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Número 18, Mayo 15 de 2014

 

 

Reflexión de actualidad

 

 

Una mirada a la villa

 

 

 

 


Chila Trujillo

 

Degustando el delicioso silencio de los días de paro tengo la certeza de que lo que realmente valoro de este pueblo es eso precisamente, su silencio profundo e inspirador. También, claro, su energía, su precioso paisaje, la calidad de su gente que son otros de los motivos por los que una adora este lugar y desea quedarse.

 

Y entonces me llega por contraste el recuerdo de la pasada Semana Santa en la que se confabularon el caos, el ruido y el afán consumista que traen consigo los turistas y sus “prestadores de servicios” quienes al parecer entran en vacaciones de “todo” y asumen que pueden desmadrarse comportándose como les da la gana, ejerciendo libremente lo que por urbanidad y ética deben regular y controlar en sus edificios y espacios públicos citadinos: a toda con los ruidos de guadañas, equipos de sonido, motos y cuatrimotor, excesos con los caballos, ignorancia y maltrato con nuestros amados perros y demás animales, rumbas en cada esquina, invasión de propiedades buscando rutas turísticas. Además del deterioro en los paisajes, como el precioso desierto que como “no hay nada” consideraron adecuado convertirlo en sus pistas ruidosas. Trayendo de las ciudades toneladas de basura en su consumismo desfasado con el que inundan de desazón y porquería el amado terruño. Por no hablar del turismo de aventura destruyendo la flora de las cascadas para acceder a la droga de moda que es la adrenalina y la tapa con parapentes con motor para terminar de matar el sueño y la paz desde los mismos cielos. Etc., Etc.-

 

Aquí vivimos 12.500 almas buscando paz y armonía y nos llega 4 veces más gente en temporadas altas y 2 o 3 veces más en fines de semana, así que difícilmente tales oleadas no sean ya un atropello para el buen desempeño de los servicios básicos , el tráfico y de mas.

 

"Las autoridades competentes deberían pensar en la “vocación” (como la llaman) del sitio y en sus directrices y regulaciones, antes de “venderlo” desarrollando un turismo masivo del que se sabe que en muchas otras partes del mundo ha resultado devastador si no tiene sus causes bien definidos."

 

 

Las autoridades competentes deberían pensar en la “vocación” (como la llaman) del sitio y en sus directrices y regulaciones, antes de “venderlo” desarrollando un turismo masivo del que se sabe que en muchas otras partes del mundo ha resultado devastador si no tiene sus causes bien definidos.

 

Yo le pregunto a los Villaleyvanos si realmente es esa la ciudad en la que desean vivir, si “todo vale” para exprimir la economía del turista, si es válido aceptar que cualquier negociante recién llegado se aproveche para su derroche particular

 

No será, me pregunto, si están mal direccionadas las políticas que están matando, o permitiendo que muera que es lo mismo, la gallina de los huevos de oro que es este pueblo tan rico en otros aspectos con posibilidad de explotación turística sin acabar con lo bueno y lo mágico de este lugar convirtiéndolo en un mediocre pueblo cualquiera...