Rodrigo Llano Isaza
De los libertadores de América sólo Miranda y San Martín fueron militares de carrera.
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, el Precursor de la independencia americana, nació en Caracas-Venezuela el 28 de mayo de 1750 y murió en la cárcel “La Carraca” de Cádiz el 14 de julio de 1816; era hijo del canario Sebastián de Miranda Ravelo y la criolla Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza; su vida es una novela y se le considera el primer americano universal, pues guerrea en América, Europa y Africa; su padre es marginado por los mantuanos de Caracas que lo consideraban de una categoría inferior por su oficio de comerciante que no lo hacía apto para hacer parte del batallón de milicias de blancos de Caracas.
Castillo de San Felipe en Puerto Cabello donde fue hecho prisionero Francisco de Miranda después de ser entregado a los españoles por el coronel Simón Bolívar |
Miranda en su prisión en Cádiz, Oleo de Arturo Michelena, Venezuela, 1896. Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela.
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A los doce años de edad entró a estudiar a la universidad de Caracas, donde permanece hasta el 25 de enero de 1775 cuando viaja a España para seguir la carrera militar; llega a Madrid y estudia geografía, matemáticas, inglés y francés y comenzó la lectura de los enciclopedistas franceses, cuyos libros colecciona; en 1772 ocupó una plaza en el ejército del Rey; en 1774 y 1775 combate en Melilla y Argel contra el Sultán de Marruecos; regresa a España y en 1780 es destinado a las Antillas como edecán del Juan Manuel Cajigal y se encuentra en el sitio de Pensacola, donde consigue el título de Teniente Coronel, la amistad de los norteamericanos que valoran su estrategia militar utilizando el Mississipi y habla por primera vez de un gran paìs llamado Colombia; Va a Cuba con Cajigal y éste lo envía a Jamaica para un canje de prisioneros; participa en la toma de las Bahamas; vuelve a Cuba de donde debe huir pues es denunciado como conspirador y viaja a los Estados Unidos, donde traba amistad con Washington, Hamilton, Adams y el francés Lafayette y se dedica al estudio del griego, el latín y las principales lenguas de Europa, dominando seis idiomas.
En 1785 comienza un largo viaje que lo lleva por toda Europa y el asia menor; en Rusia se hace a la amistad del conde Potemkin y la zarina Catalina la grande, quien le permite el uso del uniforme del ejército ruso; el gobierno de Madrid ordena a sus diplomáticos seguirle los pasos por todo el continente y por ello utiliza el nombre de señor Meroff cuando pasa por Alemania y Holanda y después el seudónimo de Monsieur Meyrat al llegar a Francia; traba amistad con Gustavo III de Suecia y con William Pitt el joven y Lord Grenville, con quienes trata el tema de la independencia americana; en 1792 llega nuevamente a Francia y ahora sus amigos son los girondinos; el 25 de agosto de 1792 es nombrado Mariscal del ejército francés, contribuyendo a la derrota de los prusianos en el campo de Valmy; es nombrado General de los ejércitos franceses y enviado a Haití para luchar contra los esclavos que buscan su libertad, nombramiento que rechaza; es nombrado entonces en Bélgica donde sufre varias derrotas; lo acusan y debe presentarse al directorio en París, quienes lo condenan a prisión, donde permanece dos años y se salva de la guillotina; conoce a Napoleón y de nuevo es perseguido por el Directorio, lo que lo lleva a la clandestinidad; firmó en París con José del Pozo y Sucre y Manuel José de Salas el acta de París donde plantean la independencia americana con el apoyo de los EEUU e Inglaterra; regresa a Inglaterra y funda una logia donde los principales americanos recibieron cátedra de libertad, pudiéramos decir que allí se fraguó el movimiento que estalló en 1810 en varios países del continente; se cartea con Manuel Gual desde Trinidad y con cajigal quien le comunica que ha sido exonerado de todo cargo del juicio que se le seguía en España desde hacía 20 años; en Londres en 1800 su ama de llaves Sarah Andrews le da dos hijos (Leandro y Francisco); regresa a Francia invitado por Napoleón pero pronto Fouché lo expulsó al acusarlo de conspirador; comienza a preparar su viaje a América y para ello escribe un reglamento militar, un programa de gobierno provisional y una proclama “A los pueblos del continente colombiano”; trata de viajar a Trinidad pero el gobierno inglés se lo impide; se traslada a los EEUU pero el Presidente Jefferson y su Secretario Madison no se comprometen con sus planes libertarios; arma el bergantín Leander y pone proa hacia Haití a donde llega el 2 de febrero de 1806 e iza, por primera vez, la bandera tricolor amarillo, azul y rojo, trata de desembarcar en Ocumare donde los españoles lo derrotan y debe regresar a Trinidad, insiste y desembarca en Coro pero debe retirarse de nuevo y pasa por las Antillas un año en busca infructuosa de refuerzos; regresa a Inglaterra y publica el periódico El Colombiano (en español), con el cual se pone en contacto con gentes de todo el continente para impulsarlos a luchar contra españa; atiende a los comisionados de la Junta de Caracas, entre ellos a quien pocos años después habría de entregarlo a los españoles de nombre Simón Bolívar; arma una nueva expedición y llega a La Guaira el 10 de diciembre de 1810, desembarca y se le nombra Teniente General de los ejércitos venezolanos; se incopora como Diputado al congreso constituyente de Venezuela e impone la declaración de independencia absoluta y la nueva bandera de la república; a raíz del terremoto de Caracas se le nombra General en jefe de los ejécitos de mar y tierra; el 25 de julio de 1812 firma con Monteverde una capitulación, que es rechazada por un grupo de oficiales, entre ellos Bolívar, lo arrestan en La Guaira y lo entregan a los españoles, quienes pagan los buenos oficios con un pasaporte para Bolívar; Miranda cimenza su calvario: La Guaira, Puerto Cabello, El Morro en Puerto Rico, para terminar, a fines de 1813, en un calabozo del fuerte de las cuatro torres en el arsenal de La Carraca; un ataque de apoplejía lo llevó a la tumba donde por fin descansó esta alma atormentada y traicionada.
De él dijo Napoleón: Este quijote, que no está loco, tiene fuego en el alma. |