser él el presidente de la educación? ¿Qué ejemplo está dando? Su lenguaje corporal y verbal fue de un agresividad total, sin que el moderador, Roberto Pombo, fuera capaz de moderar todos los insultos del “doctor OIZ”, quien demostró que para debatir, en verdad no necesita moderador sino bozal. Su colección de tics, parpadeos, manoteos, sonrisas fingidas y hasta bailecitos que lo hacían parecer más bien un gallo de pelea, no sirvieron para comunicar sus argumentos o falta de los mismos, sino más bien para mostrar el “talante” de una persona fuera de control y cerrada completamente a cualquier diálogo.

El espectáculo de matoneo televisado del “doctor OIZ” fue sencillamente lamentable, ya que él fue una ametralladora de insultos mal sincronizados con los que pretendía eliminar moralmente a su oponente, pero la verdad es que terminó autodestruyéndose, por lo menos ante los ojos de todos aquellos que no apreciamos el matoneo, la prepotencia y el insulto como arma política o social.

La táctica de OIZ era muy clara, y a la vez la peor que pudo haber escogido: Ganar por fuerza bruta. Todos pudimos apreciar la sorna, la burla, el autoelogio, la agresividad con que se dirigía a su oponente, tratándolo con desprecio hasta en la forma de llamarlo “candidato Santos”. Si ese “debate” de OIZ hubiera ocurrido en el patio de un colegio, habría que denunciarlo por matoneo, por belicosidad, por agresividad, por intolerancia… Pero, a OIZ le salió el tiro por la culata: Quería mostrar una hombría mal entendida y en ella vimos lo peor del pueblo colombiano, al matón que se salta de sus casillas en una esquina, al que se quiere burlar, herir y demostrar a través de la fuerza bruta que él es mejor que su oponente, en fin, el doctor OIZ” fue el mejor resumen de todos los comportamientos, actitudes y formas de intolerancia que han convertido a Colombia en un país violento, ¡precisamente de donde estamos tratando de salir!

En una parte hasta aseguró que quería ser “el primer policía y el primer soldado de Colombia”, lo cual, viendo su actuación ofensiva y agresiva, no era una promesa sino más bien una amenaza. Aún más, en su euforia victoriosa, el “doctor OIZ” le restregaba a Santos su victoria en las pasadas elecciones, desconociendo que una gran mayoría del pueblo colombiano no está con él, y que gracias a él, movimientos sociales de todo tipo se han unido en torno a Santos, aunque este no sea el candidato de su predilección, ante la amenaza percibida en el dúo “OIZ-Uribe”.

El “doctor OIZ” en este debate, fue víctima de su propio invento: Trató de mostrar a través del insulto lo fuerte que era, demostrando solo debilidad; fue un mal ejemplo de respeto y cultura ciudadana, apelando a las formas más bajas de agresión verbal y corporal, lo cual demostró que no es ni un estadista ni un pensador, sino más bien un matón de barrio; y, terminó dando ejemplo de por qué este país ha atravesado por décadas una larga noche de violencia: Al “doctor OIZ” y a lo que él representa no les llegó nunca el renacimiento moral y espiritual de los Derechos del Hombre, mucho menos la tolerancia y el respeto mutuo que debemos aprender y practicar para ser un país sin violencia. En resumen, la actuación del “doctor OIZ” es el mejor argumento para comprender por qué este país necesita la paz y crecer en ella. El “doctor OIZ” es hombre que solo ha conocido la guerra y que se niega tozudamente a salir de ella.