Por Rodrigo Llano Isaza
(Apartes del libro inédito “La insurgencia colonial americana”)
Brasil:
Joaquín José D’Silva Xavier “Tiradentes”
(Boletín Virtual) Joaquín José D’Silva Xavier, Llamado “Tiradentes” por su oficio de sacamuelas, comenzó su revuelta en 1788 en Ouro Preto (fundada en 1698 por Antonio Días de Oliveira y declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1980, fue el epicentro de numerosas revueltas producto de las luchas por la explotación del oro); había nacido el 12 de noviembre de 1746 en San Juan del Rey, hoy “Ciudad de Tiradentes”, ubicada a mitad de camino entre Río de Janeiro y Belo Horizonte; de familia acomodada, fue educado por su hermano sacerdote, sabía bastante de mineralogía y se desempeñaba con relativo éxito en el oficio que le dio su alias, el de sacamuelas, para cuyo desempeño cargaba siempre un pequeño estuche con los instrumentos dentales, además de hierbas y pomadas para aliviar el dolor; es de notar que no sólo sacaba las muelas, también las reponía en lo que hoy llamaríamos prótesis dentales; tuvo dos hijos, entró a formar parte del regimiento de dragones de Minas Gerais, donde no pasó de alférez, se retiró y viajó a Río de Janeiro, donde conoció a José Álvarez Maciel, quien habría de influir profundamente en su vida; comenzó su actividad productiva como comerciante y arriero de mulas por toda su provincia y luego como médico y sacamuelas.
Álvarez Maciel había viajado por Europa y vivido en Francia, donde se imbuyó de la filosofía de los enciclopedistas, conocimientos que le transfirió a Tiradentes; después, nuestro personaje se dedicó a la agitación política promoviendo grupos rebeldes; formó un club de conspiradores entre los eclesiásticos y forjaron una conjura que alcanzó a delinear una nueva forma de gobierno y de régimen político para el Brasil; el movimiento clandestino se llamaba “Inconfidencia Minera” y debía comenzar con la prisión del gobernador de Minas Gerais Luis Antonio Furtado de Mendoza, Vizconde de Barbacenas; las tropas patriotas estarían encabezadas por Francisco de Paula Freire y otros socios insurreccionarían los pueblos vecinos; el proyecto estaba perfectamente definido, la capital sería Sao Paulo; una gran ayuda recibió de su partidario el canónigo Luis Vieira Da Silva, quien le tradujo la constitución de los EEUU y le sirvió de herramienta proselitista; el detonante de la situación insurreccional se presentó en 1788 cuando el Gobernador prohibió abrir nuevas fábricas, estableció nuevos impuestos y empezó a reprimir todas las manifestaciones de descontento; los conjurados estudiaron un completo plan para ofrecerle a las gentes una nueva forma de vida que incluía escuelas, la fundación de una universidad en Villa Rica, servicio militar obligatorio, obras públicas, fuentes de trabajo, rebaja de impuestos, elección de un Presidente con mando de un año y controlado por una Asamblea elegida popularmente e, incluso, una nueva capital para la provincia, con bandera (que llevaría un triángulo con la frase “libertad más pronto que tarde”), y escudo; el tema de la esclavitud fue muy debatido porque entre los conspiradores había varios propietarios esclavistas, lo mismo que el manejo del poder por elección popular, en razón a que algunos de ellos eran monarquistas.
Antes de que estallara la conspiración, Tiradentes viajó a Río de Janeiro Y, estando allí, el movimiento fue descubierto y nuestro personaje debió esconderse
Infortunadamente en su acción proselitista conoció a Silverio do Reis, deudor fallido del Estado, quien decidió negociar sus deudas traicionando a Tiradentes y denunciándolo el 19 de abril de 1789; dentro del proceso se torturó a mucha gente y el canónigo Ignacio Nogueira de Lima no aguantó la tortura y rebeló la dirección donde se escondía Tiradentes detenido el 16 de mayo siguiente y ejecutado y descuartizado el 21 de abril de 1792, a los 46 años de edad; su cabeza se llevó a Villa Rica y su cuerpo, despedazado, se colocó en las vías públicas de varios lugares de Minas Gerais para escarmiento de los pobladores, especialmente en los caminos de Varginhas y Cebola.
“Inconfidencia Minera” nació como consecuencia de la reacción de los mineros, hacendados, el clero y hasta funcionarios públicos que rechazaban la “derrama”, un impuesto fijado por el Marqués de Pombal que consistía en compensar con un nuevo recaudo la baja en el pago de los tributos por recolección del quinto minero; en sus reuniones, pronto se dio a conocer Joaquín José De Silva Xavier y se le encomendó la misión de la toma de la casa del Gobernador, como uno más de los insurrectos; al ir el gobierno apresando conspiradores, se creció la figura de Tiradentes y pasó al primer lugar; de todo el movimiento fueron ejecutados once reos y cinco más condenados a cadena perpetua y enviados a Angola, pero el único ahorcado fue Tiradentes; los otros detenidos, por su categoría social, fueron liberados pagando sólo tres años de prisión y sometidos a la degradación.
“Inconfidencia” tenía tres grupos definidos: los ideólogos: Tomás Antonio Gonzaga y Claudio Manuel D’Costa; los activistas: Tiradentes, el Teniente Coronel Freire de Andrade y el sacerdote Oliveira Rolim; y los financistas, que dirigían Domingo de Abreu Vieira y Silverio do Reis.
Luego se presentarían dos conjuras más: en 1792, la de la logia masónica de “Los Caballeros de la Luna” en Salvador de Bahía y en 1794, en Río de Janeiro, la de la hermandad “Inconfidencia”.
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