TLC: Total Libertad Criminal

 


 

De Gustavo Enrique Ortiz Clavijo

El elegido de la fe

La ciudad con mil y una noches
es besada por el redentor,
los cohetes de justicia
recuperan la sangre de los infieles,
dejando rastros artísticos
por las calles de hambre.
El rubio redentor publicita
por medio de los súbditos masivos,
la necesidad de besar
con sus cohetes
que compra en rebajas,
a la ciudad de cuentos sacrílegos.

 

 

 

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Mario Lamo Jiménez: Un culebrero paisa le vende su alma al diablo

Todo lo que conspiró la CIA para "accidentar" al general Torrijos

 

 

 
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El Blog de Enrique Santos Molano

 

  • Número #18, marzo de 2006   

     

    TLC: Un culebrero paisa le vende su alma al diablo...

     

    ...y empeña el futuro de los colombianos

    Mario Lamo Jiménez

    Negociar con los EE. UU. es como negociar con el demonio, eso sí, con una pequeña diferencia, en una época el demonio era bueno. Ahora, un culebrero paisa le ha vendido su alma al diablo con el mal llamado “Tratado de Libre Comercio” y de paso ha empeñado el futuro a los colombianos.

    La manera más rápida, eficiente y criminal de acabar de arruinar al país era el TLC y Uribe no sólo metió la cabeza del pueblo colombiano en la guillotina del tratado gringo, sino que se ofreció a afilar la cuchilla y a dejar caer la hoja.

    Para empezar, los gringos no respetan ningún tratado y cuando firman uno, es porque saben que van a obtener el mil por ciento de ganancias. No han respetado las convenciones de Ginebra sobre el tratamiento de presos de guerra, han quebrantado mil y una veces la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la cual son signatarios, con sus torturas, detenciones ilegales, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas e invasiones genocidas. Se niegan a firma el tratado de Kyoto, argumentando que es “malo para la economía norteamericana”, cuando sin él están asegurando una masiva y genocida destrucción de la vida en el planeta. Mantienen campos de concentración en países satélites, así como en Guantánamo, donde se tortura y se ejecuta a los prisioneros y acumulan el mayor arsenal de armas de destrucción masiva que haya existido nunca. Han utilizado armas ilegales en sus guerras en Afganistán y en Irak, y destruyen el medio ambiente en Colombia con sus fumigaciones de productos químicos nocivos también para la vida humana y animal. Sus mismos soldados están siendo víctimas de la radiación producida por las armas de uranio empobrecido que producen cáncer y que está contaminando no sólo el Medio Oriente sino dispersándose ya por Europa y finalmente por el resto del planeta.

    Sin embargo, cualquier cosa que sea “buena para la economía norteamericana” así sea mala para el resto del planeta será implementada, no importa cuánta muerte y desolación cause a su paso. Los EE. UU. no respeta derechos ni humanos ni divinos, su verdadero gobierno son las corporaciones, entidades corruptas y amorales cuyas armas son el soborno, el asesinato, los golpes de estado, los escuadrones de la muerte, las falsas noticias, la guerra psicológica, el colonialismo y la depredación ambiental. Basta con consultar el libro de John Perkins, “Confesiones de un sicario económico” (La Hojarasca, Ejemplar #7), para ver que la relación entre los organismos económicos, de espionaje y de guerra de los EE. UU. ha convertido al gobierno de los EE. UU. en un ejecutor de la muerte planetaria, cuyo único objetivo es favorecer los intereses del 0.00001% de la humanidad, a costa de la miseria y muerte de quienes caigan a su paso.

     

    Es entonces que aparece el señor Álvaro Uribe Vélez, quien como buen culebrero paisa le ofrece con una mano esta vida y la otra al pueblo colombiano, mientras que con la otra entrega al país a la voracidad y rapiña de las corporaciones gringas.

    “¿Se les ofrece a los señores unas patentes de biodiversidad y ser dueños de nuestros genes? ¡Tomen! ¿Les gustaría inundarnos con sus productos agrícolas subvencionados que van a arruinar nuestro agro? ¡Sigan no más! ¿Quieren enviarnos su pollo contaminado de salmonela y criado con antibióticos para que nos enfermemos y de paso nos destruya el sistema inmunológico? ¡Empáquenlo!  ¿Les gustaría patentar nuestras plantas y animales? ¡Llévenselos! ¿Quieren encarecer las medicinas y arruinar la salud del pueblo colombiano? ¡Mátennos!  Ah, y eso sí, cualquier crimen que ustedes cometan por estas tierras, gozará de inmunidad diplomática, pero yo sí les prometo que seguiré extraditando a cuanto guerrillero, narcotraficante o delincuente común que ustedes soliciten, porque la justicia de ustedes sí sirve. Ustedes son mejores que nosotros para torturar y obtener confesiones falsas, condenar inocentes y además, por allá tienen la pena de muerte legalizada, mientras que nosotros la aplicamos de manera ilegal.”

     

    Y es así que el culebrero desbarata lo que queda de país, arruina la economía, abdica la soberanía y de ñapa pretende gobernarnos por otros cuatro años, tal vez para regalar lo que aún quede de país después de fumigarlo, paramilitarizarlo, torturarlo, entregarlo, venderlo y traicionarlo. ¡Y para terminar con su acto de culebrero, insiste en convencernos de que su receta venenosa es lo que nos está salvando!

     

     



    De Página 12 ...

    Todo lo que conspiró la CIA para "accidentar" al general Torrijos


    Un ex lobbista de empresas estadounidenses sostiene, en un libro que está en la lista de best-sellers de “The New York Times”, que la CIA estuvo detrás de las muertes del presidente panameño Omar Torrijos y de su homólogo ecuatoriano Jaime Roldós en 1981.

    El general Omar Torrijos habría sido “disciplinado” por no aceptar las recetas del Banco Mundial.

    “Omar Torrijos era un obstáculo para la CIA”, dijo el economista estadounidense John Perkins al diario La Prensa de Panamá, al asegurar que la agencia de inteligencia norteamericana fue la responsable de la muerte del ex presidente panameño en un accidente aéreo en 1981. Perkins, autor del libro Confesiones de un asesino económico, dijo a La Prensa que durante su vida activa como economista recibió la misión de “disciplinar” al militar panameño, para que aceptara las “recetas” que promovía el Banco Mundial. Como no lo hizo, fue asesinado. El economista recordó además que dos meses antes, el entonces presidente ecuatoriano Jaime Roldós tuvo un final parecido al de Torrijos. “Ellos fueron asesinados porque se opusieron a esa fraternidad de corporaciones, gobiernos y elites bancarias cuya meta es el imperio global”, aseguró Perkins. En recientes declaraciones, el analista estadounidense dijo que los mismos “chacales” de la “corporatocracia” de Washington pretenden ahora silenciar a los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Evo Morales, de Bolivia, por su posición nacionalista.

    Perkins, un alto lobbista de empresas de Estados Unidos, estudió economía en Boston y trabajó entre 1971 y 1981 para la firma consultora internacional Chas T. Main, donde era un autodescripto “sicario” (“Economic Hit Man” en inglés), un sistema utilizado por Estados Unidos en todo el mundo desde los años ’50 “para construir el imperio más grande del mundo” con “muy poco poderío militar”. Su misión era la de inflar pronósticos económicos para convencer a líderes del Tercer Mundo a comprometerse con deudas eternas, según The New York Times. Perkins desarrolló esa tarea en Africa, Oriente y América latina, sobre todo en Ecuador y Panamá. “En el Banco Mundial me felicitaban”, aseguró. Lo especial del libro Confesiones de un asesino económico es que es una de las pocas veces en la que un alto lobbista norteamericano confiesa abiertamente las artimañas y tratos que logró en el Tercer Mundo, colaborando así con la consolidación de la hegemonía económica y política norteamericana, además de develar secretos ligados a asesinatos de presidentes latinoamericanos.

    Perkins dijo que las exigencias de su trabajo en Panamá consistían en entregar préstamos millonarios al país para la construcción de megaproyectos, pero sólo provenientes de fondos de corporaciones de Estados Unidos, lo que desembocaría en la dependencia externa de este país. “Como yo fallé con Torrijos –que no aceptó mis negocios–, sabía que los chacales de la CIA le caerían encima detrás de mí”, indicó el analista norteamericano, cuyo libro figura en la lista de los más vendidos de The New York Times. “Me gustaba Torrijos”, afirmó Perkins y agregó: “Recuerdo que él me dijo: ‘Si me uno a su plan, me convertiré en un hombre muy rico, pero no me interesa’.” El presidente panameño había conseguido su reputación luego de convencer a Estados Unidos para que le devolviera el Canal de Panamá. Y era un enemigo de la CIA, porque luego de la caída de (el presidente Jimmy) Carter se negó a renegociar el Tratado y además negociaba con los japoneses para construir un canal a nivel del mar. “Es inusual que los gobernantes se resistan. En mis años de oficio sólo conocí a dos que se animaron a hacerlo: Roldós y Torrijos”, aseguró el economista. Ambos presidentes terminaron muertos.

    El general panameño murió el 31 de julio de 1981, en un presunto accidente aéreo, cuando el avión en el que viajaba se estrelló en una zona montañosa al norte de la occidental provincia de Coclé, donde lo esperaban dirigentes campesinos. Moisés Torrijos, uno de los hermanos del presidente, sostuvo durante años la tesis de que el supuesto accidente fue, en realidad, un plan de la CIA denominado “Halcón en vuelo”, para impedir la proyección política revolucionaria en Centroamérica. Por otra parte, según La Prensa, el presidente Martín Torrijos, hijo del general presuntamente asesinado, ha manifestado en otras oportunidades que la muerte de su padre le causa demasiado dolor como para hacer especulaciones. Sin embargo, el diario afirmó que el mandatario tiene en su poder el libro de Perkins, que compró durante su última visita a Washington.